Israel enfrentó ayer una ola de críticas internacionales, reveses diplomáticos y nuevas acusaciones de uso excesivo de la fuerza, en medio de pedidos de una investigación independiente luego de que su ejército matara ayer a 60 palestinos e hiriera a unos 2.800 durante masivas protestas en la frontera con la Franja de Gaza.

En protesta por la represión israelí, Turquía expulsó ayer al embajador de Israel e Irlanda y Bélgica convocaron a los enviados israelíes, mientras que destacados países de Europa y la oficina de Derechos Humanos de la ONU pidieron una investigación independiente, un día después de que Sudáfrica retirara a su embajador de Israel.

Israel dice que tiene derecho a defender sus fronteras contra una posible infiltración en masa y acusa a Hamas, el grupo islamista que gobierna en Gaza, de incitar las protestas para tratar de cometer ataques. Un vocero militar israelí dijo ayer que 14 de los muertos ayer estuvieron involucrados en ataques.

La del lunes fue la jornada más mortífera en Gaza desde la más reciente ofensiva militar a gran escala de Israel contra Hamas en la región, en 2014. Las protestas fueron la culminación de una campaña organizada mayormente por Hamas para romper el bloqueo israelí del territorio, que ya lleva una década, y coincidieron con la apertura de la embajada estadounidense en Jerusalén, lo que agravó la exasperación palestina.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, retiró al enviado de su gobierno en Washington en protesta por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de trasladar a Jerusalén la embajada en Israel, que antes estaba en Tel Aviv, informó ayer su gobierno. Los palestinos reclaman la parte este de Jerusalén como capital de su futuro Estado. 

De las manifestaciones de ayer participaron decenas de miles de palestinos que se concentraron en varios puntos a lo largo de la frontera. Grupos desprendidos de la multitud se acercaron a la valla limítrofe tirando piedras y bombas molotov, y algunos intentaron cruzar. Francotiradores israelíes respondieron con balas reales.

Alemania, el Reino Unido, Bélgica, e Irlanda pidieron investigar la violencia, algo que la Unión Europea (UE) y la ONU ya había solicitado respecto al medio centenar de palestinos muertos por soldados israelíes en siete viernes consecutivos de protestas en la frontera entre Gaza e Israel desde el 30 de marzo.

En Bruselas, el primer ministro belga, Charles Michel, calificó las acciones de Israel de “violencia inaceptable” y dijo que hubo una “clara falta de proporcionalidad”. Steffen Seibert, el vocero de la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que la represión “nos preocupa grandemente”, aunque también acusó a Hamas de cinismo y de haber contribuido a la escalada. La Cancillería de Irlanda convocó al embajador israelí y le expresó su “estupor y consternación”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, llamó por teléfono al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y condenó “la violencia de las Fuerzas Armadas israelíes contra los manifestantes”. El secretario de Estado británico para los Asuntos de Medio Oriente, Alistair Burst, dijo ante el Parlamento en Londres que “el Reino Unido apoya una investigación independiente de lo que sucedió”.

Turquía pidió al embajador de Israel dejar temporalmente el país y decretó tres días de duelo, luego de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusara a Israel de “genocidio” y de ser un “Estado terrorista”. Erdogan, dijo que Estados Unidos renunció al papel de “mediador” entre Israel y Palestina al trasladar su embajada israelí a Jerusalén.  “Al contrario,  Estados Unidos adoptó una posición que contribuye al conflicto”, dijo Erdogan durante una visita a Londres, en una rueda de prensa conjunta con la primera ministra británica, Theresa May. 

Erdogan también acusó al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de “tener sangre en las manos”, en alusión a la represión de las protestas palestinas en Gaza, y le recomendó leer los Diez Mandamientos. Netanyahu respondió por Twitter diciendo que Erdogan es uno de los mayores patrocinadores de Hamas y que entonces “es un experto en terrorismo y asesinatos”. Más tarde, Israel pidió al cónsul turco regresar a su país. 

China pidió a Israel mostrar contención. Ayer, Sudáfrica retiró a su embajador de Israel hasta nuevo aviso. Estados Unidos, en cambio, respaldó fuertemente a Israel durante una reunión de emergencia celebrada ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU por la violencia en Gaza, en la que quedó solo en su defensa de su aliado. 

“Ningún país de este recinto habría actuado con mayor moderación que la que mostró Israel. De hecho, los antecedentes de varios de los países que hoy están aquí indican que hubieran sido mucho menos moderados”, dijo la embajadora norteamericana, Nikki Haley, que acusó a Hamas del derramamiento de sangre.

El gobierno palestino, por el contrario, responsabilizó a Estados Unidos e Israel por la “brutal masacre” y aseguró que llevará ante la Corte Penal Internacional lo que considera “crímenes de guerra israelíes”. 

Hamas dijo que las protestas continuarán, y que la próxima gran manifestación será el 5 de junio, aniversario de la guerra árabe israelí de 1967, en la que Israel capturó Cisjordania, Gaza y Jerusalén este.

El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, condenó “la masacre israelí contra el pueblo palestino desarmado” en Gaza y pidió a la comunidad internacional que “proteja al pueblo palestino, que ha elegido el camino de la lucha pacífica”. 

La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos acusó hoy a Israel de matar de una forma que “parece indiscriminada” y pidió una investigación.