El FMI abre el paraguas. El optimismo del organismo multilateral con el cambio de rumbo asumido por el país desde finales de 2015 choca con la volatilidad financiera internacional. El encargado para la Argentina del Fondo, Roberto Cardarelli, sostuvo ayer que “un riesgo externo importante para el crecimiento del PBI es que las condiciones financieras mundiales podrían endurecerse de forma más repentina, y más desordenada de lo esperado, lo que empeoraría la disponibilidad y el costo del financiamiento externo para la Argentina”. Frente a ese escenario, el economista italiano sostiene que “un shock negativo de ese tipo forzará una compresión de la demanda agregada y un crecimiento menor de lo proyectado en el escenario base”. Cardarelli sostiene además que, a nivel local, “la inflación puede ser más persistente de lo que se proyecta actualmente, lo que puede requerir una postura de política monetaria más ajustada de lo previsto”. O sea, si los precios no bajan el Banco Central deberá subir sus tasas de interés. En una entrevista publicada por el diario La Nación, el funcionario del FMI celebró y respaldó la estrategia de contención salarial. “El hecho de que muchas paritarias importantes se hayan cerrado con un aumento general del 15 por ciento ayudará a contener las presiones inflacionarias en el futuro”, expresó Cardarelli, que este año volverá a visitar al país para encabezar la misión del Fondo a cargo de llevar adelante el informe del Artículo IV.