Combativas como ellas, mujeres jóvenes que luchan. Evelin Giancristóforo y María Belén Marón son las creadoras de esta publicación que va a cumplir un año en septiembre. Empezaron a pensarla mientras eran estudiantes de periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda, donde tenían una militancia de género en el centro de estudiantes. “Surgieron muchas denuncias de chicas a profesores, fundamentalmente de acoso. Sentíamos que había una cantidad de cosas para hacer y otras que se nos ocurrían todo el tiempo, así que dijimos estructurémoslo en una revista”. Después de las denuncias hablaron con Carolina Balderrama y Miguel Nicolini, ambxs profesorxs de la universidad y quienes plantearon la materia Género, Comunicación y Cultura, de modo transversal, tanto para alumnxs como para profesorxs. Evelin y Belén se anotaron en la primera cursada. “Después de ese cuatrimestre, las chicas que habían denunciado pegaron por toda la universidad carteles con las frases de los profesorxs acosadores: ‘Si querés que te enseñe particular te invito a mi casa’, o ‘Si te vestís así como no te voy a mirar de atrás’, o ‘¿Por qué decís que te falté el respeto si yo tengo una mujer y una hija?’ Luego llegó el Protocolo contra la violencia de género a varias universidades y nosotras queríamos contar todo esto. Además veíamos que en el conurbano no había cobertura de las asambleas por la emergencia de violencia de género, de los pañuelazos, en las marchas por femicidios. Y si lo contaban, lo contaban mal”. Ante esa falta de voces y como respuesta a una demanda bien clara, nació Combativas, con los pies caminando por Quilmes, Avellaneda, Florencio Varela. ¿Cuál es la impronta de esta revista? “Mostrar la lucha de las mujeres –cuenta Evelin–, las que militamos y luchamos, para dejar de lado los estereotipos, y como dice Luciana Peker, por la revolución del deseo, la revolución de las chicas, ella nos incentivó mucho en eso. Romper con que las mujeres jóvenes somos unas trolas y unas borrachas. A partir de eso, les escribimos a las pibas para que tengan un lugar de contención. Vamos con las pibas, con las que luchan, con las que no se quieren callar y las que no se animan a hablar, nosotras lo vamos a contar y van a estar acompañadas”.

En la revista hay una sección que se llama El machista del mes: “¡Porque ante la violencia machista, escrache feminista!”, no duda en gritar Evelin. Cuenta: “La sección surgió porque veíamos errores de la Justicia. Los escrachamos porque creemos en las pibas y no en los violentos”. Combativas pone detrás de las rejas y con el traje a rayas al juez Bombini, del caso Lucía Pérez, para denunciar la complicidad de una justicia machista y violenta; a Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca, con denuncias por violaciones, o a Ari Paluch. “Los hombres de los medios se creen superiores hasta que les paramos la mano”, se lee en Combativas. El Diccionario es otra de las secciones para dar cuenta de las palabras feministas. “El feminismo le pone nombre a algo que no lo tenía. Entonces definimos conceptos como bropropriating, que a nosotras nos pasó, y sucede cuando un hombre te roba una idea, generalmente en el entorno laboral, y se lleva el mérito”. Además de la entrevista de cada número, hay notas que cubren la agenda feminista, y en la sección El patriarcado anda diciendo, se desnaturalizan frases tantas veces escuchadas: “Mejor novio que el que tenés no vas a conseguir, agradecé todo lo que hace por vos y que no te pega”. Combativas está en contacto con otros medios autogestivos, como Wachas Radio y Revista Peutea, y en las marchas se expande la sororidad.  

El equipo creativo se completa con Agostina Fuchs, Ana Palacios, Agustina Bringiotti y Micaela Galizia. Todas siempre en la calle, militando cuerpo a cuerpo. “Queremos romper de lleno”, dice Evelin para cerrar.

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