rosario

Miércoles, 27 de octubre de 2010

CORREO

Crimen

La muerte de un joven es siempre injusta y cruel. No hay palabras que puedan consolarnos. Y Mariano murió asesinado por orden, por decisión política de la derecha sindical "peronista" que al viejo estilo mafioso, tira un muerto sobre la mesa y busca cambiar el contexto.

Pero no es sólo el sindicalismo corrupto, es Duhalde manejando los hilos, con su vieja historia de operar en las sombras y entre cadáveres. Dijo Duhalde hace poco: "A fin de año el país va a estar como en el 2000". Este oráculo cabezón ¿adivina o trabaja en esa dirección?

El 2011 se acerca a pasos agigantados, o es mejor y más certero decir: ya empezó, más allá de que falten meses, y la muerte de Mariano lo confirma. Es el muerto que pidió en el Congreso Joaquín Morales Sola; es el caos de Lilita descarrió con gestos histriónicos.

El pueblo, la sociedad democrática y el estado nacional sólo legisla y administra la cosa pública con el respaldo de la ley.

Nunca se propuso crispar, ni destiló odio o generó malestar general. Si se propuso gobernar en una dirección, con políticas de estado fuertes: como DDHH, como la economía subordinada a las políticas democráticas y no a los grupos económicos, o en acuerdos libres fortaleciendo la región. Y sobre todo sin políticas represivas.

La derecha se disfraza de muchas cosas, intenta aparecer, como adalid de la seguridad y este es el pretexto confuso que justifica la mano dura y la represión. Intentó ser el campo y decía: "Campo es producción". Mienten. Oponerse a la 125 fue favorecer a los grandes y concentrados oligarcas. La ley de medios es una ley K argumentan, no es la ley que remplaza a una de la dictadura; la ley K es contra la libertad de prensa (o de empresa) y no contra los monopolios. Mienten.

Estas y otras mucha medidas del gobierno tendientes a igualar, establecer derechos, crear riqueza nacional y fortalecer nuestro perfil de país independiente, es la causa de todas las molestias de la oligarquía. Molesta el éxito del bicentenario y ahora quieren frenar el bicentenario de las ciencias: Tecnópolis. Es decir molesta el modelo de país votado por los argentinos, puesto en marcha hace 7 años y pretenden derrotarlo apelando a los peores métodos. De ahí el cambio de contexto que buscan.

Como sobreviviente del genocidio de la dictadura de 1976 no puedo menos que alarmarme por el hecho fáctico de un nuevo crimen político después de muchos años y no me quiero acostumbrar. Creo que la democracia no puede dejar impune este crimen, no podemos metabolizar la violencia sin justicia y sin castigo a los responsables.

Eusebio Cabral

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