“Uno escucha comúnmente la preocupación y es razonable. El tema del financiamiento terminó mal muchísimas veces. Pero esta vez va a ser distinto”, afirmó ayer el ministro de Finanzas, Luis Caputo, ante un plenario de comisiones que investiga su manejo de la deuda y su participación en empresas offshore. El funcionario justificó el fuerte crecimiento del endeudamiento en los últimos dos años en el elevado déficit que mantiene el país. “Este gradualismo, este ir de a poco, implica que durante todos estos años hay cierto déficit que tenemos que financiar”, aseguró durante la reunión de la Comisión Permanente de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda Exterior de la Nación, en el Salón de las Provincias. También se defendió de las acusaciones por conflicto de intereses, siendo un ex directivo del Deutsche Bank antes de pasar a la esfera estatal. Y negó que se haya beneficiado con la tenencia de contratos de dólar futuro con la devaluación que aplicó Cambiemos al asumir. “Yo tomé la decisión de no favorecerme”, fue la frase con que el ministro intentó convencer de su transparencia en la función pública.

Fue una reunión accidentada y con un cierre interruptus por parte del funcionario, a quien se lo esperaba hace varias semanas luego de que se conociera un informe de la comisión reguladora de mercados estadounidense que daba cuenta de su participación en la offshore Noctua Asset Managment LLC. El otro foco fue el manejo del endeudamiento, el cual creció a un ritmo record para una economía emergente. El titular de Finanzas, previo a las preguntas, hizo una breve exposición en la que aseguró que “el objetivo de este gobierno es eliminar la pobreza”. “Para eso es necesario tener un crecimiento sostenido, inclusivo, que permita cerrar la brecha social”, manifestó Caputo.

El funcionario aseguró que el aumento de la deuda evidencia “el optimismo en el mundo” acerca de que “la Argentina va por el camino correcto”, lo que se tradujo en menores tasas de interés que, consideró, debe aprovecharse. Según detalló el ministro, el nivel actual de deuda es de “aproximadamente un 30 por ciento sobre el Producto”, cuya composición es un 30 por ciento emitida bajo ley externa y un 74 por ciento en moneda extranjera. “El ritmo de déficit es insostenible, pero la meta de 3,2 por ciento para 2018 se va a cumplir. De esta manera, podemos saber cuánto va a ser el nivel de deuda en el futuro. Cumpliendo las metas fiscales sabemos a cuánto va a llegar el nivel de deuda”, detalló Caputo. Reiteró que “el endeudamiento alcanzará un pico del 38 por ciento sobre el Producto dentro de tres años y entonces, a partir de 2021, va a empezar a descender paulatinamente”.

Respecto al tristemente célebre bono a 100 años, aseguró que “es lo mismo que tener un bono a 10 años que se refinancia diez veces (SIC)”, con lo cual da por sentado que la expectativa de Cambiemos no es pagar la deuda emitida hasta el momento sino reestructurarla. “Quédense tranquilos que no va a pasar que, de un día para el otro, la deuda va a crecer 15 puntos porque me volví loco y tomé 100.000 millones de dólares de deuda”, dijo el ministro. En los dos años de gobierno de Cambiemos la deuda creció en 132.969 millones de dólares, de los cuales el Tesoro, bajo la tutela del ministro Caputo, emitió un total de 108.173 millones, según el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (ODE-UMET).

De todos modos, aseguró que la asignatura pendiente de la Argentina es reducir la dependencia al financiamiento externo. “La Argentina siempre dependió más del ahorro externo que del interno. Para eso encaramos la reforma del mercado financiero”, aseguró Caputo, quien desestimó –pero sin dar precisiones– que “los intereses están creciendo como se dice”. “Y el tamaño de la deuda tampoco es como se dice”, añadió. El funcionario adelantó que se avecina una puja judicial cuando se busque resolver el empalme estadístico del crecimiento de la actividad que sirve de cómputo para pagar el Cupón PIB este año.

Con un discurso preparado para anticiparse a las preguntas más obvias que recibiría, aprovechó su primer espacio de preguntas para hablar sobre los contratos a futuro que tenía en cartera antes de devaluar la moneda, pese a que ningún legislador lo había interpelado sobre ese tema. Por el contrario, las preguntas habían saltado a la cuestión de las offshore y, en el caso del diputado porteño Axel Kicillof (FpV), sobre la incompatibilidad de funciones. “En ese momento lo que hice fue vender todas mis posiciones. No porque vaya a desempeñarme como funcionario sino como un comportamiento ciudadano. Y porque me pareció una operación ruinosa para todos los argentinos”, aseguró respecto de la decisión de vender sus contratos de dólar futuro días antes del ballotage presidencial. Pese a que fue consultado de manera amplia sobre el destino de esas inversiones, no respondió a quien vendió esos suculentos contratos que se dispararon con la devaluación a la que forzó el Gobierno con la eliminación de toda restricción a la compra de divisas.

Finalmente, al responder sobre la incompatibilidad de funciones, argumentó que nunca se benefició a ninguno de sus ex empleadores del sector privado. “No son los bancos en los que trabajamos nosotros los que necesariamente más han ganado. Son siempre los mismos bancos porque son los mejores y por eso los contratamos”, concluyó.

“No somos ni el ministro, ni el secretario, los que adjudican bonos a los fondos; son los bancos colocadores. Son las licitaciones más transparentes del mundo. Las hacen todos los países en todo el mundo; participan decenas, centenares de fondos, todos participan al mismo precio. No hay forma de beneficiar a uno en particular, ni este ni el anterior gobierno”, enfatizó. “Se está acusando por algo, que no sólo no hago, sino que no lo podría hacer ni aunque quisiera”, se excusó. Previo al cierre abrupto de su exposición, volvió a defender la gestión e insistir en la idea de una mejora invisible para los argentinos. “El argentino es más escéptico que nadie. Los extranjeros creen más que los argentinos mismos. Tenemos una tradición, vivimos un montón de volatilidad, que obviamente nos ha sesgado. Por eso, estamos más embutidos en el corto plazo”, sentenció el titular de la cartera de Finanzas.