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Miércoles, 15 de agosto de 2012

CIUDAD › EL DIRECTOR DEL COLEGIO SAN JOSé ANTE EL MURAL DE LA MEMORIA

Un cura sin argumentos en el Concejo

Fue convocado por los ediles para acercar posiciones con el colectivo de ex presos políticos tras ordenar tapar el mural en el colegio que recuerda a los desaparecidos. Insistió con el carácter de "propiedad privada" del lugar para negarse a restituirlo.

 Por José Maggi

Si un gesto vale más que mil palabras, la publicación de la foto que ilustra esta nota bastaría para resumir lo que ocurrió ayer en la reunión convocada por la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Municipal. María Fernanda Gigliani intentó acercar posiciones entre el director del Colegio San José, sacerdote Víctor Sánchez y Mónica Garbuglia en representación del Colectivo de ex Presos Políticos y Sobrevivientes. La idea era avanzar en un acuerdo que restituya el mural pintado sobre la pared de calle España al 100, en el que se recordaba a mas de 400 desaparecidos durante la última dictadura, entre ellos seis alumnos de ese establecimiento y el Padre Nicolau, y que fuera tapado por orden de Sánchez. El sacerdote, desgranó ante los ediles el argumento de la "propiedad privada" por sobre cualquier otro, después intentó hacer valer la condición de patrimonio histórico del inmueble -excusa desbaratada por un mural pintado por la misma escuela con la cara de Don Bosco en la misma pared- y llegó hasta el ridículo al esgrimir que si él autorizaba a este grupo pintar algo, "mañana debería hacer lo mismo con una comisión de defensa de los pajaritos". Al retirarse, y como si se tratara de un gesto de vergüenza, salió tapándose la cara y exigiendo al fotógrafo y al cronista de este diario que no le hicieran fotos.

Garbuglia evaluó como "positivo" el encuentro. "No tanto por la posición del director del colegio que siguió haciendo eje en la 'propiedad privada', sino por la predisposición de los concejales a encontrar una salida, y por el apoyo de los ediles a nuestro trabajo de reivindicación de la memoria de los desaparecidos, que ya cuenta con más de 54 murales pintados en toda la ciudad".

La referente del Colectivo explicó que "en la reunión, que duró casi tres horas, se escucharon posiciones muy claras de los concejales, que se manifestaron a favor de los murales recordatorios". Y rescató a la concejala radical, María Eugenia Schmuck, quien dijo que "si hubiera sido el frente de su casa el elegido estaría orgullosa, pero que en su casa no había desaparecido nadie y en la escuela, sí".

Por su parte el concejal kirchnerista Roberto Sukerman, le recordó al director del Colegio, cuando alegaba a la propiedad privada, que recibe subsidios para los sueldos en un 100 por ciento del Estado.

Garbuglia recordó también que el colegio había sido elegido para pintar el mural "por el conocimiento del compromiso de la comunidad salesiana en nuestra historia reciente, por los alumnos desaparecidos que estudiaron allí, y por el cura Nicolau, también desaparecido de dicha comunidad", y consideró ese sitio como un lugar estratégico "para que todos los que pasan por ahí tengan a través de esta forma de relato popular, que es el grafitti, una dimensión del genocidio".

"Terminamos la reunión porque llegamos a un punto en el que el director planteaba su negativa a realizar el mural y solo aceptaba una placa", relató Gigliani, quien planteó un proyecto para colocar baldosas con los nombres de los desaparecidos. Tras la reunión se pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles próximo.

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A la salida de la reunión en el Concejo, el cura Sánchez evitó ser fotografiado.
Imagen: Sebastián Granata.
 
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