De una alegría infinita a una sensación de intranquilidad, con un futuro plagado de interrogantes: el Real Madrid lleva cinco días en una montaña rusa con “loopings” y frenazos de lo más inesperados. La decisión de Zinedine Zidane de no seguir como entrenador del Real Madrid cayó ayer como un jarro de agua fría, apenas cinco días después de que el equipo ganara en Kiev su tercera Liga de Campeones de fútbol.

El 3-1 sobre el Liverpool en la final de la Champions fue el último trazo de un equipo de leyenda, el primero en levantar tres Copas de Europa seguidas desde los 70. Tres años seguidos reinando en el continente y con un proyecto y una plantilla para estirar más ese dominio.

Pero lo que parecía un monumento asentado sobre una base indestructible apareció ayer tambaleándose. Y no sólo por la decisión de Zidane. Y es que entre las 23:38 horas del sábado en Kiev, cuando acabó la final de la Champions, y las 13:11 de ayer en Madrid, el momento exacto en el que Zidane anunció su adiós, ocurrió de todo. 

Cinco días de locos. Exactamente 110 horas y 33 minutos de no creer: