Desde Beirut 

“Las mujeres iraquíes han luchado a lo largo de la historia, pero no han sido vencidas por las guerras, el sectarismo, asedios, la disminución de la situación de seguridad y el colapso de la salud y los servicios públicos”, dice Intisar Mayyali, directora de la Liga de Mujeres iraquí. “En todo caso, jugaremos un papel mayor para corregir el curso del proceso político en Irak”. Al parecer, la lista del clérigo chiíta Muktada al Sadr lleva la delantera en las elecciones parlamentarias que se realizaron el sábado.

Irak, que está luchando con los secuelas de tres años de insurgencia del Estado Islámico (EI) y renovados conflictos internos entre los movimientos kurdos, sunnitas y chiítas, pasó por muchas cosas últimamente. Es la cuarta vez desde que Saddam Hussein fue derrocado en que la sociedad vota para  elegir a los 328 miembros del Parlamento. Hay quienes lo ven como una oportunidad para unir al país nuevamente.

Sin embargo, no está claro qué es lo que va a pasar. Los principales partidos chiítas de Irak se han dividido, y los civiles están desilusionados con la corrupción de la clase política de Bagdad, por lo que se confirmó que la participación de los votantes fuera muy baja. El EI, oficialmente derrotado en diciembre, asesinó a un político y amenazó con atacar los centros de votación. 

Nada de esto detuvo a los aspirantes políticos, sin embargo. Casi 7.000 personas se postularon para un cargo, y la ley dice que al menos un cuarto de los candidatos en las listas deben ser mujeres. En Bagdad, cuatro mujeres lideran las listas a través del espectro político y en el norte kurdo hay otras cinco que probablemente lleven a sus partidos a la victoria.

Sin embargo, no ha sido una campaña fácil para las candidatas. A finales del mes pasado, la ONU emitió un comunicado condenando la “difamación, el bullying cibernético y el acoso” de las mujeres que se postulan en las elecciones después que un candidato, Intidhar Ahmed Jassim, se vio obligado a retirarse después de la filtración de un video sexual. 

Los posters fueron destruidos, las candidatas fueron abucheadas y algunas acusadas de postularse sin plataformas eligiendo enfocarse en su aspecto físico. El tener de objetivo a las candidatas femeninas no sólo causa “angustia” sino que “es una amenaza a la integridad del proceso electoral” dice un representante especial de la ONU, Jan Kubis. “(Aquellos detrás del acoso) temen a las candidatas educadas, dinámicas, calificadas, valientes, que reclaman con razón su espacio y un papel significativo en la vida política de Irak”.

“En el mundo árabe desgraciadamente la forma en que las relaciones de poder funcionan es que los hombres tengan la autoridad y el control del dominio público”, dice Suad Abu-Dayyeh, experta legal en derechos de la mujer en la organización benéfica Igualdad Ya.

Ciertos temas específicos de género mantienen las candidatas en la carrera: muchas campañas se han comprometido en mejorar la educación y el cuidado de la salud de las mujeres. Por ejemplo, plantean derogar el artículo 398 del código penal del país, lo que permite a un violador eludir el castigo si se casa con la víctima –abolir el artículo es visto por muchos como un paso simbólico hacia la igualdad–.

“La participación femenina es importante para influir en las políticas y poner fin a la discriminación”, dice Abu-Dayyeh.  “Espero que estas candidatas no se dejen llevar por la oposición a la que se enfrentan”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.