El estadio Arena Corinthians de San Pablo se tiñó prácticamente de rojo por la enorme cantidad de simpatizantes chilenos que poblaron las gradas para alentar a su seleccionado, en la definición del Grupo B. Desde muy temprano las casacas coloradas distintivas del elenco trasandino, que hoy paradójicamente jugó de blanco, se dejaron ver en todas las inmediaciones del nuevo y moderno escenario paulista, y luego coparon gran parte de los dos anillos de tribunas.

Según estimaciones extraoficiales, los 40 mil chilenos presentes en el estdio dejaron en claro que serían locales desde la entonación del himno nacional, que luego de la versión oficial abreviada, completaron a capella junto con los jugadores.

El "olé, olé, olé, Chile, Chile" rugió luego desde los cuatro costados y también el clásico "Chiiiii, Leeeeeeee... Chi, Chi, Chi, le, le, le... Viva Chile", resultó ensordecedor. También cantaron "que se paren los chilenos" haciendo mover al estadio y no faltó, obviamente, el "y ya lo ve, y ya lo ve, somos locales otra vez".

Por el lado de los holandeses, vestidos de naranja, por supuesto, se juntaron en un sector de la bandeja inferior de la cabecera que defendió su arquero Jasper Cillessen en el primer tiempo, y probaron apenas unas cuatro ocasiones con el "Holland, Holland", pero fueron rápidamente abucheados.

En tanto, como siempre, hubo camisetas amarillas de locales que que aprovecharon para ver el partido, pero esta vez casi ni intentaron el ya tradicional "eu soy brasileiro" como suelen hacerlo en todos los estadios ante la superioridad de chilenos.

Los fanáticos de la Roja fueron locales, cantaron y gritaron por su selección, pero finalmente se les escapó el triunfo, en un resultado injusto, pero los chilenos igualmente le brindaron una enorme ovación a sus gladiadores, a los que prometieron que seguirán alentando el sábado 28 de junio, cuando jueguen por los octavos de final en Belo Horizonte.