Comienza el juicio oral contra el sacerdote Justo José Ilarraz, en los tribunales de Paraná. Ilarraz está acusado por siete casos de abuso sexual cometidos entre 1985 y 1993 en el Seminario Menor de Paraná, mientras el acusado se desempeñaba como prefecto de disciplina y guía espiritual de chicos de entre 12 y 15 años de edad.

El caso se disparó públicamente en 2012, cuando la revista Análisis, de Paraná, hizo público el caso lo que provocó una investigación de oficio ordenada por el Procurador general Jorge García. Siete víctimas se decidieron a prestar declaración ante la Justicia.

Ilarraz asumió como prefecto de disciplina del Seminario Menor de Paraná en 1985. Estaba a cargo de unos cien niños que en, su mayoría, rondaban los 12 años. El cura en ese entonces tenía 30 años, conocía los orígenes de todos los chicos y cómo eran sus familias. La mayoría provenía de pequeñas comunidades rurales cercanas a Paraná.

En 1993, una de las víctimas comenzó a relatar a sacerdotes lo que le había pasado y dos años después, la Iglesia ordenó una “investigación cautelosa” sobre los hechos. Los resultados fueron ocultados, pero en diciembre de 1996 Ilarraz fue sancionado: se le prohibió “venir y permanecer en el territorio de la Arquidiócesis de Paraná, así como tener comunicación de cualquier tipo con los seminaristas”. También intervino el Vicariato de Roma y recomendó enviarlo a otra diócesis para que pudiera seguir siendo cura. Entonces, Ilarraz hizo pie en Tucumán, en la localidad de Monteros, donde todavía reside y ejerce como sacerdote. La causa judicial avanzó con una serie de tropiezos e incluso el juicio se desarrollará a pesar de que está pendiente un planteo de prescripción que debe resolver la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel integran el tribunal que deberá juzgar el mayor caso de abuso y corrupción de menores por parte de un miembro del clero en la historia de Entre Ríos. Los fiscales serán Juan Francisco Ramírez Montrull y Álvaro Piérola. Los querellantes, en representación de las víctimas, serán Santiago Halle y Victoria Halle; mientras que el sacerdote tendrá como defensor a Jorge Muñoz. Las audiencias del juicio serán a puertas cerradas y se extenderán hasta mediados de mayo. Entre los testigos se cuentan los arzobispos Estanislao Esteban Karlic, Mario Luis Bautista Maulión y Juan Alberto Puiggari.