El 8 de marzo se estrenó la segunda creación de Pablo Pablo Giorgelli, director y coguionista de Invisible, película que trata sobre el embarazo adolescente y el ecosistema que lo rodea: la contención –o falta de– por parte de la familia, el Estado y la sociedad. Una realización donde el director deja su ego de lado (¿acaso podría entender lo que le pasa a una adolescente gestando un embarazo?) para darle vida a Ely, de 17 años, interpretada maravillosamente por Mora Arenillas. 

¿Qué se hace para interrumpir un embarazo? Se googlea qué tomar. Sí, en un sistema donde ella es invisible y nadie puede verla ni ayudarla, Internet le dice qué tomar, cómo hacerlo y adonde hacerlo, en un paso a paso. Quizás, más seguro, sea una interrupción quirúrgica, sugiere el progenitor, en un contexto donde “es lo mejor” es la frase de cabecera de su gran e indiferente intérprete, Diego Cremonesi. Ely quiere terminar con eso. Pero como nadie la escucha, ella se encarga de hacerlo.

Todo parece minimalista en la película de Giorgelli pero no lo es. El silencio nos mete de prepo en lo que no queremos escuchar. Este caso, inventado, representa el de tantas otras Elys. Vive en un oscuro departamento del barrio de Catalinas Sur donde la tele está prendida de sol a sol. Sola, con su mamá recién desocupada y en estado de depresión severa, con la única compañía de Guido Kaczka en la transmisión vespertina o el “llame y gane” de la nocturna. Al mediodía, el noticiero.

En la peli también participa un farmacéutico clandestino que le vende, cuál droga ilegal, las pastillitas en un banco de plaza. O una enfermera que cuenta los 12.000 pesos que sale un aborto antes de invitarla a pasar al quirófano improvisado. Un perro de la calle atropellado es rescatado en la veterinaria donde trabaja Ely. Lo operan, lo curan, lo medican y lo sacan a pasear con un andador ortopédico para que pueda caminar. Un callejero que tiene más y mejor atención que Ely. ¿Está bien estar allí? ¿Qué hacer? Si de eso no se habla, Invisible lo hace, es una película sobre el aborto sin tomar una posición militante ni moralista sobre el tema. 

Según Unicef, en Argentina, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años se convierte en madre. Las causas, múltiples. La Educación Sexual Integral (ESI) brilla por su ausencia. Por lo menos, en la escuela de Ely. Lo mismo sucede en los servicios de salud que rechazan atender adolescentes si no van con sus padres. Casualidad o no, Invisible se estrena en el mes donde por séptima vez se trata en el Congreso el proyecto para la interrupción voluntaria del embarazo. Una situación que en el cine tampoco está representada y que hace cinco años atrás fue el punto de partida de Giorgelli en colaboración con la Fundación Kaleidos, especializada en temáticas de primera infancia y adolescencia que trabaja promoviendo sus derechos.

Al finalizar la función de prestreno y en un cine-debate con los protagonistas, realizadores, espectadores y madres adolescentes, quedó claro que si el embarazo adolescente estuviera contemplado en las problemáticas sociales, si el aborto fuera no punible, la película hubiera terminado a los cinco minutos. Sin embargo, la trama demuestra el doloroso recorrido que tiene que vivir Ely en su soledad. Como en la vida, sólo una amiga sostiene los trapos de Ely. Ó

Invisible se puede ver en el Cine Gaumont, Cosmos UBA, Espacio Incaa de Tafí del Valle y Universidad de Cuyo en Mendoza. El film está disponible para ser proyectado en escuelas junto con un equipo especializado para quien lo desee, escribiendo a [email protected].