La Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) anunció un paro en todas las líneas para el miércoles a la mañana, desde las 5.30 hasta las 8.30, en reclamo de medidas de seguridad ante la presencia de amianto –también conocido como asbesto– en al menos tres formaciones de la Línea B. Los trenes contaminados habían sido comprados al Metro de Madrid, en 2011, por el Gobierno de la Ciudad y fueron retirados en febrero pasado, luego que desde España confirmaran “la existencia de amianto”, un material cancerígeno prohibido en ambos países.  

“Antes del paro de la semana pasada, le pedimos a la empresa pública Subterráneos de Buenos Aires y a Metrovías la creación de un protocolo para saber qué deben hacer los trabajadores que manipularon las formaciones contaminadas, además de que se realicen exámenes médicos a los trabajadores implicados. Pasaron siete días y no hubo respuesta”, aseguró a PáginaI12 Enrique Rossito, secretario de Prensa de AGTSyP. 

La medida de fuerza fue pautada para el miércoles en todas las líneas de subte y el Premetro y durará tres horas: desde la 5.30 de la mañana hasta las 8.30. Los metrodelegados lamentaron “tener que llegar a esta situación”, pero responsabilizaron a Metrovías y al Gobierno de la Ciudad por la medida. “La necesidad de custodiar la salud de nuestros compañeros y usuarios sumado a la intransigencia empresarial y de las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires no nos deja alternativas”, expusieron en un comunicado.

Respecto del riesgo a los pasajeros que viajaron en su momento en los trenes contaminados, el vocero de los metrodelegados afirmó que “es mucho menor, pero no es nulo” dado que las partículas “de este mineral son pequeñas y entran en vías respiratorias enquistándose en los pulmones y los síntomas”.

Además de las tres formaciones CAF5000 donde se detectó la presencia de amianto, los metrodelegados solicitaron la conformación de una comisión que investigue los trenes CAF6000 –también comprados de segundo mano al Metro de Madrid– que aún circulan en la Línea B. El secretario adjunto de AGTSyP, Néstor Segovia, indicó que “de esa serie hay 60 coches”. En cambio, Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), desestimó el peligro en un comunicado y afirmó que “desde España nos aseguraron que los CAF 6000 no tienen ningún componente con asbesto”.

La alarma había sonado en febrero, cuando el diario español El País divulgó que algunos de los vagones del Metro de Madrid contenían asbesto, una sustancia cancerígena que también estaba presente en algunos trenes que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires compró en 2011. “Los CAF5000 eran vendidos como chatarra o se usaban para pruebas de explosivos en España, y fueron adquiridos por el entonces jefe de Gobierno Mauricio Macri”, explicó el vocero de los metrodelegados. En ese entonces, el gobierno de la Ciudad destinó 5 millones de euros para la compra de esas formaciones, aunque sin llamar a licitación. La adquisición fue denunciada por los legisladores Gustavo Vera y Facundo Di Fillipo.

De acuerdo con los especialistas, el amianto (o asbesto), como el detectado en los vagones de la Línea B, tiene alta peligrosidad. “El amianto es una fibra mineral natural, que debido a su utilidad y su bajo costo, fue utilizado como aislante térmico y de sonido tanto en industrias y pastillas de freno para autos como también para las construcciones hogareñas”, explicó a este diario el presidente de la Asociación Argentina de Expuestos al Amianto (Asarea), Mariano Acevedo. El mineral, compuesto por un conjunto de miles de “fibrillas elementales sólidamente unidas”, se vuelve riesgoso con el paso del tiempo y, sobre todo, cuando se descompone y queda suspendido en el aire. En Argentina el uso del asbesto fue prohibido en 2003 a través de dos resoluciones del Ministerio de Salud, aunque en ninguna se establece el retiro del mineral ya instalado en miles de lugares.

“La aspiración de amianto es sumamente peligrosa para el sistema respiratorio. Una sola fibra incrustada en el pulmón alcanza para generar daños, entre ellos, el cáncer de pulmón “, explicó Acevedo, quien agregó que “una característica muy particular del amianto es que las enfermedades pueden producirse entre 15 y 20 años pueden después de la exposición y muchas veces el afectado no relaciona la enfermedad con el trabajo de 20 años atrás”.