Una chica camina por la plaza mientras escucha música. Se cruza con otra. No hablan. No se escuchan. Se miran. Es complicidad a primera vista. Una tiene el pañuelo verde de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el cuello. La otra en la cartera. “Se va a caer”, le dice una. “Se va a caer”. El dibujo es de la ilustradora Tomatoe y se comparte en las redes sociales que también se volvieron una plaza de conquista. La canción es un hit de la calle compartida, del baile que bajan las más jóvenes y que hace de Nina Brugo una bastonera histórica y aplaudida: “Poder poder, poder popular, luchar con la compañera, le gusta a usted, le gusta a usted. Y ahora que estamos juntas, y ahora que sí nos ven ¡Abajo el patriarcado Se va a caer, se va a caer! ¡Arriba el feminismo, que va a vencer, que va a vencer!”.

El pañuelo verde se volvió una forma de identificación, de rebelión, de identidad colectiva que funciona como guiño y como una escarapela libertaria sin bordes fijos. Las calles, las plazas, los subtes se multiplicaron de chicas y chicos, cis y trans, la mayoría muy jóvenes con el pañuelo anudado sobre el cuello, las mochilas, el pelo o la muñeca. La marea verde asociada con una idea pasatista de esperanza toma, sin embargo, de la banalidad el empuje y de la esperanza la energía imprescindible para despertar el cambio. 

Los pañuelos se reconvirtieron en un objeto codiciado, intervenidos como top sobre los torsos desnudos de las pibas, con inscripciones propias como el reclamo por misoprostol y el orgullo lésbico e, incluso, con la confirmación que ya es una marca propia: con falsificaciones que saben del clamor por hacer del verde una apropiación del deseo y el derecho a decidir (y que las propias manifestantes se encargan de distinguir para que se compren los pañuelos originales de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito) o de la confección casera un arte que convierte al feminismo en un movimiento articulado, enlazado y autónomo. 

Otro dibujo, de la ilustradora Diana Mangialavori inventa el lema “Green isthe new black, hermana”  muestra a dos estudiantes secundarias abrazadas y con el pañuelo verde anudado a sus mochilas. La frase hace referencia a un latiguillo sobre la moda cuando un color se impone en una temporada como un clásico irrefutable similnegro: básico, combina con todo y es indispensable. Ese efecto tuvo el verde aborto. Los dibujos no salen de un repollo (nada sale de un repollo, ese es el quid de la lucha por los derechos sexuales y reproductivos), sino de formas de injusticia, que ahora pueden nombrarse, corearse, debatirse en el Congreso y dibujarse: “Yo aborté a los 21 años. Lo callé por años por vergüenza, temor, culpa. Lo metí dentro del closet y se quedó ahí por mucho tiempo, hasta que el feminismo apareció en mi vida.  Para mí, poder llevar el pañuelo verde colgado en mi mochila significa sacar mi aborto del clóset e ir más allá aún: es hacer esa lucha colectiva. Que todes salgamos con el verde en la mochila es un acto de libertad enorme que jamás creí poder vivir, es un cambio social revolucionario, sororo y socialista”, potencia Mangialavori (@dimangia), de 27 años. 

Las ilustraciones copan las redes sociales con un arte feminista que explota. Y con actrices unidas a través del chat, la foto y una carta que copan la opinión pública y rompen la pantalla para hacer de la interrupción voluntaria del embarazo un tema ineludible para la agenda mediática que, recién en el 2018 (a pesar del esfuerzo y la trayectoria de tantas comunicadoras) dejo entrar la pelea contra el abuso, la diversidad sexual y corporal, el deseo a ser y no ser madre y la interrupción voluntaria del embarazo entre los temas que se pueden hablar de noche y de día. 

El pañuelo verde es una forma de exigirle a los y las legisladores que aprueben el aborto legal, seguro y gratuito y sin restricciones para adolescentes ni obstáculos que impidan, en la realidad, su práctica. Pero, además, es un símbolo que hilvana la lucha feminista de pioneras con recién llegadas, caras visibles con un colectivo masivo y popular, académicas con mujeres populares, trans, lesbianas y bisexuales con varones que escuchan y acompañan. Y que vuelve a la marea verde un fenómeno político que flamea entre los cuerpos que reclaman. Por eso, estudiantes, activistas, médicas, jóvenes, periodistas y actrices opinan sobre que significa esta marea verde. 

Griselda Siciliani, actriz: “La sensación en el pecho es estar viviendo un momento histórico con todas pidiendo poder elegir. Poder elegir nos hace más libres. Y eso es lo más interesante de este momento histórico. Los cambios son de a poco. Pero esas acciones van a modificar el futuro. Y eso es muy conmovedor. Las actrices somos un grupo muy diversos y pudimos hacerlo con líderes muy claras como Dolores Fonzi, que fue la comandanta. Y si Muriel Santa Ana no se hubiera atrevido a hablar del aborto, en enero de este año, tal vez no estaríamos haciendo esto. Muchas veces recibimos muchas puteadas porque estamos muy expuestas. Pero no podemos mirar para otro lado. Por eso, me siento comprometida. Y orgullosa de mis colegas. También me paso con el no es no y con Calu Rivero. Sentí que mi voz era importante en ese tema. Soy una privilegiada en muchos ordenes como mujer, en mi vida y en mi profesión y, por cuestionarme mis privilegios, tengo que defender los derechos de otras mujeres que no los tienen”. 

