Nunca, jamás nos vamos a librar de todo este dolor que nos recorre cada centímetro del cuerpo, porque siempre estuvimos luchando por nuestros muertos, por las asesinadas de las favelas, por el sufrimiento de nuestras barriadas postergadas. Y ahora, ¡ahora ejecutaron a mi hermana! Desde aquel 14 de marzo, cargo una angustia imposible de superar, que poco a poco deberá transformarse en mayor conciencia, en una mejor resistencia. Porque sí, hace unos días no más, caminábamos a la par, por todas las que cayeron ante nosotras. Y de pronto nos encontramos gritando también por Marielle, que se volvió nuestro faro de amor.

Allá, en Maré, un verdadero nudo en las gargantas de Río, su voz libera las almas. Ahí la conocí, ocho años atrás, cuando recién nacía mi militancia desde la educación popular y ella era ya una gran activista por los Derechos Humanos. Nos fuimos acercando en el barro, hasta que ese cariño se hizo compromiso y ese compromiso nos transformó en concejalas, una experiencia que compartíamos con intensidad. ¿Cómo desunirnos? ¡Si éramos mujeres negras, en un espacio tomado por hombres blancos! Cuando fuimos electas hace dos años, fue muy impactante: nos miramos y nos abrazamos con mucha incertidumbre, pero también con mucha energía. Un abrazo poderoso, que nunca terminará.

Hace cinco años, en uno de nuestros actos, la policía les tiró balas de plomo a los manifestantes, porque nunca hay balas de goma para las favelas. Y ella se puso al frente, literalmente. Era eso, una líder popular increíble, con tanta fuerza como templanza. Siempre lidiamos con esos ataques, con sus insultos, con el terror que riegan sobre los pueblos, pero desde su asesinato el miedo está más latente, sí, ¡claro que sí!

Ahora me amenazan a mí. 

Sin embargo, ni esos cuatro tiros en la cara van a paralizarnos. Al margen de lo judicial, fue una ejecución política por parte de los sectores dominantes a los que incomodaba esa mujer favelera, lesbiana, que no sólo los interpelaba por todo lo que representaba, sino también por sus acciones directas, denunciando las violaciones del Estado en las favelas, el genocidio del pueblo negro, los atropellos a las transexuales y la farsa del modelo que necesita una ciudad militarizada.

Pudieron dispararle a su garganta, pero no pudieron con sus gritos. No podrán. Las ideas no se matan. Y las Marielle tampoco. Ahí pueden escucharla, por acá y por allá también, vociferando en cada mujer que convierte su dolor en rabia para seguir peleando, en cada persona que se manifiesta contra las violaciones a la condición humana. Hoy, vive en las luchas, ¡vive más que antes! Tomó forma de mundo y el mundo tomó forma de mujer, para que ya no la puedan desaparecer.

Rendirse no es una alternativa y Temer tampoco. Quien se considere “neutral” no será otra cosa que cómplice, cómplice del exterminio en las favelas, del racismo en la región, del asesinato a niños inocentes, del desprecio a la diversidad, del sistemático atentado a nuestra libertad. Con su crimen, nos robaron alegría y nos inyectaron potencia, para gritar que no, hermana, ¡no te imaginás cuánto te extrañamos! Pero acá estamos, más erguidas que nunca para seguirte hasta la eternidad.

Vivirás en todas y en todos,

hasta que vivamos en libertad.

* Concejala de Río, amiga de Marielle Franco. Texto publicado en la revista La Garganta Poderosa.