La conductora de Tarde para Nada (lunes a viernes de 17 a 20 por Radio Con Vos) y de la primera temporada del programa Ronda de Editores (Televisión Pública), dialogó con Universidad acerca de su vuelta a la educación superior a través de la docencia (dicta el Seminario Debates académicos en los medios de comunicación) y de la importancia de buscar más puntos de contacto entre la producción académica y los medios de comunicación.

¿Cómo viviste la experiencia de volver a la universidad como docente?

Volví a la UBA. Egresé en 1992. Volví después de más de 25 años. Egresé con 21, 22 años. Todavía se cursaba Ciencia Política en Marcelo T. de Alvear, en la otra sede. Y después estuve dando clases en TEA y en la Universidad Di Tella. Siempre pensé que, al volver a Ciencia Política que es mi carrera, no tenía mucho sentido volver a dar clases de algo académico porque la verdad es que desde que egresé, soy periodista. 

Hice maestrías en Relaciones Internacionales pero no estoy actualiza da en términos de teoría de ciencia política. Entonces me parecía que el mejor aporte que podía hacer era justamente pensar cómo, desde la academia y desde ciencia política en particular, se puede intervenir en el debate de las cosas públicas. Y me parece que en ese debate están muy subrepresentados los politólogos. Hay muchos economistas, antropólogos, entre otros. Me parece que está bueno pensar en cómo dar herramientas para que haya más politologos participando en el debate público, a la manera de Andrés Malamud, por poner un ejemplo. 

La materia que estoy dando es un taller de redacción en donde tratamos que los alumnos que están más acostumbrados a escribir y leer textos académicos aprendan algunas de las herramientas del periodismo para escribir textos que dialoguen mejor con los medios de comunicación.

¿Cuál considerás que es el rol de la universidad en la sociedad actual? 

La universidad, sobre todo la universidad pública, tiene que tener un rol mucho más importante en la producción de contenidos que circulan en la esfera del debate público. Con el CONICET, por ejemplo, es muy difícil tener un acceso, que esté organizado en algún lugar, saber quiénes son los especialistas en determinados temas, saber cuáles son los temas, la producción intelectual que se va dando. 

Si estuviese más sistematizado, algún lugar, o alguien que se ocupara metódicamente de la difusión de trabajos y de pensadores, circularía mucho mejor el conocimiento de las universidades públicas por afuera de la universidad. 

¿Cómo ves el rol de los medios de comunicación actualmente?

El rol de los medios que hacen a conciencia su trabajo, sobre todo con las redes sociales y la inmediatez de la información, tiene que ver con la necesidad de profundizar. Cada vez más, el papel de los medios está en la profundización. Y para profundizar, la gente que está estudiando determinados temas puede cumplir un rol importante: ya sea como fuente o participando directamente. 

Los medios tienen un problema: cómo financiar contenido de calidad, que es el más caro de hacer y es el que menos financiamiento tiene hoy porque la información hoy circula gratuitamente y nadie paga por contenidos. Si hay un futuro de los medios tienen que ver con un futuro de mayor profundidad, y eso para mi llama todavía más a la necesidad de una interacción con el mundo de la academia.

¿Cuál es el rol de las mujeres en la universidad? ¿El discurso feminista caló hondo allí?

Estuvo bueno porque en el taller surgieron muchas chicas y chicos que trajeron temáticas vinculadas al aborto. Me parece que hay un trabajo enorme por hacer, tanto en la currícula, como en la mirada y la perspectiva. Tenemos que empezar a mirar de vuelta los contenidos también. 

Yo tengo hijas adolescentes y me cuentan los profesores que, a veces, no pueden dar la clase porque van con cosas preparadas y con lo que se encuentran es con que eso queda demodé. Creo que eso va a pasar cada vez más con los textos académicos. Por suerte...

Naciste y creciste en una familia de académicos. ¿Influyó esto en tus decisiones? 

Yo siempre supe que quería ser periodista, nunca me imaginé a mi misma como académica. Me gusta cambiar, soy más inquieta de lo que requiere el trabajo académico, o muy curiosa… que es la base de todo el periodismo. Pero mi viejo es un tipo que, a pesar de la importancia que tuvo como teórico y académico, siempre tuvo muchísimo cuidado con los textos. Siempre procuró que los textos fueran claros y sencillos. Le importaban muchísimo las formas. 

De entrada él me enseñó la importancia de las formas, más importante incluso que la discusión del desarrollo argumental que podía estar en el texto. Una de las cosas que más le importaba era esa. Entonces eso también tuvo una influencia. Evidentemente llevándolo al mundo del periodismo, una va adquiriendo herramientas que te van ayudando en ese camino. 

¿Cómo lograste superar la etiqueta de ser “hermana de/sobrina de/hija de”? ¿Cómo influyó ser mujer en esto? 

De mi viejo, yo me corrí del mundo académico, yo hice toda mi carrera en el mundo periodístico, y en realidad cuando yo arranqué a hacer periodismo mi hermano Santiago vivía en Estados Unidos, ahora labura en Página 12. Y Pacho también, cuando yo arrancaba Pacho estaba más en la política, después se puso a escribir libros. Ahora que vuelvo a la facultad, que vuelvo a Ciencia Política, vuelvo a dar aquello en lo que tengo más instrumentos  y herramientas. 

¿Cómo es ser mujer en el periodismo?

En el periodismo pasa un poco lo mismo que en el mundo académico. El orden de la economía, del análisis político, es predominantemente masculino, como es predominantemente masculina la conducción de los diarios. Hay todavía un lugar donde la opinión y ciertos saberes siguen siendo masculinas.  Las redacciones son muy mixtas, pero cuando vas subiendo, con editores, o la opinión política eso cambia. Yo me fui de una redacción porque terminaban a las 23 hs y yo fui madre. 

Entonces también pasa que esas rutinas llevan una inercia que no tiene en cuenta tampoco las necesidades de compatibilizar la maternidad con el laburo que tenemos más por ahí las mujeres. Mi salto a la radio tuvo que ver con salir de una redacción por la maternidad y después me enamoré de la radio. Pero tuvo mucho que ver con buscar un laburo que tuviera una hora de cierre y que me permitiera estar a la noche en casa. Sigue habiendo un montón de asignaturas pendientes, y todavía cuando ves coberturas de elecciones, o momentos donde las papas queman, siguen siendo solo varones los que discuten lo que pasa.