La sesión de investidura de Quim Torra en Cataluña terminó ese sábado como se preveía: sin que el candidato a encabezar la Generalitat consiguiese la mayoría absoluta. El lunes, el pleno del Parlament volverá a reunirse en Barcelona  y una votación simple, tener más votos favorables que en contra, lo colocará al frente del gobierno, que recuperará así su autonomía tras la intervención de Madrid.

Torra precisaba hoy 68 de los 135 diputados, pero la abstención de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), el más radicalizado de los grupos independentistas, evitó que llegase a esa cantidad. La votación fue reñida: 66 diputados votaron a favor, y 65 en contra, con los 4 diputados de la CUP absteníendose. Al candidato lo apoyó su bloque de Junts per Catalunya y la bancada de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Votaron en contra el Partido Popular, el Partido Socialista, Ciudadanos y Podemos.

La candidatura de Torra surgió tras la imposibilidad de Carles Puigdemont de presentarse a distancia. El depuesto ex presidente aguarda en Alemania su extradición a España y aspiraba a ser candidato a distancia. Ante el rechazo de esa alternativa, por parte del Tribunal Constitucional ungió a Torra.

El gobierno catalán quedó intervenido tras la declaración unilateral de independencia que hizo Puigdemont en octubre pasado, motivo por el cual Mariano Rajoy activó el artículo 155 de la Constitución de España y e intervino Cataluña, al tiempo que encarcelaba a los miembros del gobierno de un Puigdemont que se adelantó a viajar a Bélgica.

Se convocaron a nuevas elecciones el 20 de diciembre pasado. Los nacionalistas de Junts per Catalunya, ERC y la CUP obtuvieron la mayoría absoluta con 70 bancas, lo cual activó las alarmas de Madrid, máxime cuando Puigdemont integró la lista de Junts per Catalunya y manifestó su idea de volver al gobierno pese al reclamo judicial sobre él.

Entonces se abrió un compás de espera hasta que decantó la alternativa de Torra, previa consagración de Roger Torrent, de ERC, como presidente del Parlament. Torra fue parte de la campaña por la independencia. Si accede al gobierno, todo indica que volverán las fricciones con Madrid. Así lo dejó establecido en su discurso de hoy, antes de la votación. “Cuando el 155 se levante no tendremos ninguna excusa para trabajar sin descanso por la república", advirtió. Y adelantó que su etapa al frente del Ejecutivo será de transición, porque tiene la intención de poner en su lugar a Puigdemont. "Persistiremos, insistiremos y lo investiremos", afirmó, y agregó que en su lugar "debería estar el presidente legítimo de Cataluña" y que "tendrá que ser Puigdemont quien lo más pronto posible pronuncie su propio discurso de investidura". Además, aseguró que si llega el gobierno, volverá a abrir la red de embajadas de Cataluña en el extranjero que el artículo 155 había anulado.

La respuesta del gobierno de Rajoy no se hizo esperar ante lo que consideró un nuevo desafío de secesión. "Cualquier ilegalidad será reparada y cualquier vulneración de nuestro marco constitucional será respondida", anunció a través de un comunicado difundido por el Palacio de La Moncloa. El texto definió como “falta de respeto” a las instituciones catalanas el discurso de Torra, al que criticó por tener "escasa voluntad y capacidad de diálogo". Para el gobierno español, Torra "ha demostrado que no tiene ningún interés en construir un diálogo en el propio Parlament, en el conjunto de la sociedad y con nadie que no se someta exactamente a sus planteamientos".