La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico tendrá este sábado en Paraná su primer encuentro nacional, a días del comienzo del juicio contra el cura Justo José Ilarraz, para “visibilizar” el problema y que se sepa que no son “casos aislados”, dijo Julieta Añazco, referente de la agrupación. La reunión fue planificada para que coincidiera con el inicio del juicio por abuso de menores al cura Ilarraz, previsto para el lunes próximo pero que fue postergado hasta el 16 abril. Ilarraz está acusado de abusar de siete adolescentes, de entre 10 y 14 años, cuando ejercía como prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, entre 1985 y 1993.

La Red, además de contener a víctimas de abusos de religiosos y religiosas, incluye a las madres de los menores víctimas de abuso del Instituto Provolo. “Hace cuatro años surgió la idea de juntarnos para visibilizarnos, para que sepan que estamos unidos”, contó Añazco, quien desde 2013 denuncia por abuso al cura platense Ricardo Giménez (ver aparte). “En el encuentro queremos unificar fuerzas, tener un poco de contención terapéutica y fortalecernos nosotros mismos como red”, dijo Añazco sobre las expectativas de este primer encuentro nacional. “En este momento somos alrededor de treinta los miembros de la red, pero detrás de cada denuncia hay décadas de abusos. Y muchísimas víctimas”, le explicó Añazco a este diario.

“Va a ser un primer encuentro muy a pulmón porque ni la Justicia, ni el gobierno, ni mucho menos la Iglesia, dieron señales de vida. La única que nos contactó fue la senadora Sigrid Kunath. Es la autora del proyecto en el que se basa la Ley 27.206, de Respeto a los Tiempos de las Víctimas (básicamente, lo que hace la ley es suspender la prescripción de las causas por abuso hasta que las víctimas están en condiciones de denunciar). Las que sí nos acompañan son otras organizaciones sociales”, dijo Añazco.

Sobre cómo se desenvolverán durante el juicio a Ilarraz, adelantó que “estaremos presentes en diferentes días” y que en su caso particular, asistirá el primer día del juicio aunque “vamos a acompañar a los denunciantes y a sus familias” durante todo el proceso, dijo.

Sobre la Justicia, Añazco opinó que “lamentablemente después de tantos años de lucha, no sólo nuestra sino de los denunciantes, y después de ver todo el camino transitado por ellos, vamos aprendiendo que es un camino muy largo, porque la Justicia está muy implicada en la Iglesia”, evaluó. “Tenemos compañeros que han ido a denunciar, que han ido a hablar con el fiscal y el domingo veían al fiscal en la misa que daba el obispo que encubre al sacerdote o monja abusadora. También hemos visto a fiscales en las cenas de ordenación de un obispo. La cercanía entre ellos es indiscutible”, cuestionó.

Finalmente y tras advertir que las víctimas “luchan contra el poder eclesiástico y el judicial”, Añazco garantizó que “no vamos a bajar los brazos. Una vez que rompimos el silencio, no hay vuelta atrás. Ya no le tenemos miedo a nadie”.

Sobre el proceso a Ilarraz, Añazco explicó: “A este juicio van a asistir también las víctimas de Gaviria (NdR: el cura Juan Diego Escobar Gaviria, de Nogoyá, fue condenado en 2017 a 25 años de prisión efectiva por abuso y corrupción de menores). Las víctimas de Ilarraz son más de cincuenta, pero los que hicieron la denuncia son siete. Todos ex seminaristas. Hay que pensar lo difícil que es para creyentes, para chicos que quieren ser sacerdotes, denunciar los abusos de alguien que era para ellos una autoridad. Hoy son todos adultos, muchos tienen hijos y no se atreven a quedar expuestos por denunciar”, analizó Añazco. Y aseguró: “Creo que las sucesivas postergaciones de este juicio apuntaban a cansar a los denunciantes y hacerlos desistir. Pero no nos vamos a cansar. Por nosotros, y por los que vienen detrás”.

Ilarraz fue suspendido por la Iglesia en 2012 para oficiar misas en público, pero antes, en 1993, el entonces arzobispo de Paraná, Estanislao Esteban Karlic, lo autorizó para que viajara a Roma. Entre las pruebas contra el presbítero hay una carta del Vaticano que revela que en una confesión realizada en 1997, el sacerdote reconoció los abusos y mostró arrepentimiento ante el Tribunal Eclesiástico. Ilarraz confesó ante la Santa Sede haber tenido “relaciones amorosas y abusivas con seminaristas menores”, indicaron voceros de los tribunales que detallaron que el escrito es copia de una carta del 18 de enero de 1997.

El 13 de septiembre de 2012, la revista Análisis publicó en su portada la historia de los abusos de Ilarraz, lo que permitió actuar de oficio a la Procuración General y sumar a los pocos días los primeros dos testimonios de sus víctimas. 

El párrafo final de la nota era: “Dos décadas, tres papas, cinco presidentes de la Conferencia Episcopal Argentina, tres arzobispos de Paraná y las marchas y contramarchas de la causa, tuvieron que pasar para que, tras más de un cuarto de siglo, por fin, después de la confirmación del Tribunal de Apelaciones, el 28 de septiembre de 2016, las víctimas tuviesen la íntima convicción de que en 2017 empezará el juicio oral contra Ilarraz. Y, tal vez, comience a cerrarse la herida”. Pese a esa íntima convicción, las víctimas todavía pelean. Recién el próximo 16 de abril se iniciará el juicio, si no sufre más postergaciones.