PáginaI12 En Francia

Desde París

La Unión Europea cuenta con 500 millones de ciudadanos mientras que Facebook administra los perfiles de más de dos mil millones de abonados. Estas dos potencias asimétricas dialogaron a través de la presencia, ante un grupo de representantes de los grupos políticos del Parlamento Europeo, con el presidente de Facebook, Mark Zuckerberg. En una cínica escenificación del arrepentimiento y el pedido de perdón, Zuckerberg admitió que su empresa no hizo lo “suficiente para impedir la utilización de nuestros útiles con fines nocivos: falsas informaciones, terrorismo, etc. Hemos tomado conciencia de nuestras responsabilidades. Ha sido error. Lo siento y pido disculpas”, dijo el responsable de la plataforma social antes de comprometerse a “corregir” las cosas y adornar el jardín retórico con una mentira monumental: “La seguridad de los seres humanos pasará siempre antes de la maximización de nuestros beneficios”. Como es sabido desde hace bastante tiempo, Facebook y sus socios en la empresa planetaria de robo de datos personales sólo conocen una filosofía, la del “good for me”. 

Luego de haberse presentado en abril en el Senado estadounidense, Mark Zuckerberg acudió ante los líderes parlamentarios para dar explicaciones sobre el hurto de los datos de 87 millones de usuarios de Facebook –2,7 millones eran europeos– orquestada por la firma de marketing político Cambridge Analytica y cuyas manipulaciones influenciaron tanto el voto a favor del Brexit en Gran Bretaña como el triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos. El dirigente de Facebook reconoció el peso de esas injerencias cuando dijo que su compañía estaba trabajando con dispositivos de inteligencia artificial para impedir que en las próximas citas electorales europeas “alguien pueda interferir como lo hicieron los rusos en Estados Unidos en 2016”. Zuckerberg le echó la culpa a Moscú pero pasó por alto la enorme responsabilidad de su empresa en la venta de datos personales a terceros, o el uso de esos mismos datos para elaborar perfiles y diseñar publicidades teledirigidas. El escándalo de Cambridge Analytica es apenas una fina superficie conocida de la amplísima galería de abusos cometidos por Facebook a espaldas de sus cándidos usuarios. La empresa de Zuckerberg amasó su fortuna en base a un impune y constante delito digital. 

El fundador de Facebook eligió muy bien la fecha de su presencia en Bruselas: lo hizo cuando está entrando en vigor el Reglamento General de Protección de Datos. El RGPD es un instrumento legal europeo que, entre muchas disposiciones, penaliza con multas (hasta 4% de su cifra de negocios mundial) a las empresas que no protejan con rigor la información que detentan sobre sus usuarios. Paradojas de esta historia llena de pliegues falsos, mientras Europa elaboraba el texto del  Reglamento General de Protección de Datos, Facebook fue una de las compañías que, junto a los otros gigantes del sector digital, llevó a cabo un colosal trabajo sucio de lobbying para impedir que el texto fuera adoptado. Y ahora Zuckerberg viene a Europa con la canastita llena de remordimientos y promesas de seguridad y protección de los usuarios. Y no menos paradójica va a resultar la cita cumbre de esta miércoles 23 de mayo que tendrá lugar en París y durante la cual, además del mismo fundador de Facebook, el presidente francés recibirá a los directivos de Uber, IBM, Google,  Microsoft o Apple, Salesforce, Palantir, Deliveroo, Slack o Samsung. La llamada cumbre Tech for good apunta, según la presidencia de la República, “a aprovechar este momento decisivo de las tecnologías” para reunir a los mastodontes de la innovación y “empujarlos a asumir sus respectivas responsabilidades sociales”. El entorno presidencial adelantó que durante la cumbre se producirán “anuncios significativos” que marcarán “una inflexión de las políticas” de esas empresas”. Habrá que ver, oír y corroborar. París se convertirá en todo caso en este día en un verdadero choque de civilizaciones. El presidente de un Estado de 67 millones de seres humanos con un denso pasado colonial recibe a los nuevos colonizadores cuyas colonias digitales pesan miles de millones de individuos a lo largo y ancho del planeta. Los datos duros rebajan todas las expectativas posibles sobre la responsabilidad social de estas empresas. El PIB de los llamados GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple) está muy cerca del PIB de Francia. La capitalización bursátil de los GAFA superó en 2017 los dos mil billones de euros (2. 766 para Francia y 639 para nuestra Argentina según datos del FMI). Potencias económicas, potencias tecnológicas, potencias diplomáticas, en suma, potencias tiránicas que hacen estrictamente lo que les da la gana. En ningún caso es una humorada la decisión de Dinamarca consistente en nombrar un embajador ante los GAFA. Son más que varios Estados reunidos. Scott Galloway,  profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, publicó en 2017 el libro The Four: The Hidden DNA of Amazon, Apple, Facebook and Google (Los cuatro:el ADN oculto de Amazon, Apple,  Facebook y Google). Su diagnóstico es ejemplar: “no sólo valen más que el PIB de Francia, sino que, también, han superado la influencia de actores mundiales  como Canadá”. Entre sus manos está nuestro futuro. A menos que en algún lugar del planeta alguien con ideales sanos invente una suerte de Macondo Analítica para empezar a hacerles sombra con sus mismas armas, pero esta ver en un sincero e irrenunciable beneficio de todos. 

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