“Arrojado como una estrella en mi sueño profundo, abro los ojos para echar un vistazo y descubrir que estoy junto al mar”, canta Donovan en “Hurdy Gurdy Man”, el tema que suena en la apertura de Britannia. Entre flashes fosforescentes surgen postales de romanos invasores, druidas ensayando ritos y clanes salvajes. Poco antes de la secuencia de títulos –de lo mejor que se ha visto sobre este asunto en mucho tiempo– se contó que Julio César quiso conquistar la isla (“dio la vuelta y volvió a casa”) y que nueve décadas después sus sucesores volvieron al ataque. La serie, original de Sky Atlantic, se centra en ese segundo intento pero además le adosa la lucha entre tribus y una importante cuota de esoterismo anglo. A diferencia de lo que se entona en la intro, aquí hay una auténtica pesadilla. La primera temporada de nueve episodios ya puede ser vista en la App de Fox o cada domingo a las 22 en su señal Premium, donde ayer tuvo su estreno.  

La entrega ubica al espectador hacia el año 43 después de Cristo, en una tierra “maldita”, “gobernada por los muertos”, “rodeada por un calamar gigante”. Quienes profieren esas palabras son unos soldados de la legión romana. La deserción les va a costar caro ya que el General Aulus (David Morrisey, recordado por su Gobernador de The Walking Dead) no va a permitir motines dentro de su tropa. Él y sus dos mil hombres están en las costas de Galia a punto de cruzar el Canal de la Mancha para penetrar de una buena vez en esa región en nombre del Emperador Claudio. La reputación de magia oscura y salvajismo no hará mella en el militar aunque del otro lado se vea eso y mucho más. Los otros tres ejes del relato son dos tribus enfrentadas en su guerra civil y los sacerdotes paganos comandados por Veran (Mackenzie Crook), el segundo hombre que pisó la tierra según dicen. También aparece un expulsado de los druidas, Divis (Nikolaj Lie Kaas), que tras ingerir sapos y tejones recibe señales del acabóse para los suyos. 

Un aspecto importante en Britannia es el rol conferido a los personajes femeninos. Antedia (Zoë Wanamaker) es la jefa de los Regni y por el lado de los Cantii aparece una princesa de armas tomar como Kerra (Kelly Reilly, la pelirroja de Piso Compartido). La tercera en la lista es Cait (Eleanor Worthington-Cox), una adolescente cuya ceremonia de iniciación de solsticio, entre cuchillos sobre su cuerpo y alucinaciones, se ve interrumpida por la llegada de los guerreros continentales. No solo pierde a su familia, sino que su transición como mujer queda revuelta por el asedio romano. Las conexiones con los personajes de Game of Thrones –Cersei Lannister, Daenerys Targaryen, Arya Stark– y con Ladgerda de Vikings salta a la vista. Lo mismo para los conflictos entre las facciones, las luchas por el poder, las traiciones internas y asociaciones a la fuerza de gran parte del género épico en la tevé actual. “Desde un punto de vista algo egoísta, me interesaba la idea de crear personajes femeninos que dominasen la acción. Ponerlas en el corazón de la historia, que todo pase a través de ellas para contar sus historias y mitos”, dijo su creador, Jez Butterworth. Se trata de la primera producción televisa del afamado realizador teatral del West End y que estuvo detrás de los guiones de Spectre, una de las últimas películas de la saga de James Bond. 

Acorde a su experiencia sobre las tablas, Butterworth monta un espectáculo de gran escala, más interesado por su puesta en escena que por la fiabilidad histórica de lo que narra. Es llamativo que para el rol de un General romano haya un actor con una prosapia que reclama su título de Sir. Britannia se embarca en un festín entretenido que abona la línea del folklore de esa parte del globo, con un ensamblado perturbador que recuerda al film de culto The Wicker Man (Robin Hardy, 1973) donde se sacrificaba al protagonista en un hombre de paja gigante.  

Más allá de los dos mil años de distancia, no han faltado quienes vieron en la ficción alusiones al contexto actual de la isla por su salida de la comunidad europea. “Es gracioso porque cuando comenzamos a trabajar sobre la serie, el Brexit estaba a punto de suceder y no sabíamos que iba a suceder. No buscamos paralelos que pudiéramos reproducir en la historia. Pero creo que inevitablemente está en los huesos de esta creación”, dijeron sus creadores. En definitiva, Britannia mueve las piezas del Stonehenge a su propio ritmo. Tal como sugiere Donovan en la apertura,  uno de los más duchos en eso de recrear la mitología brit en los psicodélicos 60: “Historias de edades pasadas, sombras no iluminadas, a través de toda la eternidad, el llanto de la humanidad”.