Un “Encuentro de la cultura y el arte por la democracia en Brasil y la libertad de Lula”. Así llamaron sus organizadores a esta gran movida que este martes convocará a artistas e intelectuales argentinos, y también, como invitada especial a Dilma Rousseff. Será a las 19.30 en la Sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037), y allí se reunirán figuras como Teresa Parodi, Liliana Herrero, Cristina Banegas, Dolores Solá, Rita Cortese, Cecilia Rossetto, Carolina Peleritti, Peteco Carabajal, Horacio Fontova, Palo Pandolfo, Gerardo Romano, Rep y Roly Serrano, entre otros. Canciones, poemas y lecturas serán esta vez los que movilizarán el grito de “Libertad a Lula. Democracia real en Brasil”.  

El encuentro de Caras y Caretas tendrá la particularidad de movilizar el reclamo con el arte y la cultura como puntos de partida. Any Ventura y Titi Fernández conducirán el evento. 

Mientras se construye sin disimulos la proscripción de Lula, el ex presidente sigue primero en las encuestas. Y mientras más se restringen sus libertades –lo detuvieron en un lugar especial de Curitiba, con el pretexto de resguardarlo, pero en los hechos se trata de un aislamiento, con prohibición de visitas, como ocurrió con las de Adolfo Pérez Esquivel y Leonardo Boff, y hasta de atención médica–, más se multiplican las voces de denuncia. En Buenos Aires se hacen oír, de este modo, las del arte y la cultura.

“Ese niño que desde la pobreza más grande llegó a la ciudad, ese obrero que se hizo padre, que siguió luchando y que llegó a presidente, nos representa y nos enorgullece a todos. Su orgullo es el que sentimos todos, por ver que un trabajador y un hombre de su honestidad haya llegado a gobernar el país más grande de Latinoamérica. Su cárcel es una de las grandes injusticias de estos tiempos”, dijo Cecilia Rossetto a Página/12. “En este acto fuimos convocados los trabajadores de la cultura, pero no creo que haya diferencias entre unos y otros. En definitiva, somos los trabajadores los que estams siendo atacados y ofendidos con esta prisión. Porque si hay algo que no le perdonan, como él mismo dijo, es que haya llevado a los negros a las universidades. Nosotros se lo agradecemos”. 

  “Para mí es muy simple: Si uno cree que algo es justo y cree que tiene un lugar asumido donde puede ser escuchado, es casi un compromiso ineludible salir a decirlo. Llevar a la acción lo que uno cree”, dice Peteco Carabajal sobre su participación. “Y cuantos más seamos, mejor. Todas las voces son importantes y las del arte tienen que estar. Así que, con esta voz que tenemos, decimos y vamos a seguir diciendo: Libertad a Lula”, agrega el cantautor santiagueño. 

  “Creo que a todas las sociedades las atraviesa la cultura, y por supuesto la política tiene que ver con la cultura, porque es una manera de ver el mundo. Ya lo decía Foucault: la insurrección de los saberes que fueron sometidos. Que la cultura esté presente es un grito que despierta, que interpela, que conmueve”, observa Rita Cortese. “En este momento, más que nunca, yo quiero estar presente en este tipo de manifestaciones. Porque se trata del destino de la Patria Grande, y porque estábamos cerquita, y porque nos están bajando a todos de esta forma tan parecida. Lo digo como americana y como mujer del mundo, porque esto es lo que está pasando hoy en el mundo. Acá hay un trabajador que ha llegado al poder, que ha gobernado para que vivan mejor otros trabajadores, y como no podían silenciarlo de otro modo, lo han encarcelado. Hay que defenderlo”, señala la actriz y cantante. Uno de los temas que interpreta en su nuevo espectáculo es “Construcción”, de Chico Buarque, presentado como un homenaje a Lula. 

  La reunión del martes lleva a Liliana Herrero a analizar la relación de Lula con la música y la cultura brasileras, advirtiendo que “ese encuentro fue un encuentro tardío”. “Lula nunca estuvo muy cerca de las formas estéticamente vanguardísticas, si se quiere. No sabría explicar bien cómo se produjo ese proceso, pero mientas fue el dirigente metalúrgico y tornero, no fue un encuentro fácil entre la vida cultural artística y ese movimiento obrero que él dirigía. Sin embargo, pasados los años, el encentro fue no sólo magnífico, sino que nunca olvidaremos ese rostro de Chico acompañando junto a Lula el momento en que la juzgan a Dilma. Nunca olvidaremos a ese Chico caminando solo, pero rodeado de la multitud, en la marcha por el asesinato de la concejal Marielle Franco. Nunca olvidaremos esa carta hermosa que Chico le manda a Lula antes de que lo mandaran preso”, repasa la cantante. 

  Herrero también recuerda el acto que tuvo lugar antes de que Lula fuera detenido, cuando alguien le dijo que estaba Glauber Rocha filmando, y en realidad se trataba del hijo del director de cine, ya fallecido. “Fue un equívoco extraordinario, porque ahí Lula menciona, muy emocionado, al director que fue uno de los creadores del Cinema Novo. Ellos no tuvieron una buena relación, incluso hubo discusiones y enfrentamientos. Sin embargo en el máximo momento del peligro, en el momento del abismo, de la interrupción de la vida ciudadana, él recuerda a aquellos compañeros que como Glauber Rocha forjaron la gran vanguardia artística de Brasil. Esas paradojas me hacen pensar en cómo a veces a la política le cuesta pensar la cultura, y cómo a la cultura le cuesta pensar las formas siempre imperfectas de la política”, analiza.  

  “Para mí es un honor que me hayan invitado a cantar un tema en este acto, y voy a cantar un tema de esa tierra, de esa patria. Si es que se confirma mi teoría de que cantar un tema de una tierra, es cantar a esa tierra. Me hubiera gustado mucho que ese tema fuera uno de Chico. Pero Chico parece fácil y en realidad es muy difícil, y creo que ahí radica su gran forma artística”, concluye.

 Del mismo modo, la Asociación Argentina de Actores había dicho presente frente a la Embajada de Brasil, durante la jornada continental para exigir la liberación de Lula, unas semanas atrás. En aquella ocasión, Rossetto le había puesto voz a una carta del ex presidente brasileño. “Mientras me quede al menos un minuto de vida, ese minuto va a ser para luchar por la dignidad de nuestro pueblo. Y defender nuestro honor. El honor del niño que cruzó el país para vencer el hambre y se convirtió en lustrabotas. Del adolescente que se convirtió en un joven obrero. Del hombre que se hizo padre y luchó con todas las fuerzas para representar al pueblo brasileño. En las tardes de incertidumbre de mi juventud nunca imaginé que fuera posible. Pero lo fue. Me convertí en el presidente del pueblo brasileño”, dice allí Lula.

“Los que nos persiguen pueden hacer lo que quieran conmigo, pero jamás podrán aprisionar nuestros sueños”, decía también Lula en esa carta.