Horacio Tarcus en el estudio preliminar de Cartas De Una Hermandad. Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Ezequiel Martínez Estrada, Luis Franco, Samuel Glusberg, destaca la filiación política de Lugones en su juventud. Refiere que el escritor nunca fue anarquista, sí predicó un socialismo revolucionario radical antiparlamentario, antiestatal, en un cierto sentido antipolítico. Un socialismo libertario y estetizante donde el artista revolucionario funde su encuentro a las masas, sin mediación de partido o sindicato. Misma filiación, hasta en la promoción de personalidades al campo intelectual y científico local, le asistió al italiano  de Livorno "naturalizado rosarino", Ardoino Martini (1872‑1943); aunque el nuestro la extendió insobornable a lo largo de su vida. La conversión del cordobés ‑del mesianismo del artista a una jerarquía intelectual de índole económico‑social (la oficialidad del ejército argentino)‑, en Martini no existió. Impasible supo de la unción del ideal ácrata de fines del siglo XIX con el mundo clásico, del cual fue un estudioso.

Nacido en la costa occidental de la península "La Toscana", viajó a la ciudad de Pisa, donde egresó de su universidad con el título en Ciencias Agrarias. Desde muy joven cultivó, más que las ciencias naturales, la erudición y la literatura. Excelente latinista, entendió el sentido de la belleza y el arte antiguo. Dirigió en Italia un periódico acusado por la justicia de publicar La Montaña, de Jacques Elisée Reclus (anarquista de la Primera Asociación Internacional de Trabajadores creada en Londres en 1864). En su defensa llevó al mismo Reclus, pero fue inútil, devino el autoexilio hacia estas latitudes. Aquí participó en tareas periodísticas en El Censor, con el seudónimo de "Alastor" (el espíritu del rayo) y colaboraciones en La Capital y en el diario La Prensa, de Buenos Aires. El primero edita sus traducciones de la poesía de Heine hechas del alemán, idioma que dominaba. Vierte al italiano Odas seculares de Leopoldo Lugones y escribe el libro La personalidad de Goethe, publicado en castellano en el año 1932.

Ejerció un dilatado magisterio como Profesor de Química en la Escuela Nacional de Comercio (Superior de Comercio) y empleado municipal en la Oficina de control sanitario. Entre sus alumnos se contaron José Pedroni y Arturo Fruttero. Este último lo ubicó como modelo para su propia vida (al modo del Liceo ateniense). En Hallazgo de la roca, dos años después de su muerte, Fruttero recuerda al maestro con esta dedicatoria: "Ardiuno Martini. Dilectissimis. In Intimo Corde" (Ardoino Martini. Querido desde el fondo del corazón).

Pero lo paradójico, además de encontrar a un anarquista trabajando para el Estado, es el reconocimiento que le brindaron las autoridades de la ciudad  a este hombre libertario y  culto, en el Decreto nº 24.606. Dice: Rosario, 2 de mayo de 1960. Considerando la existencia de calles, pasajes y avenidas El Comisionado Interventor en la Municipalidad de Rosario decreta, con fuerza de ordenanza con el nombre de Martini, en acuerdo del profesor Ardoino Martini, cuyos trabajos de investigación microquímica realizados en Rosario dieron prestigio a la ciencia argentina al pasaje conocido como "Humahuaca" que corre de sur a norte en la manzana circunvalada por las calles Alvarez, Tacuarí, Guayaquil y 25 de mayo.

Curiosas ligazones, sintetizadas por una oficina pública, en este caso, catastro. Los vecinos de La Florida, en tanto, siguen denominando la vía con el antiguo nombre.