Mariana Romero, médica, investigadora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes): “Me conmueve profundamente ver la cantidad de chicas que hay en la calle que llevan con orgullo el pañuelo verde. Esto ya no es un movimiento de académicas y de mujeres que militamos históricamente. Ahora se ve en la calle con jóvenes que se identifican con el pañuelo verde. Las jóvenes le dan alegría, liviandad, democracia, otras interpretaciones, nos jaquean todo el tiempo. Se cortan las diferencias generacionales. Todo esto es de un enorme valor como sociedad. Ni Una Menos nos puso a todas en pie de alerta y eso dio un salto. Esta agenda se sube sobre esa primera agenda. Las chicas se conmovieron frente a una par que se muere o que la matan. Ahora pudimos salir de cierto dramatismo y lo estamos reconvirtiendo. Por supuesto que recordamos a cada una de las jóvenes y mujeres que mueren por violencia. Pero lo convertimos en participación y con una agenda muy distinta a la que hubiéramos construido desde nuestro lugar de adultas”. 

Nancy Dupláa, actriz: “Es una emoción inconmensurable saber que arrancamos unas pocas actrices en un chat y de repente éramos 410 con una diversidad enorme entre nosotras en edad, posición social, posición política, trayectoria y nos pusimos a la altura de la situación para luchar por la legalización del aborto. Todas esperamos que sea un debate inteligente. No se puede seguir legislando desde creencias personales, ni religiosas, sino como una cuestión de salud pública. Todas le ponemos el cuerpo a lo que sentimos y Dolores Fonzi fue la precursora de todo esto. Además conocimos personas maravillosas como Señorita Bimbo que nos hicieron mover y hacernos preguntas. También lo compartimos con periodistas y comunicadoras que nos abren la cabeza y el corazón. Y en lo personal con mi hija que tiene su pañuelo y va a todas las marchas. Es una emoción esta sororidad en la que estamos juntas maravillosamente”. 

Sofía Zibecchi, estudiante, presidenta del Centro de Estudiantes del colegio Federico García Lorca: “Más allá de la pelea por la legalización del aborto los pañuelos verdes simbolizan mucha sororidad entre las pibas y una forma de identificación entre nosotras. Cuando vemos a otra compañera con el pañuelo verde nos sentimos acompañadas y con fuerza. Estamos unidas con compañeras más chicas y más grandes y para nosotras el pañuelo del aborto significa la lucha feminista: sentirnos libres para lo que queremos. Sin los pañuelos en los cuellos, las mochilas y las muñecas no sería lo mismo porque entre nosotras nos organizamos para recuperar los derechos que el Estado nos quita”. 

Mercedes Morán, actriz: “El significado de esta marea verde de mujeres pidiendo por el aborto legal es que las mujeres estamos parándonos sobre nuestras propias piernas, pidiendo por la libertad y para decidir sobre nuestro propio cuerpo, con un movimiento de mujeres que ha peleado contra los abusos y el maltrato. Es un movimiento de una solidaridad enorme. Estamos pidiendo por un derecho, pero más allá de que lo vayamos a utilizar, teniendo conciencia de la cantidad de mujeres pobres que mueren porque tienen que llevar a cabo  abortos de manera ilegal”. 

Estela Díaz, integrante de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito: “El modo en el que se está dando el debate del aborto en la Argentina tiene que ver con una revolución de las mujeres, una enorme revolución que toca culturalmente en lo más profundo, que se nota en estas jóvenes, niñas, estudiantes secundarias, universitarias, que se están plegando a esta causa. Y no solo es la lucha por el aborto, sino por la construcción de un futuro con autonomía. Y esto impacta en las mujeres y en los varones. Ellos se están preguntando como nombran, como miran, como acompañan, como participan. Se juntan para pensar y deconstruirse. Hace mucho que las mujeres estamos haciendo la revolución, pero ahora con más masividad y le llego a los varones con una potencia plebeya, joven, feminista, profundamente transformadora”. 

Muriel Santa Ana, actriz: “Desde la unión de actrices argentinas las caras visibles llegan a todo el país, a través de la televisión. Poner la cara y el cuerpo nunca es sin costo y más para una figura pública. El 2 de enero cuando puse un tuit con la palabra aborto pidieron prácticamente pidieron mi cabeza. Y tres meses más tarde estamos todas juntas y la palabra aborto se dice y se habla del horror de muertes y sangre que tiene en las manos la clase política argentina por no haber debatido los proyectos de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en seis oportunidades. Es una posición muy importante por fuera de partidos políticos y sindicatos con un objetivo común. La autonomía y la espontaneidad son fundamentales porque es un movimiento sin amos. Por nuestra propia necesidad de justicia y voluntad de que esto cambie y encaminarnos hacia una igualdad de derechos”.

