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Desde Barcelona

“Hoy nos deshacemos del 155 y abrimos una nueva etapa de futuro.” Así cerró el sábado su discurso el cuarto –y posiblemente último– presidenciable de Cataluña durante el periodo nebuloso que se abrió a partir de las elecciones del pasado diciembre. Quim Torra es el candidato finalmente elegido por el ex gobernador exiliado, Carles Puigdemont, para continuar su proyecto independentista y dirigir la región bajo sus instrucciones desde Alemania. Tras no obtener la mayoría absoluta necesaria este sábado en el Parlamento regional porque contó solo con los votos de las filas secesionistas, el nuevo postulante a la Presidencia de la Generalitat espera la segunda sesión que se celebrará hoy y en la que solo necesitaría una mayoría simple para ser investido. La posibilidad de una repetición electoral se descartó ayer con la decisión de la formación secesionista, CUP, de darle a Torra la abstención de sus cuatro diputados para facilitarle la asunción.

Quien hasta hace tres días era un desconocido para gran parte de la población catalana, el sábado bajó al estrado del Parlamento regional para postularse como sucesor del camino recorrido hacia una República independiente por los gobiernos previos y, sobre todo, por el último, cuya cúpula se encuentra entre rejas o fugada en el extranjero. El papel que este editor y abogado de 55 años profundamente comprometido con la causa soberanista pretende cumplir si resulta elegido es el de “un president de transición”, tal como lo explicitó en su discurso. “Yo hoy no tendría que estar aquí. Quien tendría que estar aquí es nuestro president, Carles Puigdemont”, dejó claro Torra no bien arrancó su comparecencia, remarcando el caracter provisional de su hipotética legislatura. Su intención es cumplir con el mandato que el jueves pasado el ex dirigente le encomendó, tras aceptar el último batacazo del Gobierno español para impedir su investidura a distancia (un recurso interpuesto a una ley impulsada por el Parlamento local con el objeto de dar vía libre a este procedimiento). 

“Nuestro legítimo presidente es Carles Puigdemont. Insistiremos y lo investiremos lo antes posible”, aclamó Quim Torra. “Seremos leales al mandato del 1-0: construir un Estado independiente en forma de república. La mejor manera de construir una república para proteger a los presos políticos y a los exiliados es formar un Govern”, afirmó el candidato de Junts per Catalunya (JuntsxCat), partido mayoritario dentro del grupo parlamentario secesionista. Además de la restitución de Puigdemont, el regreso de los expatriados y la libertad de los nueve ex miembros de Gobierno encarcelados, la prioridad de Torra es recuperar el control de las instituciones catalanas, en manos del Ejecutivo de Mariano Rajoy desde octubre del año pasado. “Cuando se levante el 155 no tendremos excusa para trabajar por la República. Asumiremos toda la responsabilidad de nuestros actos”, aseguró durante el primer debate, subrayando que, en el caso de ser investido, el gobierno central “ya no tendrá ningún motivo” para que esté vigente el artículo 155 de la Constitución que activó el Partido Popular (PP) con el apoyo del Socialista (PSOE) y Ciudadanos en represalia de la declaración unilateral de la independencia de Puigdemont.

Las palabras de Quim Torra también fueron coherentes con el viraje hacia la conciliación que el movimiento independentista viene llevando a cabo en los últimos meses, después de una ofensiva sin tregua de la Justicia y el Ejecutivo españoles. El candidato abogó por el diálogo con el Poder central y las instituciones europeas y se esmeró en ubicarse lejos de la desobediencia abanderada por el Govern anterior. “La Cámara tendrá que abandonar el terreno fangoso abonado al ámbito judicial y hacer política en mayúsculas”, profirió, a la vez que puso el acento en “construir un frente común contra la represión del Estado” más allá de las filas separatistas.

La mano tendida “para hablar sin condiciones” que Torra ofrece a Rajoy tampoco convenció demasiado al presidente español que, mediante un largo comunicado, calificó de “frentista, pasado y alejado de lo que la inmensa mayoría de catalanes, moderados y constructivos, quieren para el momento presente y para la Cataluña del futuro”. También le advierte el Ejecutivo del PP que “estará muy vigilante de los actos del candidato y de su posible Gobierno”, dado que “cualquier ilegalidad será reparada y cualquier vulneración de nuestro marco constitucional será respondida”.

Quim Torra no se olvidó tampoco en su discurso de otras dos figuras claves en el terreno adverso a su causa por la independencia: el rey Felipe VI y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El emisario de Puigdemont recordó al monarca su mensaje de que “Cataluña sería lo que quisieran los catalanes” para contraponerlo a la severa postura anti independentista que, finalmente, defendió tras el referéndum del 1 de octubre. “Hay presos políticos, exiliados e investigados. Votamos en octubre y el 21 de diciembre y no se respeta el resultado. Majestad, así no”, proclamó desafiante Torra, animado por el aplauso de toda la bancada secesionista. Con respecto a la máxima institución de la Unión Europea, el candidato también se mostró crítico y remarcó que “Cataluña merece una mediación por parte de la autoridades europeas”, a la vez que consideró vergonzosa la existencia de “presos políticos” en el seno de la UE.

Del otro lado del hemiciclo, los grupos parlamentarios representativos de la mitad catalana que no quiere separarse de España, vieron en el discurso de Torra un intento de contentar a la CUP, cuyos votos necesitaba para ser investido, y una interpelación- al igual que los candidatos anteriores- exclusiva hacia el sector de la población que apoya la independencia. Inés Arrimadas, líder del partido ganador en las urnas de diciembre, Ciudadanos, usó como arma arrojadiza contra el presidenciable la cita de algunos comentarios suyos en Twitter en los que, según ella, menosprecia

a quienes quieren seguir siendo parte de España. “Lo que usted representa es el nacionalismo excluyente”, le lanzó la jefa de la oposición en el Parlamento local. “Usted no vino aquí a dirigir un Govern, sino un CDR (Comité en Defensa de la República, grupos de acción ciudadana a favor de la independencia)”, acusó Arrimadas al candidato. También Xavier Doménech, número uno de la coalición integrada por Podemos, Catalunya en Comú, se mostró preocupado por las afirmaciones despectivas de Torra hacia los españoles, así como por la incertidumbre que, en su opinión, rodea al “mandato provisional” que el propio candidato dijo que ejercería. “¿Por cuánto tiempo será president? ¿Tendremos que esperar a que Carles Puigdemont lo diga?”, inquirió el representante de la formación izquierdista.