Alguna vez se les tenía que dar. No fueron los Pumas, pero sí los Jaguares (diríase que son casi el mismo equipo). Ganaron en Nueva Zelanda un partido importante contra los Blues, el primero de la historia contra un rival de ese país en el Super Rugby. A ese nivel, la victoria tiene un valor supremo. Es el mejor del mundo entre franquicias: una especie de NBA del deporte de la ovalada. El resultado apretado de 20 a 13 no señala la verdadera superioridad del combinado argentino que derrotó a los neozelandeses en Auckland. El karma de no obtener un éxito relevante en la tierra de los All Blacks podría decirse ahora que quedó en el pasado. Para Mario Ledesma, el entrenador del equipo, en éxitos como este “la mentalidad con que se juega” es determinante. En otras palabras, hay que creérsela.

Hace un año o tal vez menos, hubiera sido poco probable ganarle a un rival de Nueva Zelanda. Sus franquicias ganaron las tres últimas ediciones del Super Rugby. Blues parece hoy ser la más débil, pero está segunda en el historial de títulos conseguidos en este torneo. Su figura es Sonny Bill Williams, uno de los All Blacks que nadie discutiría como titular en la mejor selección del mundo. Contra los Jaguares no jugó por lesión, igual que su compañero Jerome Kaino. No puede restársele valor al triunfo de los argentinos por eso. Ganaron muy bien, a pesar de haber terminado el primer tiempo abajo en el resultado. 

Para Jaguares fue la tercera victoria en fila en el Super Rugby y en condición de visitantes. Habían vencido en Australia a Brumbies y Rebels y con su quinto triunfo en el Super Rugby quedaron en zona de playoffs (están octavos en la tabla general y segundos en su zona). El desempeño hasta acá de los Jaguares es interesante por lo que proyecta a casi un año y medio del Mundial de Japón. La base de este plantel es la de los Pumas, y aunque el entrenador no sea Ledesma, ni el juego que plantea Daniel Hourcade sea el mismo, hay un proyecto común: llevar al rugby nacional a los mejores lugares que consiguió en el pasado. Una cuestión que será muy difícil. El grupo que le tocó a los Pumas en el Mundial lo anticipa: deberá superar a Inglaterra o Francia para pasar a los octavos de final.

Victorias como la de ayer en la madrugada estimulan a pensar en positivo. El equipo estuvo fuerte de la cabeza. Había arrancado ganando con un try de Creevy arrojándose en el ingoal tras un maul compacto y arrasador. Pero a Jaguares les dieron vuelta el resultado con dos tries y un penal. En el segundo tiempo, un try por la línea de Boffelli, lanzado en carrera por un pase de De la Fuente, y otro de Lezana, que llegó con lo justo a apoyar la pelota, pusieron la diferencia merecida en el resultado. Ledesma habló de que en determinado momento del partido –el primer tiempo– al equipo le “agarró el miedo a ganar”. Después lo perdió. Consiguió así un triunfo histórico, porque en Nueva Zelanda y a ese nivel de juego, el equipo venía virgen.

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