Dos años y seis meses duró la gestión del representante del Grupo Shell al frente del Ministerio de Energía. Nunca, desde el arribo de los intereses petroleros británicos al país a comienzos del siglo XX, que la firma angloholandesa gozaba de tanta hegemonía ni registraba las ganancias que registró ni conseguía la destrucción de YPF que consiguió como en tiempos de Juan José Aranguren. En apenas treinta meses, Aranguren logró para Shell lo que ningún otro durante casi un siglo. Es precisamente por ese motivo será recordado y evaluado el CEO-ministro saliente. A continuación, un resumen de sus principales “éxitos”. 

Petróleo y combustibles

  • La producción de petróleo refinable (cuencas del Golfo San Jorge y Neuquina) se desplomó en 2016 y profundizó su caída en 2017, duplicándose en el caso de la Neuquina, fuente del crudo de mayor calidad para refinar. 
  • Entre enero de 2016 y abril de 2018 (inclusive), Shell se ubicó como la principal importadora de petróleo de todas las refinadoras. 
  • Un 62 por ciento del crudo importado por las refinadoras durante el primer cuatrimestre de 2018 provino de Nigeria. El principal productor de petróleo del país africano es Shell. 
  • Al tomar los dos años de gestión neoliberal y compararlos con 2014/15, Shell pasó de cero metros cúbicos de importaciones de petróleo durante los últimos dos años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a 693.326 metros cúbicos sumando 2016 y 2017. Solamente para tener noción de este volumen: la diferencia entre iguales períodos de crudo importado por YPF fue de 142.000 metros cúbicos adicionales.
  • El crudo procesado puede ser de origen extranjero como nacional. El primero bate récords históricos desde diciembre de 2015. A la cabeza está Shell, con un aumento del 242 por ciento entre 2014/15 y 2016/17.
  • Las importaciones de naftas y gasoil de todas las empresas del sector, a excepción de YPF, registraron expansiones entre 2014/15 y 2016/17. A la vanguardia de las compras externas está Shell, con un crecimiento del 138 por ciento. La diferencia respecto al resto es notable, sobre todo con YPF, que cayó un 44 por ciento.
  • La primera importadora de crudo y combustibles en 2017, y la que más creció respecto de 2015, fue Shell.
  • La cuota de mercado de YPF en comercialización de naftas y gasoil al público (estaciones de servicio) se redujo 7 por ciento entre 2017 y 2015. Inversamente, la de Shell se expandió 20.
  • Copamiento de las nuevas ventas de combustibles en estaciones de servicio: Shell lideró las nuevas ventas con un 58 por ciento del total. Su socia estratégica, la empresa holandesa Trafigura, fue la segunda con un 26 por ciento. Mucho más lejos YPF, con un 9 por ciento. 
  • En cuanto a comercialización de naftas y gasoil al mercado interno, YPF fue la que más cuota de mercado perdió entre 2015 y 2017, mientras que Shell la única empresa que creció. La participación porcentual perdida por la estatal es igual a la ganada por Shell.
  • En el primer cuatrimestre de 2018, la importación de naftas y gasoil se expandió 38 por ciento interanual, mientras que 68 por ciento respecto de iguales meses de 2015. Nuevamente, la primera importadora fue Shell. 

Gas natural y GNL

  • En 2015, la producción de gas creció 3,4 por ciento, resultado de una recuperación que había comenzado en 2012. Al concluir 2016, la producción se había expandido 4,9 por ciento, como consecuencia del yacimiento Vega Pléyade heredado de la gestión anterior. Pero en 2017, Vega Pléyade no logró compensar la caída generalizada de la producción. El resultado fue una retracción de 0,9 por ciento con el gas de pozo más caro del mundo. Se trata del peor resultado desde 2013 y la primera caída desde 2014.
  • Dicha caída fue clave para justificar la importación de gas desde Chile. Ese gas proviene de Shell, esto es, la empresa encargada de venderle gas al país trasandino vía GNL.
  • La sustitución de importaciones de gas, en un contexto de consumo creciente, alcanzó un máximo en 2015 y prosiguió en 2016, aunque los volúmenes ahorrados fueron 70 por ciento menores. La tendencia declinante en la sustitución de importaciones culminó en abril de 2017. Ese año se importó un 4 por ciento más que en 2015. 
  • Según datos oficiales de Enarsa (responsable de la compra de GNL), Shell participó con 8 cargamentos en 2016, por un 7,8 y 7,2 por ciento del total del volumen y monto adquiridos por Argentina, respectivamente. En 2017, Shell participó con 22 cargamentos, por un 32,5 y 31,5 por ciento del total del volumen y monto, respectivamente. El incremento de participación de esta empresa en el negocio del GNL saltó del 8 por ciento en 2016 al 33 por ciento en 2017 (un 315 por ciento de variación) 
  • Shell en Vaca Muerta duplicó su producción (95 por ciento) en lo que va del primer cuatrimestre, expansión histórica. Obedece dicho crecimiento al nuevo “Plan Gas” elaborado a imagen y semejanza de los nuevos actores internacionales como Shell y Exxon Mobil, principalmente, y los nuevos nacionales como Techint, Pampa Energía (Mindlin) y Compañía General de Combustibles (Eurnekian), entre otros. 

Evaluación

En apenas treinta meses, Juan José Aranguren logró para la filial argentina de la Royal Dutch Shell lo que ningún otro presidente de la misma empresa desde comienzos del siglo XX y hasta 2015. Y lo hizo, incluso, no sólo manteniendo durante diez meses su tenencia accionaria, sino siquiera ajustándose a lo dispuesto por el presidente Macri de prohibirle intervenir en cuestiones directamente vinculadas con Shell (decreto 1006/2016). Es decir, logró lo que logró soportando un vendaval de denuncias penales, allanamientos a su ministerio, críticas desde todo el arco político (del propio oficialismo también), obstáculos normativos (como el firmado por el mismísimo Macri) e insalvables conflictos de interés, desde que Shell participa en absolutamente todos los niveles y segmentos del sistema energético nacional. Sin lugar a dudas, es ese su mayor “éxito”, aunque pasajero, pues lleva implícita la semilla para la futura declaración de nulidad absoluta de todo el proceso tarifario macrista y, con ella, una nueva revisión tarifaria integral basada en la real defensa de la energía en calidad de derecho humano, así como también de los derechos y garantías de la ciudadanía.

Así y no de otra manera debe ser recordado y evaluado Aranguren. Por lo que fue y representó. La gestión de Aranguren entre diciembre de 2015 y junio de 2018, como presidente de una empresa a la que renunció, pero nunca abandonó, fue sencillamente brillante. Vale preguntarse qué sucederá ahora con su tenencia depositada en el extranjero producto de la venta de su capital accionario en septiembre de 2016. ¿Volverá a comprarlas? ¿Volverá a Shell?

* Director general del Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (Oetec).