La Unidad Fiscal de Investigación AMIA (UFI-AMIA) está trabajando con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para ver si se puede rescatar material orgánico o elementos químicos en los restos de la camioneta Trafic que se recogieron después del atentado. El objetivo es determinar si hubo o no un atacante suicida e incluso intentar un cotejo de ADN con Ibrahim Berro, el principal sospechoso de ser el supuesto suicida, cuyos hermanos viven en Estados Unidos. También se intentará profundizar respecto del explosivo y los acelerantes utilizados en el ataque. La UFI-AMIA logró en 2016 esclarecer, después de 22 años, la identidad del muerto número 85 del atentado –Alberto Daniel Jesús– y consiguió también verificar la existencia de la camioneta Trafic, usada como coche-bomba, a través de un sofisticado estudio en el que se utilizó un microscopio de barrido electrónico. De esa manera se constató que las esquirlas retiradas de los cuerpos de las víctimas se correspondían con los materiales de Trafic encontrados frente al predio de la calle Pasteur. Los nuevos planes de investigación y las conclusiones de los trabajos anteriores fueron resumidos en el informe de gestión anual que presentó ayer la UFI-AMIA .

Genética

Los fiscales Sabrina Namer, Leonardo Filippini y Roberto Salum reemplazaron al fallecido Alberto Nisman en la UFI-AMIA y le dieron un impulso diferente a la investigación. Los familiares de las víctimas, entre ellos la agrupación Memoria Activa, le insistió durante años a Nisman para que se utilicen técnicas de última generación a la pesquisa, incluso para aspectos elementales que faltaban esclarecer:

  •  En primer lugar, había un fallecido sin identificar. Nisman decía que se trataba de un obrero boliviano, pese a que el muerto medía más de 1.80, una altura que no encajaba bien con la media de los habitantes de ese país. En base a trabajos de genética, la nueva UFI-AMIA estableció que el cuerpo correspondía a Alberto Jesús, hijo de María Lourdes Jesús, también fallecida en el atentado.
  •  Por otra parte sigue sin aparecer el cuerpo de León Gregorio Knorpel, considerado víctima del atentado porque se sabe que estaba en la AMIA a la hora de la masacre. En éste último caso se está trabajando tras una visita de los fiscales al cementerio de La Tablada y un rastre sobre los restos tras el atentado.

Suicida

En su momento, Nisman concretó una conferencia de prensa para informar la identidad –de acuerdo a sus investigaciones–  del suicida que estrelló la camioneta contra la AMIA. El fiscal dio por probado que se trató de Ibrahim Berro, un militante libanés de la organización Hezbollah. Nisman no pudo exhibir ninguna prueba de la llegada de Berro a la Argentina pero dijo que dos hermanos, Abbas y Hassan, que viven en Michigan, le confirmaron que Ibrahim fue el suicida. Lo cierto es que al otro día los hermanos negaron en forma terminante haber afirmado eso. Tiempo después, cuando se filtró la declaración judicial de Abbas y Hassan Berro ante Nisman y una jueza norteamericana, quedó en claro que nunca dijeron que Ibrahim fue el suicida, sino todo lo contrario: que de ninguna manera estuvo en Buenos Aires y que murió en El Líbano.

El informe  aborda la cuestión del suicida de tres maneras:

  •  En primer lugar, que se está intentando rescatar material genético de las partes encontradas de la camioneta, incluyendo uno de los pedales.
  •  En segundo lugar, a través de la genética se trata de ver si hay restos con un ADN que no se corresponde con el de las víctimas del atentado. Hay un registro genético de las 85 víctimas. Incluso no aparecía el perfil genético de Adhemar Zárate Loayza, uno de los fallecidos, por lo que se exhumó el cuerpo. Si aparecen restos con un perfil genético que no se corresponde con el de las 85 víctimas, habrá un indicio de la existencia de un suicida.
  •  En tercer lugar, se le pidió a la justicia de Michigan que contacte a Hassan y Abbas Berro para que ofrezcan material destinado a obtener el perfil genético familiar y compararlo con restos hallados.

En paralelo, la UFI está trabajando en una reconstrucción en 3D del atentado, ubicando a cada testigo y a cada víctima en el lugar correspondiente. Se intentará así reproducir lo ocurrido en los instantes previos al ataque.

Alertas

En el informe que se hizo conocer ayer, los fiscales dedican un apartado a la cuestión de las órdenes de captura con alertas rojas contra los sospechosos iraníes. La mayoría de esas alertas rojas vencen en noviembre dado que transcurrieron 10 años desde que Interpol las votó en 2007. Eso hace que a lo largo de 2017 deba prepararse documentación y fundamentos para que la Asamblea de Interpol los renueve.    

El panorama pintaba sombrío porque los países desarrollados firmaron acuerdos con Irán en los últimos dos años y no parecía fácil reunir esta vez los votos necesarios. Sin embargo, la elección de Donald Trump hace pensar que Estados Unidos volverá a los tiempos de la ofensiva contra Irán. Por otra parte, el radical Leandro Despouy fue designado en la Comisión de Ficheros de Interpol, que es una especie de Comisión de Garantías. Desde ese lugar puede jugar un papel de influencia en la asamblea del organismo.

Juicios

Los integrantes de la UFI participan todos los lunes y jueves de uno de los juicios más inusuales del mundo. Están imputados por desviar las investigaciones el ex presidente Carlos Menem, el ex juez Juan José Galeano, los fiscales, los jefes de la SIDE, el ex referente de la Policía Federal y la Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios, el ex titular de la DAIA, Rubén Beraja, el ex armador de autos, Carlos Telleldín, y varios personajes colaterales. O sea la cabeza del Poder Ejecutivo, integrantes del  Judicial, los servicios de inteligencia, la policía y la comunidad judía. Pese a ello, la cobertura mediática es mínima.

Un dato que pocos recuerdan es que el impulso inicial de esta causa lo dio el radical Ricardo Gil Lavedra, aunque luego el protagonismo fue de Memoria Activa. Y la acusación contra todos ellos fue hecha por Alberto Nisman.

El informe de la UFI consigna el desarrollo del juicio y el cálculo de que tardará aproximadamente otros seis meses. En paralelo, los fiscales están pidiendo la indagatoria del ex ministro del Interior, Carlos Corach, y los secretarios del juzgado de Galeano. A todos les imputan haber participado de la desviación de la pesquisa.

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