Balearon ayer el campamento en apoyo al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva montado en la sureña ciudad brasileña de Curitiba. El ataque a tiros, que dejó a dos personas heridas –una de ellas de gravedad–, generó una ola de repudios y tensó la situación social en Brasil, donde está previsto un acto multitudinario el 1° de mayo para exigir la libertad del ex mandatario.

El ataque en la capital del estado de Paraná ocurrió a la madrugada y, según testigos, hubo más de 20 tiros, informaron fuente policiales y la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann. “Este es el resultado del proceso de persecución construido contra Lula”, señaló la senadora, y recordó que una caravana que realizaba el ex presidente el mes pasado en Paraná también fue blanco de balas. “¡Es un barbaridad! Tenemos que denunciar al mundo este estado de violencia en Brasil, motivada por el odio y por la intolerancia. No podemos callarnos ante la gravedad de lo que está pasando. Esperamos providencias rigurosas por parte de las autoridades de seguridad”, reclamó Hoffmann. 

Este último hecho de violencia contra los simpatizantes del ex presidente sucedió una semana después de que barrabravas del club Curitiba emboscaran a campesinos del MST en una calle cercana al campamento donde duermen diariamente unos 300 seguidores de Lula.

La Secretaría de Seguridad de Paraná informó que uno de los heridos, identificado como Jeferson Lima de Menezes, de 39 años y procedente de San Pablo, recibió un balazo en el cuello y su estado es grave e inestable.

Lima de Menezes fue internado en estado grave en un hospital de Curitiba, ciudad donde Lula está preso desde el 7 de y abril. La Secretaría agregó que en el lugar del ataque se hallaron varias cápsulas de balas calibre 9 milímetros. La radio CBN, por su parte, informó que la segunda persona herida no fue alcanzada directamente, sino por el rebote de un proyectil que la impactó en el hombro. Se trata de una mujer que estaba en uno de los baños químicos instalados en el campamento.

En una primera reacción, las ocho centrales sindicales de Brasil coincidieron en sus comunicados en repudiar el atentado y en la calificación del acto como fascismo, y ratificaron la convocatoria al acto nacional que se celebrará en Curitiba el martes por el Día del Trabajador con la consigna Libertad para Lula. Esta convocatoria había sido anunciada días atrás por las organizaciones obreras, desde la poderosa Central Única de los Trabajadores a otras menores, y desde antes de este atentado está en marcha el operativo para trasladar a los manifestantes desde todos los rincones de Brasil.

La ex presidenta Dilma Rousseff también calificó de fascista al ataque a balazos. “Los golpistas de 2016 sembraron el odio, alimentaron el fascismo que en esta madrugada disparó 20 tiros contra el campamento de apoyo a #Lulalibre”, afirmó la ex mandataria.

La palabra “fascista” también fue utilizada para catalogar a este atentado por el coordinador de la campaña de Lula, el ex alcalde de San Pablo Fernando Haddad, posible plan B del PT si finalmente se frustran por acción de la Justicia las aspiraciones de que el ex  presidente sea candidato presidencial.

La titular del partido fundado y liderado por Lula da Silva, la senadora Hoffmann, por su parte, responsabilizó a los medios, a los fiscales de la Operación Lava Jato y al juez Sérgio Moro de haber instalado el clima de odio en el país. “Lava Jato, el juez Moro y los medios que incitaron al odio contra el PT tiene responsabilidad objetiva en esto”, aseguró Hoffman.

Mientras, el presidente del PT de Paraná y ex Alto Representante del Mercosur, Florisvaldo Fier, más conocido como Doutor Rosinha, estuvo reunido con la cúpula de la Secretaría de Seguridad de Paraná para pedir una rápida investigación. “Este clima de odio inédito en el país y en Paraná es alimentado por algún candidato que no quiero nombrar y que defiende la intolerancia y no las soluciones por la vía de la política”, dijo Fier en referencia al ex capitán del Ejército Jair Bolsonaro, el candidato de extrema derecha que secunda a Lula, a una considerable distancia, en las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales de este año.

Ayer al mediodía se informó que la policía de Paraná comenzó a tomar testimonios de los testigos, a la vez que comenzó a buscar las grabaciones de las cámaras de seguridad y de tránsito de la zona. Los oficiales también cuentan con las placas de los automóviles, tomadas preventivamente por campesinos del MST, porque antes de los disparos pasaron varias veces insultando a Lula y al PT.

La movida política para denunciar la detención de Lula también alcanza a países de la región.  Gelisi Hoffman voló ayer a Santiago de Chile, donde se reunirá con la ex presidenta Michelle Bachelet y denunciar que Lula es un preso político. El 1° de mayo hará lo propio en Buenos Aires Dilma Rousseff, quien participará en la Feria del Libro de la presentación del libro testimonial Lula, la verdad vencerá, junto a Ernesto Sámper y Cuauhtemoc Cárdenas.