En Roland Garros, donde hoy intentará meterse a octavos de final, el tenista argentino Juan Martín del Potro no elimina a sus rivales, al modo clásico de una victoria deportiva, sino que los retira. El azar del sorteo, o de la vida misma, determinó que Del Potro enfrentara sucesivamente a los franceses Nicolas Mahut y Julien Benneteau, ambos de 36 años y en el cierre de sus carreras.

Después de vencer 1-6, 6-1, 6-2 y 6-4 a Mahut en su debut, el argentino se sorprendió por lo que su rival le dijo en el saludo final: que se retiraba, al menos del singles, según dio a entender en sus declaraciones tras el encuentro. “La temporada es larga pero si sigo cayendo mucho más en el singles, le daré preferencia al dobles”, expresó Mahut, que en ese caso habría jugado su último partido en sencillos en la Porte d’Auteuil. “Prefiero que lo comunique él”, dijo de su lado Del Potro cuando le preguntaron por el efusivo saludo.

Pero la coincidencia no terminó ahí. En su siguiente partido, Del Potro venció 6-4, 6-3 y 6-2 a Benneteau, con mucha más solvencia, ya sin las dudas del debut. El protagonista, sin embargo, fue el francés, que se despidió de Roland Garros tras el partido, disputado en la cancha central del torneo. Otra victoria, otra despedida, aunque confirmada. “Fue emotivo, él estaba muy emocionado”, dijo Del Potro sobre el adiós de Benneteau, que se llevó una ovación en la pista Philippe Chatrier. “Estaba su familia, su equipo, y hacerlo en París (...) creo que es el lugar donde muchos jugadores quisieran hacerlo”, añadió. 

El tandilense parece diestro en la materia, pues también venció al estadounidense Andy Roddyck y al ruso Marat Safin en sus últimos encuentros. “Me ha tocado ya con varios jugadores en el circuito, es un momento en el que trato de hacer lo que me sale espontáneamente”, explica el tandilense, que acaso podría escribir un pequeño manual de cómo comportarse cuando se está del otro lado de la red en la despedida de un jugador. “Hay que tratar de pensar que no se va a retirar y que pueda seguir jugando muchos partidos más, sino también te pude jugar en contra”, aconseja. 

Del Potro, al que no retiraron ni tres operaciones en la muñeca, sabe ese día también le llegará, aunque por lo pronto piensa en el español Albert Ramos-Vinolas, su único escollo, hoy a partir de las 13 horas, para llegar a los octavos de final del torneo. El tandilense, quinto preclasificado del torneo, busca emular su mejor participación en Roland Garros, cuando en 2009 llegó a las semifinales. 

Hasta ahora, no mostró signos dolor por el desgarro de grado 1 en el muslo izquierdo que sufrió en el torneo de Roma. La arcilla, la superficie que menos le gusta y conviene a su juego, le da tregua por el momento. “Al ser zurdo, y que su derecha sea su mejor golpe y por ahí mi revés mi peor golpe, la clave del partido puede estar por ese sector”, analizó Del Potro, que estuvo hasta último momento en duda por la lesión.

“Todos los españoles en tierra son muy buenos, tienen muy buen físico, les gusta jugar partidos largos, así que va a ser complicado”, concluyó el inesperado invitado especial a las despedidas de la arcilla parisina.