Desde Moscú

Rojo, azul y blanco de los rusos que se metieron de cabeza en el Mundial con una goleada contundente que les hace ilusionarse mucho.

Celeste de Uruguay que sabe que los egipcios, a los que se enfrentarán hoy, no son momias y no les van a dar las ventajas que les dieron los saudíes a los rusos.

Colorado el 6 en la camiseta de Cheryshev, el jugador de Rusia que metió dos golazos que la televisión no deja de repetir; uno con un enganche a lo Ortega y otro con un tres dedos fantástico.

Negro de Pitana, que estaba vestido de portero de velorio y dirigió lo más pancho un partido entre carmelitas descalzas que no le trajeron ninguna complicación.

Celeste y blanco de los argentinos, pero poquito. No se vieron muchas camisetas de las nuestras en la previa ni en el estadio.  

Rojiblanco de los peruanos que andan de acá para allá orgullosos de su participación mundialista.

Multicolor de los hinchas que llegaron al Luzhniki con las caripelas pintadas, exóticos sombreros, trajes de plumas, disfraces de animales, caretas, algunos en patines, otros en zancos. Una escena parecida a la de mundiales anteriores, pero un poco aumentada.

Crece en estos acontecimientos la idea de que la gente hace cualquier cosa para salir en la televisión o publicar algo original en las redes sociales.

Y por último verde, el mejor color del día. Un rato antes del comienzo del partido inaugural nos llegó la noticia de la votación en la Cámara de Diputados. Verde que te quiero verde.