Tute Cabrero, la película que Juan José Jusid dirigió sobre un guion que Roberto “Tito” Cossa escribió originalmente para la televisión, cumple 50 años. La versión  teatral, recién estrenada en 1981 bajo la conducción de Raúl Serrano, vuelve a la cartelera, nuevamente dirigida por Jorge Graciosi, quien ya la hizo hace doce años. El elenco está integrado por Rosario Albornoz, Patricia Durán, Fernando Ricco, Juan Manuel Romero, Elida Schinocca y el mismo Graciosi, quien no actuaba desde que decidió dedicarse a la dirección. Una baja de último momento y la insistencia de los actores para que él tomara la posta fue lo que lo decidió a subirse al escenario de Andamio 90 (Paraná 660) todos los sábados a las 22.30.

El título de la obra se refiere al clásico juego de cartas de origen español que, aún en sus diversas variantes criollas, siguió fiel a su rasgo distintivo: es necesario que dos jugadores establezcan una alianza para desbancar a un tercero. En 2006, en ocasión del estreno de la primera puesta de Graciosi, Tito Cossa decía a PáginaI12: “El tute es un juego perverso. A mí me quedó grabada la imagen de que ahí nadie gana y pierde uno. Mientras se tiran las cartas, se van formando alianzas: los jugadores tantean, especulan... Se lanzan contra aquel al que pueden joder y aprenden a no tirarse contra quien no les conviene”. El título se refiere a la situación que se genera en la oficina de una empresa, donde tres dibujantes de planos son informados de que, por recortes de personal, uno debe abandonar su puesto. Se agrega, además, un pedido: en virtud de conformar un grupo humano, la decisión quedará en manos de los propios interesados.

Guion televisivo devenido en elogiada versión fílmica, el texto que finalmente se estrenó trece años más tarde dio cuenta de cambios de enfoque de los personajes, aunque no en su significación y en su retrato de un mundo laboral deshumanizado que atenta contra las relaciones interpersonales y alienta el “sálvese quien pueda”. Plantea una batalla que también es generacional, dado que los dibujantes Parenti, Bruni y Sosa,  esgrimen sendas razones de edad  para no ser ellos los elegidos, opiniones que refuerzan sus respectivas acompañantes femeninas. “La obra es muy cinematográfica”, afirma Graciosi en una entrevista con PáginaI12, “Tiene ese brillo del cine y es por eso que cambia en cada puesta”.

–¿Qué cambios realizó respecto de la versión anterior?

–Cossa hizo algunos cambios en 2005 para acentuar más el tema económico entre Sosa y su hermana. Es que las discusiones entre las parejas de personajes son mayoritariamente económicas. Pero los cambios principales están en la puesta, en el uso del espacio. Esta obra necesita una sala que no sea la tradicional a la italiana, para que con la luz y la salida de los personajes desde diferentes lugares se pueda dar a entender los múltiples espacios.

–¿Sería posible ambientar esta obra en la actualidad?

–No creo, principalmente por el tema de la tecnología. Hoy todo está computarizado y no habría necesidad de tantos dibujantes. Pero no hay diferencia en términos económicos. La verdad es que la vigencia de esta obra no sólo se la debemos a Cossa sino a este gobierno: recesión, flexibilidad, inflación, todo lo que comenzaba entonces. Sí hay diferencias sociales entre 1968 y hoy.

–¿En la situación de la mujer, por ejemplo?

–Claro, el personaje de Gladys, muy relacionado con el mayo francés por su deseo de independencia, hoy puede vérsela como a una chica normal, no como a una hippie, como entonces. Por otra parte, Laura, que no trabaja, algo difícil de encontrar en la actualidad, siente que su marido tiene un empleo seguro y esto la tranquiliza. El caso de Matilde, la hermana de Sosa, es otro: muestra lo estrecho que es el mundo de un hombre que no puede permitirse ni ir a una fiesta con sus compañeros porque no puede dejarla sola.

–¿Hay paralelismos entre esta obra y Nuestro fin de semana, también de Cossa?

–Sí, Tute Cabrero y Nuestro fin de semana tienen en común el ser un retrato de la clase media, de su inmovilidad, de su deseo de preservar el estado de las cosas cuando se vive con un cierto bienestar. Esa resistencia a cambiar algo puede comprenderse en la repetición de los diálogos, que no se debe a un error dramatúrgico sino a la búsqueda de un sentido. 

–¿Cuál es el personaje que prefiere?

–Parenti, el más querible porque sufre tanto por el destino del viejo como por el del más joven. En cambio Sosa y Bruni hablan mal de los otros y actúan por la desesperación de perder el puesto. Les sale la maldad por el sálvese quien pueda. 

–Ya lleva estrenadas diez obras de Cossa…

–Tengo esa necesidad: sus obras me llegan porque soy de barrio, de clase media y por coincidir ideológicamente con él. Además también por ser hombre, ya que Cossa, hay que decirlo, tiene una mirada masculina del mundo y es por eso que sus personajes protagónicos son siempre hombres.

* Tute Cabrero, Andamio 90 (Paraná 660), los sábados a las 22.30.