Tras varios meses de bloqueo político, el Parlamento catalán convocó in extremis para hoy una sesión para tratar de investir jefe del Ejecutivo regional a un nuevo candidato, el independentista Jordi Turull. El ex vocero del gobierno catalán y perteneciente al partido Junts per Catalunya (JuntsxCat) puede ser enviado el viernes a prisión.

Ayer, el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, anunció que el líder secesionista preso Jordi Sánchez renunciaba a su banca en el parlamento y a ser candidato a la investidura. Con su renuncia, se despejó el camino para la designación del nuevo aspirante, Jordi Turull. Así, con la decisión de Sánchez, los independentistas mueven otra vez la ficha en un intento por poner fin al bloqueo político, cuando se cumplen tres meses de las elecciones en las que recuperaron la mayoría absoluta. 

“Son los diputados y diputadas de esta Cámara los que decidirán si Jordi Turull será el próximo presidente del Gobierno de Cataluña”, dijo en una intervención pública ya por la noche. La candidatura de Turull tiene el aval de Puigdemont, quien ayer tuiteó: “Jordi Turull será un gran presidente para revertir los efectos de la intervención de Madrid en Cataluña, para hacer respetar el resultado de las elecciones regionales celebradas en diciembre y para garantizar la legitimidad de las instituciones catalanas. Es un hombre honesto y trabajador. Ninguna maniobra del Estado podrá resquebrajar su dignidad”. 

No es seguro que tenga garantizado el apoyo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), indispensable para alcanzar la mayoría absoluta. Sin embargo, ese obstáculo se vería solventado si su investidura sale adelante en la segunda votación por mayoría simple. Para ello, es necesario que Puigdemont y el ex consejero Toni Comín, ambos en Bélgica prófugos de la Justicia, o deleguen el voto, algo que fue prohibido por el Tribunal Constitucional, o directamente se dejen sus bancas para que asuman dos diputados que puedan votar. De esa forma, los independentistas, que sin la CUP se quedan con 64 escaños, frente a los 65 de la oposición, pasarían a tener mayoría. 

Así y todo, uno de los inconvenientes más graves para su investidura es que el ex vocero está procesado en la causa contra los secesionistas y el avance del proceso puede llevar a que antes de fin de año Turull quede inhabilitado para ejercer cargos públicos, lo que pone en riesgo su presidencia. Ayer, el juez del Tribunal Supremo, citó a Turull a declarar el viernes para revisar su libertad provisional. Además, también fueron citados ante el Supremo otros cinco imputados, entre ellos, el ex consejero de exteriores Raül Romeva, la ex presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, y la número dos de ERC, Marta Rovira, para informarles de su procesamiento y revisar las medidas cautelares en su contra. Todos están en libertad condicional tras pagar una fianza, algunos de ellos después de pasar varias semanas en la cárcel, como en el caso de Turull, que estuvo en prisión desde el 2 de noviembre hasta el 4 de diciembre. “Se puede temer todo”, dijo ayer el portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Joan Tardá, ante la posibilidad de que el Tribunal Supremo pueda dictar prisión el viernes contra Turull. 

El anuncio de Llarena había generado indignación entre los grupos independentistas que, tras la renuncia primero de Puigdemont y ayer de Sánchez, se preparaban para investir la próxima semana a su tercer candidato. Por esta razón, a última hora de ayer, el presidente del Parlamento catalán anunció oficialmente a través de Twitter la candidatura de Jordi Turoll como presidente de  la “Generalitat” y la sesión de investidura para hoy a las 17 horas. La convocatoria de urgencia de un pleno para hoy por la tarde, acortando todos los plazos posibles, permitiría investir al nuevo candidato antes de que Llarena pudiera dictar medidas contra él. Así, de ser investido, Turull declararía el viernes ante el juez como presidente. “Un honor inmenso (...) Trabajaré sin descanso por el progreso y la protección de los 7,5 millones de catalanes, sus derechos, su libertad y sus mandatos democráticos. Con diálogo con todos y para todos”, expresó Turull en Twitter tras conocerse su candidatura.

Jordi Sánchez había pedido a Torrent en su escrito de renuncia que convoque de manera inmediata una sesión de investidura en el Parlamento catalán para que, según dijo, la ciudadanía recupere el derecho a un Gobierno legítimo y justo y para evitar que las interferencias externas afecten al parlamentarismo. “Su renuncia es un hecho que no debería haberse producido nunca, pero a la vez es una decisión que le honra porque ha puesto las necesidades del país por encima de sus interesaes políticos”, explicó Torrent en una intervención en la Cámara catalana. El presidente del parlamento catalán, además, agregó: “Es hora de recuperar las instituciones y acabar con el 155”, en alusión al artículo de la Constitución española aplicado en octubre por el Gobierno español de Mariano Rajoy para frenar el proceso independentista impulsado en Cataluña. El Ejecutivo de Carles Puigdemont fue destituido por Rajoy a fines de octubre después de que el Parlamento en Barcelona aprobara crear una república independiente, terminando así el plan soberanista.

La investidura de Sánchez, dirigente secesionista y número dos de JuntsxCat, tenía como escollos tanto su situación de prisión preventiva, como el veto de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que con cuatro escaños son indispensables para alcanzar la mayoría absoluta. La CUP exige un candidato con un programa para desplegar lo que llaman la República catalana, lo que implica seguir avanzando con la causa independentista por la vía unilateral, algo que JuntsxCat y ERC no parecen dispuestos a hacer. 

No obstante, fue la insistente negativa del Tribunal Supremo a excarcelar a Sánchez, alegando la existencia de un riesgo de reiteración delictiva, lo que lo dejó definitivamente fuera de juego. En su último intento por salir de prisión, el dirigente dijo ante el tribunal que dejaría su banca y la actividad política.