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Martes, 1 de julio de 2014

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Buitres

Las consecuencias del reciente fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos favoreciendo a los fondos buitre, ratifican lo que siempre dijimos: la deuda fue y es una pesada carga en la espalda de todos los argentinos. El incumplimiento del histórico fallo del Juez Ballesteros que ordenaba auditar dicha deuda a fin de analizar su legitimidad determina que hayamos pagado en los últimos años más de 400.000 millones de dólares y debemos aún más de 250.000 millones.

Desde el primer empréstito con la banca Baring de 1824, hemos aprendido con dolor que la deuda externa fue el flagelo socioeconómico que marcó nuestra economía lo largo de la historia.

Cuando fue el golpe al general Perón, en 1955, la deuda era de 57 millones de dólares. En junio del año posterior, en 1956, la Argentina se incorpora al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y renuncia a los convenios bilaterales para entrar al Club de París. En 1958 la dictadura emergente deja 1.051 millones de dólares de deuda.

El gobierno digno de Arturo Illia, en 1963, reduce la deuda externa en 400 millones de dólares, quedando en 1.700. Sin embargo, las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse duplican la deuda externa y la llevan a 3.782 millones. Ya empiezan a aparecer nombres como Krieger Vasena y Martínez de Hoz, los cerebros que van a diseñar esta gran estafa.

Con el golpe de 1976 la deuda se dispara a 37.300 millones de dólares, quintuplicando la de 1975 durante el gobierno de Isabel Perón. Ya con el retorno de la democracia, la deuda queda en 57.777 millones hasta que en los 90 se establece el Plan Brady, que vino a ofrecer una supuesta reestructuración, con una quita del 35 por ciento, pero a cambio de las reformas estructurales que nos exigían, y que estaban referenciadas en lo que se llamaba "el Consenso de Washington. Al Plan Brady le siguieron el Blindaje y el Megacanje.

El resultado, una verdadera tragedia económica y social. Los que siempre hicieron el gran negocio fueron esos llamados fondos buitre.

Por ello, seguimos insistiendo en la necesidad de crear una Comisión Bicameral para la Deuda Argentina que indague sobre la ilegitimidad de la deuda. Debemos abordar la deuda como política de Estado, y para ello el Congreso debe retornar sus facultades. Alejandro Olmos decía que "las deudas se pagan: las estafas, no".

La situación en que deja al país el fallo del juez Griesa sobre los fondos buitres es de mucha gravedad.

Rubén Giustiniani

senador nacional de FAUNEN

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