El líder ruso, Vladimir Putin, cerró ayer la maratónica campaña de las elecciones presidenciales arengando a los rusos a votar, aunque todos los sondeos dan por hecho una victoria aplastante del jefe del Kremlin.

“De la voluntad popular, de la voluntad de cada ciudadano de Rusia, depende el rumbo que tome el país. Por eso me dirijo a ustedes para pedirles que acudan el domingo a los colegios electorales. Ejerzan su derecho a elegir el futuro de nuestra amada y gran Rusia”, dijo Putin en un video. Putin no necesita anuncios electorales ni debates en televisión. Su eslogan de campaña es “Un presidente fuerte, un país fuerte”. Y al parecer, apenas precisa más para garantizarse el apoyo de su pueblo en las urnas.

Precisamente, la gran intriga de los comicios no es el resultado, porque la reelección de Putin se da por descontada, sino los niveles de participación, ya que en las legislativas de 2016 la abstención superó el 50 por ciento del electorado. El Kremlin quiere garantizar a toda costa una alta participación que legitime la reelección de Putin para un nuevo mandato de seis años, para lo que la Comisión Electoral lanzó una campaña informativa sin precedentes en todo el país.

Además, otro de los objetivos era contrarrestar la “huelga de votantes” convocada por el líder de la oposición extraparlamentaria, Alexéi Navalni, inhabilitado como candidato por tener antecedentes penales. “A quién votar, cómo ejercer libremente el derecho de elegir, es una decisión personal de cada ciudadano. Pero si se elude esta decisión, esta elección clave, determinante, se hará sin tener en cuenta su opinión”, dijo Putin.

Putin, de 65 años, dirige desde hace 18 años el destino del país más extenso del mundo. A pesar de las críticas de parte de la sociedad, es el político más querido en Rusia. Y para muchos de los 140 millones de habitantes es sobre todo un símbolo de estabilidad.

Según todos los sondeos, el líder ruso ganará con un 70 por ciento de los votos, un resultado histórico para el inquilino del Kremlin, Putin sirvió como presidente durante dos mandatos, hasta 2008, agotando así el máximo estipulado entonces por la Constitución. Entonces pasó al puesto de primer ministro e impulsó a su aliado Medvedev a la presidencia. Mientras era primer ministro, se reformó la Constitución y se amplió el mandato presidencial a seis años. Putin fue elegido de nuevo presidente en 2012 y ahora se presenta a la reelección.

No se esperan protestas postelectorales como en 2011, aunque Putin ha pedido al Ministerio del Interior que garantice por todos los medios el orden público durante y después de la votación, en la que están llamados a las urnas 110 millones de rusos.

“Votaré por Putin. Es un presidente fuerte. El hizo que dejáramos de estar de rodillas. Ahora, ya nunca más volveremos a bajar la cerviz”, comentó ayer Alexandr, un repartidor de 56 años. En cuanto a 2024, cuando Putin debería dejar el poder, ya que la Constitución prohíbe más de dos mandatos consecutivos, expresó su esperanza en que Putin “ya está preparando un digno sucesor”.

En segundo lugar en intención de voto se sitúa el candidato comunista, el millonario estalinista Pável Grudinin, con un 7 por ciento, seguido por el veterano líder ultranacionalista, Vladímir Zhirinovski, con un 6 por ciento. “Dudo entre Grudinin y (el liberal Grigori) Yavlinski. Me gustaría votar por alguien que haga frente a Putin. ¿Por qué no me gusta Putin? No tiene por qué gustarme. Mi vida empeoró mucho con él”, señaló Tatiana, periodista y filóloga retirada de 65 años. Esta moscovita, que lamenta que su pensión “sea miserable” pese a tener estudios superiores por la mejor universidad del país, asegura que trabajará en una comisión electoral “para ver cómo se cuentan los votos”. “Hace 20 años las elecciones eran limpias. Los votos se contaban a mano”, destacó.

Además de ser los más críticos con el Kremlin, los jóvenes rusos son los más reacios a votar y Putin no parece haberles convencido a acudir a las urnas, al menos a los que residen en las grandes ciudades como Moscú y San Petersburgo.  A nivel interno hay críticas sobre todo por parte de los votantes jóvenes. La corrupción, la falta de reformas y el ruinoso estado del sistema sanitario sacan regularmente a miles de personas a la calle en manifestaciones en todo el país. A los defensores de los derechos humanos les preocupa que el Gobierno sea cada vez más restrictivo contra los manifestantes y opositores.

“No pienso ir a votar. No hay candidatos que puedan representarme. Si Navalni se hubiera presentado le hubiera votado. Reunió las firmas necesarias. Tenían que haberle dejado presentarse”, comentó Yulia, profesora de inglés y francés. Al mismo tiempo, la joven de 23 años admite: “Hay mucha gente que apoya a Putin y es seguro que ganará las elecciones, pero a mí me gustaría ver una alternativa”.

Precisamente, el primer ministro, Dmitri Medvédev, conocido por su afición a las redes sociales, también llamó ayer a los jóvenes a salir de internet”. “El 18 de marzo es hora de salir de internet, volver a la vida real y tomar una decisión importante que marcará nuestro futuro, el futuro de todo el país”, escribió en Facebook.

Los rusos votarán por vez primera en unas presidenciales en Crimea, que precisamente celebra el domingo el cuarto aniversario de su anexión por Rusia, lo que ha sido condenado por Ucrania, que ya adelantó que impedirá que los rusos voten en su territorio. “Me gustaría que Ucrania tuviera un líder como Putin. Ha hecho muchas cosas buenas por su país. En Rusia, por ejemplo, no hay los desórdenes que hay en mi país”, comentó al respecto la ucraniana Anastasia, una traductora de chino residente en Moscú.