Eugenia Guerty, actriz: “Hay una energía muy interesante, sin interés por figurar (sí con la idea de aprovechar la visibilidad y aprovechar la llegada a la gente) y con hermandad. Esta unión de actrices rompe el molde de pasarse diciendo que la mujer es particularmente competitiva. Nunca había vivido algo como esto y es espectacular. Aparece la verdad sobre cómo nos ayudamos las mujeres. Esta fuerza femenina en acción es una forma de responder a todo el tiempo que nos quemaron y persiguieron por generaciones. Por eso, sale el grito de aborto legal ya y basta de encerrarnos”. 

Ángela Lerena, periodista deportiva: “La despenalización del aborto es un tema de salud pública, es un tema de derechos, pero también –y fundamentalmente– es un tema de poder. ¿Quién tiene poder sobre el cuerpo de la mujer? Históricamente la mujer no tenía poder sobre su cuerpo: no podía votar, no podía planificar su vida reproductiva, no podía ocupar espacios lúdicos y deportivos. De a poco fuimos ganando terreno en hacerle caso al deseo y no a las imposiciones. El aborto es un eslabón más en esas cadenas que vamos rompiendo. Por eso las mujeres nos tenemos que unir para tratar de imponer nuestra mirada que es separar la vida reproductiva del deseo sexual”. 

 Fermina Espada, estudiante de psicología: “No puedo creer que los antiabortistas tengan más en común con una moneda que con una mujer. La sociedad no puede decidir sobre el derecho de una persona. Por eso nos toca luchar porque nadie va a defender nuestros derechos por nosotras. La sororidad es que hacemos por las otras más de lo que hacemos por nosotras. 

 Maruja Bustamante, actriz y dramaturga: “Las actrices comprendemos la importancia del cuerpo porque es nuestra principal herramienta de trabajo. Sin cuerpo no hay teatro. Y todas creemos en la libertad y la posibilidad de elegir. Actuar y encarnar personajes implica comprender al otro, otra, otre. Es precioso que nos hayamos podido reunir actrices del off, activistas y famosas para apoyar a la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito”. 

Camille Delavedua, estudiante de comercio internacional: “Nosotras peleamos por tener derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y no a la intromisión en nuestros cuerpos. Luchar por la libertad sobre nuestros cuerpos es muy fuerte, pero es el principio. Esto es lo que empieza para todo lo que sigue”. 

Julieta Otero, actriz: “Un nuevo pedido aparece en los whatsapp de mamis: “¿Alguien que vaya a la marcha me compra un pañuelo verde?  Es para Julia, que me lo está pidiendo hace rato”. “No se consigue, chicas, se terminaron”. “Te averiguo”. Allá por 2011, con Azul (Lombardia) empezamos a cuestionarnos desde Según Roxi nuestra propia idea de la maternidad sagrada, nuestra familia patriarcal, nuestro machismo. Y a reírnos de ese colectivo colorido, (a veces infantilizado y siempre sobrecargado) que irónicamente etiquetamos como “las mamis”. Y nunca  soñamos con que ese grupo de whatsapp hoy sirviera para “traficar” pañuelos del aborto. Nuestras hijas ya son grandes, compañeras, luchadoras, y nos están enseñando a serlo. Hoy una marea verde toma las calles. Hoy nos siento cómplices, hoy nos siento hermanas. Mi hija mayor, mi “Clarita” de la vida real, el año pasado fue a la muestra de danza de la hermana menor (una muestra llena de brillantina y tules) con la leyenda  aborto legal pintada en su mejilla. Esa misma adolescente militante con la que vivo, frente a la falta de pañuelo verde, el otro día fue a una sedería. Pidió tela verde, para… “pañuelos”, le adivinó la vendedora cómplice”.

Paulina Gallardo, estudiante de dirección de foto: “Las penas son de muchos años, pero para mí estar rodeada de feministas mueve el mundo. Yo vengo de Republica Dominicana, donde hay un ambiente muy hostil y ver a tantas mujeres empoderadas, con una ideología tan clara, con tanto verde, que son capaces de salir a la calle y exigir libertad sobre sus cuerpos es muy movilizante. Yo nunca había vivido ser parte de un movimiento feminista tan grande y ya ver esta cantidad de mujeres es una victoria”. 

Tita Print, música: “La marea no se sabe bien de donde viene, aunque haya quienes intenten explicarlo y ensayen reflexiones y críticas al respecto. Lo que en verdad desvela a las poblaciones del mundo es su potencia ingobernable, su carácter rebelde, su furia toda. La marea, impulsada por una  colisión de  corrientes heterogéneas, desde las más reconditas  profundidades, se alza poderosa y en su supremacía pone en jaque las ficciones de la humanidad. El derecho al aborto instalado, de una vez y para siempre, en las mesas del máximo órgano de decisión de la República, es ese sonido tronador que se escucha cuando la marea avanza, decididamente, a conquistarlo todo”.