Luis Posada Carriles, uno de los más fervientes representantes anticastristas cubanos murió ayer en Florida, Estados Unidos, a los 90 años. El acérrimo enemigo de Fidel Castro vivió obsesionado con borrar del mapa a líder de la revolución de la isla caribeña por lo que protagonizó, como agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), varios intentos de asesinato al líder de la Revolución cubana.  

Posada Carriles, nacido en Cienfuegos, 1928 fue sin duda una de las pesadillas del régimen cubano. El ex agente de la CIA hizo de su vida un intento constante de asesinar al que fue durante décadas presidente de Cuba. El hombre al que Castro (1926-2016) calificó como el más famoso y cruel terrorista del hemisferio occidental falleció ayer, como una ácida ironía del destino, a los 90 años, la misma edad que tenía su némesis al morir. 

El último intento de asesinato del líder anticastrista probablemente se produjo en el año 2000, cuando Castro denunció un plan para asesinarlo en Panamá, donde asistía a una Cumbre Iberoamericana. Posada Carriles fue detenido por ese motivo en el país centroamericano, aunque la entonces presidenta, Mireya Moscoso, le indultó antes de dejar el mando, tras lo cual viajó a El Salvador y de ahí entró a Estados Unidos en 2005 de manera ilegal, por lo que debió enfrentarse a la justicia de este país.

Otros capítulos terroristas ligados supuestamente a Posada Carriles son los que lo señalan como participante en la explosión de una bomba en el hotel Copacabana de La Habana en 1997, que mató al turista italiano Fabio Di Celmo, o en la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976, en el que murieron 73 personas. El exiliado y enconado enemigo de Fidel Castro falleció alrededor de las 05.00 hora local en un hogar del Gobierno para veteranos, como se califica al lugar, ubicado en la localidad de Miramar, al norte de Miami, señaló su abogado, Arturo Hernández, quien indicó que el anticastrista arrastraba una larga enfermedad. “Lo siento mucho porque yo pasé cinco años de mi vida defendiéndolo y en ese tiempo se manifestó como una gran persona, por lo menos trató de hacer algo por Cuba”, resaltó Hernández. 

Sobreviviente de un cáncer de garganta, atentados y un derrame cerebral, la salud del militante anticastrista se había deteriorado notablemente tras sufrir varias fracturas de huesos en un accidente de auto en 2015. 

Los últimos años de Posada Carriles transcurrieron en el sur de Florida en una relativa calma, tras ser absuelto en 2011 de 11 cargos de perjurio, fraude y obstrucción de procedimiento por un tribunal de migración de Texas donde se ventiló su caso de deportación.

Según documentos desclasificados del Departamento de Estado, Posada Carriles fue un informante y agente pagado de la CIA, por lo cual viajó por distintos países latinoamericanos en los cuales trabajó contra los movimientos comunistas y de izquierda. De hecho, trabajó en las décadas de 1960 y 1970 para los servicios de espionaje de Venezuela, Guatemala y El Salvador en la lucha antiguerrillera. 

Cuba y Venezuela consideraban a Posada Carriles el autor intelectual de la voladura de un avión comercial de Cubana de Aviación en Barbados en 1976 y habían intentado capturarlo para juzgarlo por terrorismo. El militante anticastrista llegó a estar preso en Venezuela por la voladura del avión pero en 1985 se fugó de la prisión, disfrazado y con un documento falso. 

El exagente de la CIA perteneció además al Ejército de Estados Unidos entre 1962 y 1963 (alcanzó el grado de subteniente) y participó en el fallido desembarco de bahía de Cochinos (Cuba). 

En la isla, no tardaron en llegar comentarios acerca de la muerte del anticastrista. Hasta el cierre de esta edición, el Gobierno cubano no había realizado un comunicado oficial por el fallecimiento de Posada Carriles, pero la noticia ha protagonizado espacios en los medios de comunicación locales. “Él ha muerto impune, abrigado por Estados Unidos. Mientras Cuba, liderada por hombres de bien, ha sabido defender su proyecto de justicia social y solidario, a pesar de estar amenazada por tan terribles espíritus”, publicó el periódico Granma.

“El terrorista Luis Clemente Faustino Posada Carriles, de 90 años, salió de su país de origen, Cuba, con la sola intención de acabar con la Revolución de la isla. Dedicó su vida a cometer actos de terrorismo de los que fueron víctimas personas inocentes como las que viajaban en el avión que hizo explotar en 1976”, escribió, por su parte, la web Cubadebate, el sitio del Círculo de Periodistas Cubanos contra el Terrorismo. “Carriles falleció en la madrugada de este miércoles sin haber pagado por este crimen ni por los otros tantos actos terroristas que figuran en su historial criminal”, continuó el medio digital. 

“Murió impune Posada Carriles. Su odiosa existencia subraya en estos días de dolor aquella otra tragedia, no accidental, ocurrida en Barbados, 1976. Ojalá no haya pasado este vil gusano a mejor vida”, escribió en Facebook la periodista cubana Rosa Mirian Elizalde, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba.

Ante la muerte de Fidel Castro en noviembre de 2016, el anticastrista exiliado dijo que consideraba injusto que su enemigo jurado muriese en el mejor hospital de la isla y tan tarde, según opinó, aunque aún así veía su muerte como un triunfo. Reconoció entonces al diario Nuevo Herald que quiso matar al líder cubano varias veces, pero que el destino no quiso ayudarle. “Castro buscaba la oportunidad para matarme a mí y yo para matarlo a él”, sentenció en la entrevista Posada Carriles.