“Algo que pienso cada vez que hago un retrato es cómo nos enseñaron, especialmente a las mujeres, a odiarnos y a ver siempre lo feo que tenemos. Como si lo importante fuera sólo la belleza exterior y nos estimulan cero lo interior. Nadie te dice por ejemplo ‘mi mentón me gusta’ o cosas así. Entonces cuando hago un retrato yo digo: ‘Bueno, ahora decime qué te gusta de vos’.” Con esta frase, la fotógrafa Catalina Bartolomé revela claramente otra de las artimañas del patriarcado: no gustarse. Por eso, con su experiencia detrás de la cámara y con su ojo que busca “la sonrisa en la mirada”, creó Retratos Profesionales, donde propone retratos con definición y buena luz para ser utilizados profesionalmente. “Un retrato es una foto que habla de vos, que cuenta qué te gusta, cómo trabajás y cómo sos”, sintetiza Catalina. Luego se explaya: “Yo la nombro como mi empresa, porque que lo diga una mujer visibiliza otras maneras de trabajar en el oficio. Antes me daba pudor pero ya no”. Para sus retratos, no usa el Photoshop. “En un punto, todes quieren ser retratades”, revela después de haber transitado años en la fotografía. Y suma: “A mí lo que más me interesa es la gente traumada, quienes no quieren mostrarse. Me dicen ‘tengo arrugas’, o ‘soy un desastre para posar’, pero a mí me encanta y además les doy algunas herramientas”. Esa empatía que construye nace con su búsqueda para encontrar 'la sonrisa en la mirada'. “Ese es un poco mi truco, que haya aire en la mirada porque ahí está todo”. Tal vez por eso, los retratos de Catalina funcionan muy bien, por el contenido que quiere descubrir cuando traza ese puente que va de un lado al otro entre quien fotografía y quien es fotografiadx. “Hay miradas que son increíbles y a veces es solo cuestión de activar ese músculo. De abrir y cerrar los ojos, de pensar en quien te gusta con picardía... Pero el miedo a ser miradas aparece muy seguido”. En esa búsqueda de imágenes que transportan sentimientos se produce a veces “un mini enamoramiento” porque cuando el retrato aparece, Catalina también se lleva algo de ese momento. “Todes nos merecemos un retrato y ser mirades”, subraya. 

Catalina hizo fotos para los suplementos Radar y Las 12, revista Ohlala!, Inrockuptibles y Rolling Stone, entre otras publicaciones, pero aún cuando su recorrido crece dice que no quiso ser fotógrafa. “De verdad yo quería ser socióloga pero hice un curso de fotografía y me empezó a ir muy bien. No soy muy fan de las fotos sino más de la experiencia, de los mundos adonde me lleva la fotografía y de la gente que conozco”. Esa experiencia de la que habla Catalina se traduce en un devenir-fotográfico que empezó hace más de diez años, y se acuerda que cuando empezó a sacar fotos, les escribía mails a músicxs y escritorxs que admiraba para ir a retratarlxs a sus casas. 

Cuenta que se lleva bien con los errores, con sus errores: “Me encantan, no soy problemática con las críticas, no me genera un conflicto. Toda mi vida me manejé con los errores y los lapsus. Hay algo del error, del fuera de foco que a mí me encanta. Por eso, en los retratos también me permito hacer alguna foto más artística. Tampoco creo en la foto definitoria, hay mil maneras de mirar. Y si estás disponible a que te ocurran cosas, ocurren cosas.” La curiosidad de Catalina se cuela todo el tiempo en su trabajo. Y en ese ir y venir, además de dictar su taller de retrato, genera proyectos como “Inédito Pendrive” donde profundizó en la curaduría de fotografía contemporánea. Así se siente cómoda, buceando en los gestos, en los movimientos de las manos o en el pestañear de los ojos, para capturar la imagen de la cara tal como es. Luego, el pase mágico del disparo hará lo suyo para que Catalina logre lo que busca. Siempre sonriendo mientras retrata.

retratosprofesionales.com.ar - Workshop de retrato fotográfico: sábado 7 y 14 de julio de 17 a 20, en el Patio del Liceo, Av. Santa Fe 2729, CABA.