Llegado al poder hace apenas ocho meses tras derrotar a los Conservadores, Hatoyama ilusionó a millones de japoneses con sus promesas de cambio y transparencia, en medio de los problemas del país para enfrentar el estancamiento económico y la realidad de una población cada vez más vieja y en disminución. Sin embargo, el incumplimiento de su compromiso de trasladar la base de Futenma fuera de la sureña isla de Okinawa, y la caída en los índices de aprobación su partido por debajo del 20 por ciento en medio de un escándalo financiero, lo obligaron a dimitir.

Advertido por su partido de que su continuidad hacía peligrar las chances en las elecciones para la Cámara alta de julio próximo, cedió a las presiones y se convirtió en el cuarto premier japonés en renunciar en cuatro años. Nieto de un primer ministro, Hatoyama reconoció que decepcionó al país con el manejo de la cuestión de la base estadounidense. "Estaba asumiendo muchos esfuerzos para mejorar la vida de la gente. Es extremadamente lamentable que ya nadie me escuche debido a mis propios fracasos", reconoció Hatoyama.

El secretario general del DPJ, Ichiro Ozawa, artífice de la victoria electoral de agosto pasado que llevó al DPJ a la conquista de la mayoría absoluta en la Cámara Baja, por primera vez en casi 50 años de poder del Partido Liberal-Democrático, también renunció a su cargo.