Internet hirió de muerte al porno. O al menos a su industria: le exigió modificaciones, adaptaciones o chau, chau, adiós. Así, hubo fuerte avanzada del amateur, del falso amateur, de portales pagos, contenido premium y videos producidos en función de un nuevo usuario: la Generación YouTube, que no se fuma nada de más de 5 minutos y que no paga por ver.

Ahí anduvo el porno tradicional argentino en 2016: seco, corto. Solo el platense César Jones estuvo de rodaje, con Faktor Fellatio, que estrenará en marzo. ¿Entonces? 2016 fue año virgen en materia de producción. “Hay una posibilidad, que empujo con fuerza, de unir a ciertos directores, productores y desarrolladores para generar un sitio de contenido porno argentino, gratuito para el consumidor, monetizado lateralmente para quienes lo proveamos”, puja Jones, soñando un Netflix nac & porn.

¿Y qué pasó con Víctor Maytland, nuestro Francis Ford Coppola genital? Filmó apenas un corto para Canal Venus: La dentista, protagonizado por la estrella local Lorena Mexy, con el que ganó un contest de realizadores de toda América. Sin embargo, este año no hubo cine para él. “Se decidió no producir”, sugiere Mexy. “Los espacios los están ganando las grandes web y no sirve producir para no ganar nada”, sincera Maytland.

El problema que sacude al porno local es su monetización. No hay industria sin dinero e Internet malacostumbró a los consumidores: nadie paga por lo que “encuentra gratis”. Este último estertor lo asoma, a su modo, uno de los pocos goles del año del XXX local: el documental Audaz se eleva, que tuvo estreno en el Bafici.

¿Y porno amateur? Sí, mucho, pero se trató de novixs despechadxs, onanistas empecinados, filántropos del mete y saca y voyeuristas de la web. Allí no hubo producción sino gestos: buenos, malos, gestos. Y sobre el pucho, la escupida: el año entrante no pinta mejor. “¿Para 2017? ¡Ni idea! ¡Ojalá surja algo interesante!”, implora el actor Ale Markov, y junto a él sueñan millones de argentinos.