Este martes el Pensador de Auguste Rodin, uno de los mayores tesoros del arte público porteño, va a ser retirado de su histórico lugar en la Plaza Congreso. El bronce de un metro ochenta de altura viaja a los talleres del MOA en Palermo para una limpieza y revisión, mientras se remodela su pedestal. Quien vea hoy la pieza la encontrará en una base de 150 centímetros de altura y rodeada de una reja de seguridad para evitar que lo vandalicen, como ocurrió tantas veces. El nuevo pedestal tendrá el doble de altura, no implica la demolición del actual y hace innecesaria la reja, que será reemplazada por un amable cantero vegetal.

La idea surgió en las reuniones entre la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos que preside Teresa de Anchorena, la ONG Basta de Demoler y el ministerio de Ambiente y Espacio Verde de la Ciudad. El tema original eran las obras en Plaza de Mayo, pero se hablaba de parques en general cuando se mencionó el Rodin. El ministro Ernesto Macchiavelli se interesó y su área terminó proponiendo tres proyectos de basamento para que la Comisión apruebe uno.

La mayor altura también va a permitir ver al Pensador del modo que Rodin concibió la pieza. El hombre sentado y pensante era el remate de la gran Puerta del Infierno, pero Rodin eventualmente lo independizó del conjunto y lo fundió a una escala algo mayor. La figura fue concebida para ser vista desde un ángulo inferior más pronunciado que el actual y más similar al del nuevo pedestal más alto. El Pensador se lo merece porque es un original, una de las seis coladas en bronce en 1904 que el maestro francés supervisó personalmente.