El Organismo es la novela gráfica de Natalia Novia, donde una mujer teje una relación de fusión con su mascota y mientras se vuelve cada vez más ajena al día a día urbano, por la soledad, la incertidumbre y las ausencias, el espíritu del animal empieza a ocupar todo el espacio. La idea surgió de un proyecto audiovisual de Iván Fund, quien le propuso a Natalia hacer una novela gráfica en paralelo a su película.

¿Qué implica sumergirse en la conciencia de un personaje? La autora dice que, al principio, le costó mucho entender lo que le pasaba a la protagonista, qué buscaba, qué quería, qué la motivaba. “Después de muchos apuntes, bocetos y dibujos descartados, me di cuenta que estaba totalmente involucrada con la historia y el personaje. Todo lo que hacía y pensaba era a través de sus ojos”. Ese compromiso se plasmó en la intensidad gráfica que posee la obra. Mientras Natalia le daba forma, se enfrentó varias veces a las “dudas creativas”. “Esa búsqueda coincidió con un momento en el que yo estaba atravesando por una crisis profesional –cuenta– entonces pensé que ese personaje podía ser yo, envuelta en la incertidumbre, en la dificultad de tomar decisiones, la sensación de vacío, etcétera. Ahí comencé a encontrarle el camino a la historia, a entender que necesitábamos –el personaje y yo– animarnos a atravesar lugares inciertos para llegar a un mejor destino”.

Ciertamente, se trata de un relato mudo con mucha intensidad donde se cuenta la historia de una mujer afectada por su entorno cotidiano, sus vaivenes emocionales y la búsqueda de respuestas. “Me interesaba introducir a los lectores, a través de la protagonista y su mascota, en varias atmósferas como el silencio de la noche, la desazón de la mañana, la hibridez del día a día. Develando enigmas cíclicamente hasta llegar a una metamorfosis de sueños simbióticos entre los personajes y el pasaje a un estado de liberación y desapego del pasado”, expresa Natalia. Y agrega: “En la historia el perro es la conexión entre el mundo real y lo intangible.”

La alienación y el escape cotidiano son situaciones diversas que la autora pensó e hilvanó para estos personajes y su contexto. “Para mí era un desafío poder correrme de ciertas normas narrativas. A la protagonista la imaginé en silencio en todo momento, contemplando, reflexionando o sufriendo. Por eso, la decisión fue hacer una novela gráfica reflexiva, surrealista. A partir de ahí comencé a darle más carácter a la historia y trabajar sobre las situaciones, ahondar en la esencia de los personajes y relacionarlos de manera onírica.” El Organismo discurre en tiempos narrativos que tamizan fantasías y enigmas, y cada dibujo da más pistas sobre los personajes a través de las formas. “La idea era crear imágenes y situaciones que vayan construyendo atmósferas, develando de a poco la interrelación entre los personajes. Me interesaba introducir la naturaleza, las sensaciones orgánicas dentro de la vida cotidiana urbana, encontrando en esos pasajes espirituales, momentos de conexión más profunda. Buscando atravesar la monotonía para descubrir un lugar menos hostil.” 

Natalia tuvo la oportunidad de editar su novela gráfica con la editorial francesa Insula. Cuenta: “Cuando tuve la posibilidad de mostrarle el proyecto a Claire Latxague, editora de Insula, unas de las primeras cosas que destacó fue que estaba buscando obras singulares y que además éste sería el primer libro de una autora mujer que integraría su catálogo, situación que me puso muy contenta y que espero sea el inicio a futuras publicaciones de más autoras”.