Como si no hubiera mar de fondo. Así se presentaron ayer en Casa Rosada el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, durante la ceremonia de entrega de los premios Houssay, que desde 2009 funciona como un reconocimiento del Estado a los científicos más destacados del país en todas las disciplinas. Fueron los propios premiados, encabezados por la ingeniera química Noemí Zaritzky, quienes recordaron a los funcionarios en pleno Salón Blanco de la Casa de Gobierno que un centenar de sus colegas cumplían en ese mismo momento 24 horas de toma pacífica del edificio del Ministerio de Ciencia en rechazo al recorte en los ingresos al Conicet, que deja por ahora a 489 becarios fuera del sistema. Antes de recibir la distinción como científica del año, Zaritzky entregó en mano al jefe de Gabinete una carta firmada por los diez investigadores premiados en la que pusieron de manifiesto su “preocupación y rechazo ante los recortes en las partidas presupuestarias destinadas a la Ciencia, incluyendo a las universidades públicas”. Sin inmutarse, Peña cerró más tarde el acto afirmando que “el debate se empobrece si se habla de recorte, cuando en realidad se está aumentando” el presupuesto.

“Quisimos expresar nuestra solidaridad con los compañeros que pueden quedarse sin trabajo. No podíamos permanecer callados ante la pérdida de recursos humanos valiosos, que lleva años formar” explicó Zaritzky a PáginaI12 tras la ceremonia. “Es realmente una pena”, dijo para graficar la mezcla de sensaciones de los premiados mientras abandonaban la Rosada.

En la carta, que Peña mantuvo entre sus manos unos pocos segundos antes de subirse al estrado para dar su discurso, los científicos exigieron “que se reconsidere la decisión de no incorporar como investigadores a los postulantes recomendados” para ingresar al Conicet, y aseguraron que el ajuste “contradice las promesas formuladas por la presente administración en las elecciones nacionales de 2015”. La firmaron, junto a Zaritzky, la licencia en biotecnología Paula Casati, el licenciado en Ciencias Biológicas Ricardo Gurtler y el bioquímico Hugo Gramajo, destacados en el área de las Ciencias Biológicas; el astrónomo César Bertucci y el geólogo Luis Antonio Spaletti, premiados por su labor en Ciencias de la Tierra y de la Atmósfera; el profesor de historia Ezequiel Adamovsky y el doctor el filosofía Jorge Dotti, por las Ciencias Sociales; y la ingeniera Vera Alejandra Alvarez, premiada en el campo de la ingeniería y la informática. Todos ellos fueron formados en el Conicet, donde actualmente se desempeñan como investigadores independientes o superiores.

Fiesta empañada  

Peña y Barañao ingresaron al Salón Blanco luego de recorrer una muestra de escuelas técnicas y primarias del interior montada en el patio de Las Palmeras. Estaba previsto que Macri entregara él mismo los diplomas, pero prefirió no hacerlo. El Presidente recorrió la feria antes del comienzo del acto, pero esperó a que los científicos y sus familiares se acomodaran un piso más arriba. Se fotografió junto a los jóvenes y al grupo de ministros que completaron Esteban Bullrich y Hernán Lombardi, y se refugió en su despacho. Según pudo constatar este diario, Macri permaneció en Casa Rosada durante los 40 minutos que duró el acto y recién partió rumbo al consultorio del médico otorrinolaringólogo Rafael Perrone minutos después de que concluyera. En su lugar estuvo el jefe de Gabinete, quien lo excusó por la operación de garganta a la que fue sometido al mediodía. El gabinete tenía plena certeza del gesto de protesta que realizarían los científicos, quienes le hicieron llegar la carta a los funcionarios de ministerio que conduce Barañao en una reunión previa.

Peña arrancó con una “infidencia personal”: recordó a su abuelo, Eduardo Braun Menéndez, quien fue un médico reconocido, discípulo de Bernardo Houssay y paradójicamente impulsor de la inversión en Ciencia y defensor del rol del Estado en el desarrollo científico. Tras elogiar la gestión en la materia durante el kirchnerismo y la tarea de Barañao en ese marco (“la ciencia es una política de Estado”, dijo), el jefe de Gabinete negó que haya un ajuste en marcha. “Los temores se han ido superando con los proyectos que estamos impulsando en materia industrial, en el desarrollo espacial”, aseguró. “Aumentamos un 25 por ciento el presupuesto en Ciencia, y casi un 50 por ciento en el Conicet este año. Podemos discutir si es suficiente o no. Pero el debate se empobrece si se habla de recorte, cuando el presupuesto se está aumento”, dijo el jefe de Gabinete. “Es incomprensible lo que dijo Peña. Lo contradice todo el directorio del Conicet”, dijo luego Adamovsky. “Ha habido una reducción del presupuesto, por más que lo nieguen. Hay que decirlo así. Además del recorte en el Conicet, en las universidades y en todo el área de Ciencia, como está por demás constatado, no han sido actualizados los subsidios para investigación ni tampoco apareció este año la plata para los intercambios con el extranjero”, agregó Bertucci.

Sin solución a la vista

A su turno, Barañao hizo referencia al conflicto por el recorte en el Conicet, que dejó al 60 por ciento de los becarios elegidos para ingresar el año próximo sin vacante. Para el ministro, sin embargo, la discusión por el “número” no es el eje principal. “Se está discutiendo mucho el número de ingresantes al sistema, pero no cómo orientar su formación”, aseveró. Y pidió a los científicos aportar “en la generación de empleo”:    “Así como exigimos responsabilidad social a los empresarios, también pedimos responsabilidad social del investigador del Estado. Su responsabilidad no se salda únicamente con la investigación, debe aportar a generar puestos de trabajo. No alcanza con publicar trabajos de excelencia. Si no mostramos a los ciudadanos que pagan sus impuestos que hay un rédito, no vamos a poder decir que la ciencia es una inversión, sino que va a ser considerada un gasto”, argumentó.  

“El Conicet no es el único organismo del sistema”, dijo después, adelantando la apuesta del Gobierno para descomprimir el conflicto.

–¿Hay alguna solución en puerta para los becarios que quedaron excluidos? –le preguntó este diario tras el acto.

–Está en etapa de reconsideración. Siempre hay un porcentaje que ingresa y otro que no. Estamos viendo de ingresar en universidades, en el INTI y otras áreas. Hay organismos del Estado que también están demandando científicos. Va a ser un proceso. Si no, va a colapsar el Conicet. Si ingresamos a mil por año tenemos que cerrar el ingreso por diez años porque no hay más vacantes - contestó Barañao.

Sin acuerdo

“Ya hay un rumbo planteado, que es el plan argentina innovadora 2020. Si quieren hacer un replanteo, que vuelvan a convocar a los mejores 300 científicos del país. Le van a decir lo mismo: que hay que aumentar el presupuesto”, aseguró Bertucci. Sus sensaciones luego de recibir el premio eran similares a la del resto: entre la alegría del reconocimiento y la bronca tras oír los discursos. “Hay una contradicción en el discurso del Gobierno: apelan al diálogo pero no escucha a los investigadores”, reflexionó. Adamovsky afirmó: “Lo único que pedimos es que cumplan con sus propias promesas de campaña”.

Informe: Matías Ferrari.