En el hall del Pellegrini, tomado desde el lunes, los bustos de Domingo Faustino Sarmiento y Carlos Pellegrini ya tienen sus pañuelos verdes colgados al cuello. En la puerta del edificio, también empoderado con un pañuelo, se anuncia la medida de fuerza en apoyo al proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del embarazo (IVE): “COLEGIO TOMADO: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Envueltos con mantas por el frío, ayer a la mañana los estudiantes se sumaron entre bostezos a la mesa de entrada, custodiada por los que hicieron e guardia durante la noche, para discutir en una asamblea los pasos a seguir luego de la votación. “Estoy muy ansiosa y creo que todes acá lo estamos, pero creo que nuestra victoria va más allá de lo que suceda en diputades. Este lado ya ganó. Ganó visibilización y ganó que toda una sociedad entienda la grave problemática de salud social que están viviendo las mujeres”, expresó Violeta Schnek, delegada del centro de estudiantes del Pelle. El Nacional de Buenos Aires, también tomado desde el lunes, no tuvo la misma suerte: como el rector cerró el colegio –por un falso corte de agua–, los alumnos están durmiendo en el palier, soportando como pueden la ola de frío polar. Sin embargo, no faltaron la ansiedad y el glitter verde: Francisca Lavieri, miembro del Consejo Escolar Resolutivo (CER) y consejera de convivencia, remarcó que la toma, principalmente, es para visibilizar que “les estudiantes también nos manifestamos, que les estudiantes también pedimos por esto. También aclarar que no es un capricho, es una cuestión de salud pública, el derecho de las personas a decidir sobre su cuerpo. Lo que está en discusión no es aborto sí o aborto no, es si aborto legal o aborto clandestino. El aborto clandestino es femicidio estatal”.

En uno de los carteles de adentro del Pellegrini, los estudiantes exigieron: “Abortá el patriarcado que tenés adentro”. La toma, explicaron, es “para que se apruebe la ley”. Cuando se enteraron de que el dictamen podría excluir al artículo 8 –que definía la autonomía progresiva, finalmente retirado– comenzaron a organizar la medida:  “El artículo 8 establecía que entre los 13 y los 16 años una puede practicarse un aborto porque es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo. Nos enteramos de que uno de los puntos para conseguir más votos, era sacar ese artículo y dejarlo sujeto a lo que dice el Código Civil, que establece que se necesita la autorización de los padres para abortar”, explicó Juana Garay, presidenta del centro del Nacional. “En un punto, esperábamos lo que pasó. Igual, en general, hay un apoyo muy grande a la Campaña. Ellas vinieron y nos dijeron ‘chicas, chicos, esto no es lo mejor. Pero es lo mejor que podemos conseguir. Si no el proyecto no se aprueba y nosotras queremos que se apruebe’. Eso es una realidad. A medida que el aborto se naturalice como algo que no es tan malo y que puede ser seguro y lo puede garantizar el Estado, yo creo que de a poco vamos a ir avanzando en esto”, dijo.

Además del Pellegrini y el Nacional Buenos Aires, en el que permanecen rotando en distintos turnos alrededor de 50 alumnos en cada establecimiento, fueron tomados otros colegios porteños. 

“No estamos pidiendo una pizza, estamos pidiendo por el aborto y por la vida de muchas mujeres que mueren casi diariamente por abortos clandestinos”, dijo Lucía Maurino, de quinto año, consejera de convivencia del Nacional. “Claro –se apuró a agregar Francisca, también de quinto–, esto  no se trata de dudar si querés de napolitana o fugazzeta, es dudar si querés que se mueran las personas gestantes que abortan clandestinamente, o no.” 

Lo que dejó más tranquilas a las estudiantes –tranquilas, no conformes– es que el Código Civil dice que no sólo los padres y tutores legales pueden acompañar a las adolescentes entre 13 y 16 años a abortar, sino que también pueden hacerlo los allegados. “Esto no se sabía. Yo me enteré ayer. Estuvo muy poco claro. Es un mal manejo de los medios”, explicó Francisca. 

Además del aborto legal, seguro y gratuito, las tomas exigen la real aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral y la aplicación de los protocolos de género. 

“Cuerpos no gestantes: vengan adentro, así decidimos cuál va a ser la división de tareas”, gritó un chico a la multitud de verde reunida afuera del Nacional. Como en todos los secundarios tomados, los hombres se quedarán bancando la toma para que las mujeres pueden ir al Congreso: “El plan es que vayamos las personas gestantes y que un grupo de hombres cishéteros se queden acá bancando la toma”. Más tarde, en asamblea, verán cuándo se levanta la medida. 

Para los estudiantes del Nacional y el Pellegrini, es claro que la mano que mece la cuna es la iglesia: “Los que están manejando la campaña provida son la iglesia y los grupos de poder que ella maneja”, denunció Violeta, del Pellegrini. Francisca, del Nacional, opinó en el mismo sentido: “La separación de la iglesia y el Estado es una mentira horrible. Hay un dogma religioso, que es totalmente aceptado en este país divino, conservador como pocos, que no entiende que lo que está en cuestión no es la religión”. 

Informe: Azul Tejada.