En la cumbre del G7, Occidente se mostró tomando distancia del presidente estadounidense, Donald Trump, a causa de las decisiones que el mandatario ha adoptado en materia de políticas internacionales, como el hecho de haber retirado a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París y del pacto nuclear con Irán. 

La distancia con Trump quedó reflejada durante la cumbre del Grupo de los siete países más industrializados (G7) en Canadá, donde varios líderes protestaron por la decisión del magnate de imponer aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%). Además, son pocos los que creen que el mundo es un lugar más seguro luego de que el magnate rompiera el convenio con Teherán de 2015, que limita actividades nucleares iraníes que podrían servir para el desarrollo de una bomba atómica.

Durante el encuentro del G7       –formado por Alemania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá–, el presidente francés, Emmanuel Macron manifestó sus diferencias con su par estadounidense. Trump, sin embargo, trató de desviar la atención de sus medidas proteccionistas proponiendo la inclusión de Rusia en la mesa de negociaciones, lo que fue rechazado por sus aliados, menos por el flamante primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Rusia, que se sumó al G7 (y pasó a llamarse G8) en 1988, fue expulsada de dicho grupo luego de anexarse en 2014 la península ucraniana de Crimea.

A causa de las abismales diferencias entre las visiones sobre temas tan importantes, como la cuestión de los aranceles y el Pacto con Irán, los líderes del G7, en la práctica, parecen inclinarse a conformar un “G6+1” contra Estados Unidos y sus medidas proteccionistas, como dijo el ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire. Sin embargo, el G7 en conjunto aprobó en la declaración final del encuentro trabajar juntos para reducir aranceles y modernizar la Organización Mundial de Comercio. “Nos comprometemos a modernizar la OMC para hacerla más justa lo antes posible. Nos esforzamos por reducir barreras arancelarias y no arancelarias y subsidios”, asentó el texto. 

Antes que se emitiera dicha declaración final en La Malbaie, Canadá, Trump se retiró rápidamente de la reunión, puesto que su objetivo primordial es asistir en Singapur a una histórica cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, con el quien analizará el desarme nuclear de Corea del Norte, el próximo 12 de junio. “En el tope de la lista estuvo la cuestión comercial”, había dicho Trump, sobre los temas conversados, justo antes de tomar su vuelo. “Nosotros queremos y esperamos que otras naciones den un acceso justo al mercado a las exportaciones estadounidenses”, añadió.

Al haber partido cinco horas antes de que finalizara la cumbre, el mandatario estadounidense no participó en las reuniones sobre clima y océanos. Estados Unidos y Japón decidieron no sumarse –como ya sucedió el año pasado– al compromiso de trabajar para reducir con metas concretas la contaminación de los océanos con basura plástica, que sí apoyaron en cambio los europeos y Canadá.

Para Norberto Consani, director del Instituto de Relaciones Internacionales, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, la cumbre jugó al borde de la ruptura de la Alianza Atlántica, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, a raíz de las provocaciones de Trump.

“Nunca hubo una tensión tan grande entre Estados Unidos y el resto de la Alianza Atlántica -que tiene en la Organización del Tratado del Atlántico Norte la vía militar- como con la crisis que se vive en estos días luego de que Washington rompiera el pacto nuclear con Irán”, opinó el analista. 

Para Consani, Alemania y Francia son los países que más fuertemente se manifiestan en contra de algunas posiciones internacionales de la Casa Blanca. “Angela Merkel (la jefa del gobierno de Alemania), sobre todo, es muy dura, mientras que Macron está condicionado por ese componente gaullista que tiene la sociedad francesa, debido a lo cual Estados Unidos va a quedar aislado del resto de Occidente”,  estimó el académico.

Ambos mandatarios se han pronunciado individualmente en contra de Trump. El mes pasado, Merkel dijo que Europa debe aprender a tomar su destino con sus propias manos, pues ya no puede confiar en la política exterior de Washington. Esta semana, el presidente francés recibió en París al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien lo presionó para que Francia se retire también del acuerdo, que había levantado sanciones a Irán y desbloqueado miles de millones de dólares iraníes congelados alrededor del mundo en virtud de las penalidades. “Ya me explicarán cómo se contribuye a la estabilidad regional haciendo salir a todo el mundo de un marco que ha permitido a la Organización Internacional de la Energía Atómica vigilar actividades que antes no se veía”, dijo Macron.

Disgustada por la actitud de Trump de retirarse del convenio nuclear, Irán anunció que se propone aumentar el número de sus centrifugadoras de uranio en la central atómica de Natanz, dentro de los límites del acuerdo firmado con Occidente.