El dólar se ubicó ayer en 20,59 pesos, con un avance de 3 centavos. El Banco Central intervino en la plaza cambiaria con 24 millones de dólares para intentar frenar el avance de la divisa. La dolarización de carteras de las últimas semanas se potenció y a eso se suma que empezaron a entrar menos dólares del exterior para inversión financiera. El Gobierno pretende evitar que el tipo de cambio supere los 21 pesos a fuerza de intervenir en el mercado sacrificando reservas. La autoridad monetaria ya tuvo que desprenderse de casi 1200 millones de dólares en lo que va del mes.

Los desequilibrios del mercado interno por el déficit comercial y de cuenta corriente son los principales elementos que aumentan las expectativas de devaluación y llevan al mercado a apurarse para comprar divisas. Pero no son el único factor. Las condiciones a nivel internacional empezaron a cambiar y son otro factor clave para explicar las tensiones cambiarias de este año. El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos anunció ayer un aumento de la tasa de interés de referencia de 1,50 a 1,75 por ciento. Y aclaró que en lo que resta del año podría volver a subirla en al menos otras dos oportunidades.

En la primera reunión de política monetaria bajo la dirección de Jerome Powell, la Reserva Federal planteó que la inflación en Estados Unidos seguiría en alza, tras años de ubicarse por debajo del 2 por ciento, y aseguró que se debe a una economía que ganó impulso. “La perspectiva económica se ha fortalecido en los últimos meses”, dijo. Dejó entrever que el ciclo gradual de aumento de la tasa de interés podría durar más de lo planeado y que este año habría nuevos incrementos en los próximos meses.

El aumento de la tasa de interés estadounidense es un problema para la Argentina porque encarece el financiamiento externo y resta incentivos a los capitales del mundo a moverse a países emergentes. En los últimos dos años, la entrada al país de capitales especulativos fue central para sostener el programa económico sin grandes sobresaltos. La principal tensión es que ahora estos capitales de corto plazo ya no muestran el mismo interés en el país y empiezan a buscar otros destinos. Con la desregulación total que promovió el Banco Central, nada impide que los fondos del exterior se lleven sus dólares y empiecen a generar importantes problemas a nivel interno. 

El organismo a cargo de Federico Sturzenegger siguió anteayer jugando con fuego y bajó la tasa de interés de las Lebac. Se trata de una medida que acelera la decisión de los fondos de dolarizar carteras. Hubo unos 87 mil millones de pesos que el Central no pudo renovar en la licitación de letras y que quedaron dando vueltas en el mercado, listos para pasarse a dólares y retirarse de la economía local. 

Existe un problema en la coordinación del equipo económico. La autoridad monetaria quiere subir la tasa para frenar las presiones cambiarias y las tensiones inflacionarias. Pero en el Poder Ejecutivo se oponen a esta medida. Los principales asesores del equipo económico aseguran que las tasas de interés elevadas tienen poco impacto para frenar los precios del mercado interno y provocan distorsiones en la actividad. No obstante, en la medida que comenzó a bajarse el rendimiento de las letras del Central, de 29 a casi 26 por ciento, se aceleró la devaluación y la suba de precios. 

Los consultores de la city aseguran que el Gobierno se metió en una trampa, al permitir a Sturzenegger mantener por dos años tasas de interés muy altas, y ahora se volvió muy complicado desactivar el desequilibrio acumulado. La cifra que mencionan es que el stock de Lebac superó el billón de pesos y se pagan casi 3 puntos del PBI por año en intereses de este instrumento. El punto es que cuando no se logra renovar en forma completa los vencimientos de estas letras, lo cual pasó esta semana, se deja una gran cantidad de circulante en la calle y los inversores, ante la mayor expectativa de devaluación, lo destinan a la compra de dólares. Algunos informes que llegan a bancos y grandes empresas aseguran que este problema se repetirá a lo largo del año, con un tipo de cambio muy volátil y fuertes presiones de precios. Se está estimando una inflación superior al 20 por ciento para este año.