Mientras sufríamos con la selección, otros sufrían un brutal e injusto despido, pensado con mucha antelación pero ejecutado con el cinismo tradicional PRO. Antes que Marcos Rojo nos clasificara para la siguiente ronda, el ex subdirector de Radio Nacional, hombre de Hernán Lombardi, ejecutó el plan para el cual fue trasladado hace 20 días: producir 350 despidos en Télam.

Nada es casualidad, es parte de un plan que requiere de medios adictos y de persecución tanto a medios como a empleados presuntamente críticos.

Desde que asumió Mauricio Macri, más de cuatro mil trabajadores de prensa se quedaron sin trabajo, cerraron diarios y radios presionados por la falta de pauta oficial y amenazados por los grandes medios con la pauta privada. Radio América, El Mundo, del Plata, acallaron sus voces o sufrieron la presión oficial como el diario PáginaI12 y la persecución mediática y judicial hacia su titular. Periodistas despedidos, prohibidos, censurados hasta llegar al atropello más brutal que es la pérdida de la libertad, es decir, la prisión de los dueños de C5N, llevado a cabo con el silencio cómplice de la SIP, ADEPA y todas las organizaciones que responden a los medios concentrados de Argentina y América Latina.

Sin el Poder Judicial y el poder mediático, el gobierno de Macri no se sostiene. Eso queda claro. Inventan causas mediáticamente que son tomadas por un Poder Judicial adicto, que procesa y/o encarcela, cerrando el círculo de confirmación de aquello que informaron los medios. Ahora sí la noticia es cierta, porque la justicia procesó.

Lula preso, Cristina Kirchner procesada, Rafael Correa imputado y siguen las firmas...

¿Por qué ahora a Télam?

Porque el Gobierno necesita suprimir la intervención estatal para dejar en manos de los grandes medios el reparto de la pauta y así seguir concentrando en pocas manos la circulación de la información y del dinero para sostener los medios. La eliminación de las cláusulas antimonopólicas de la Ley de Medios, los despidos en Radio Nacional, el vaciamiento de los canales públicos, el 4G para Clarín, al que se le sumó Nextel y Telecom convirtiéndola en la empresa info comunicacional más grande del país, es la otra cara de los despidos y de las persecuciones.

No sólo ponen en riesgo la continuidad laboral y el derecho alimentario de los trabajadores y su familia, sino que ponen en riesgo a la democracia misma. Sin pluralidad informativa no hay democracia posible.

Hace unos años afirmé que aquellos que antes golpeaban la puerta de los cuarteles, pasaron a golpear la puerta de los juzgados para que con las medidas cautelares impidieran el funcionamiento de las instituciones. Pero hemos empeorado. Ahora el derecho al trabajo, la libertad sindical y la libertad ambulatoria están en manos de pocas personas que aplican su propio código penal.

Es ahora o nunca. Hay que frenar este atropello porque mañana va a ser demasiado tarde.

* Presidente de Forja - Asesor en la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados.