El socialismo salió con todo a responder el reto público que profirió el presidente Mauricio Macri al gobernador Miguel Lifschitz, cuando le recriminó en la cara que Santa Fe era la única provincia grande que no había adherido a la nueva ley nacional de las Aseguradoras de Riesgo del Trabajo (ART). Pero a decir verdad, no son pocos los que interpretaron que sin querer el presidente les estaba haciendo un favor con ese discurso en la reinauguración del frigorífico Mattievich en Carcarañá. Les permitió a los dirigentes del partido de la rosa desmarcarse de un gobierno que pierde apoyos todo el tiempo y de un conjunto de políticas públicas claramente impopulares. No es sólo el peronismo el que "huele sangre" y reacciona.

Antes de ese reproche público, ni el presidente ni el gobernador de Santa Fe quisieron estar juntos. Presidencia distribuyó fotos oficiales de Macri posando con los trabajadores de la carne y con el empresario; mientras que la provincia hizo llegar a los medios otras donde se lo puede ver a Lifschitz sonriendo con otro grupo de trabajadores y junto a sindicalistas del sector. No hay una sola instantánea en la que siquiera se hayan cruzado ambos mandatarios. Ya estaba todo mal desde antes de que comenzara el acto.

Pero el cruce no fue desaprovechado por quien es el candidato más firme a la gobernación por el espacio: el diputado provincial y presidente del Partido Socialista a nivel nacional, Antonio Bonfatti se encendió en Twitter y aseguró que Santa Fe no adhiere a la ley de las ART porque "nosotros defendemos a los trabajadores". Y aprovechó para recordar que Nación, por los acuerdos firmados con el FMI, "recortará 30 mil millones de pesos en obras públicas", por lo que habrá "unas 37 obras que en nuestra provincia se quedarán sin el financiamiento necesario como para avanzar a buen ritmo". Y para despejar toda duda agregó: "Quiero decirles que a pesar de la falta de compromiso del gobierno de @mauriciomacri, el @gobsantafe una vez más se pondrá al frente y terminará las obras que Nación abandona. Con @miguellifschitz vamos a seguir construyendo mejor salud, educación, infraestructura y desarrollo". Macri acababa de regalarles un excelente espacio de campaña.

Si hay algo que acerca a Bonfatti con Lifschitz son los topetazos del PRO, con quien además se siguen disputando la fidelidad de los radicales que, como vienen las cosas, empiezan a dudar de su pase en masa al frente Cambiemos. Si Lifschitz -como parece- encabezará una lista de candidatos a diputados provinciales, podrá contener desde ahí a los radicales que aún no se fueron.

 

Sebastián Granata

 

 

También está la necesidad

Pero mientras esto sucede, el socialismo acuerda sin tapujos con el macrismo rosarino para conseguir las ordenanzas que necesita. Ahí se terminan los enfrentamientos que son cada vez más reiterados y subidos de tono por los medios y redes sociales. Así fue como en esta semana los concejales del oficialismo le votaron al PRO la baja en los impuestos municipales en la boleta del gas. Estaban cumpliendo el compromiso que habían suscripto tácitamente cuando los ediles de Cambiemos prestaron sus votos para ceder más facultades a la intendenta Mónica Fein para aumentar el boleto de colectivos. Así, mientras que el municipio dejará de recaudar 41 millones de pesos por la alícuota que se quita al gas, pasará a engrosar los fondos para el transporte urbano en unos 368 millones de pesos.

Por eso es muy difícil imaginar cualquier tipo de entente electoral que junte a socialistas con peronistas de cara al 2019. Sistemáticamente, el Frente Progresista ha privilegiado a Cambiemos en sus acuerdos, antes que recostarse en el interbloque peronista o en Ciudad Futura. Por lo cual, el hipotético frente antimacrista es sólo una quimera. Ni la más furibunda oposición a las políticas de Macri podrá superar las desconfianzas mutuas entre las fuerzas del "campo popular".

Por eso también Bonfatti se vió sorprendido el 20 de junio al pie del Monumento a la Bandera cuando mientras esgrimía todo tipo de críticas al gobierno nacional, una movilera de televisión le recordó: "Pero ustedes al principio apoyaban". Después de ponerse pálido, el ex gobernador negó con la cabeza y dio por terminada la entrevista.

 

En punto muerto

A medida que se acerca la campaña electoral para las elecciones del año próximo, los acuerdos para temas centrales de la provincia se van complicando. Así, no sólo el gobernador Lifschitz se está quedando sin la reforma constitucional y sin reelección; sino que tampoco prospera la demagógica ley de narcomenudeo mediante la cual el establishment político santafesino pretende hacer creer a la gente que se terminarán la comercialzación de estupefacientes y las balaceras contra domicilios de jueces y policías que investigaron a las bandas narcocriminales. Si toda la expectativa y las críticas se depositan en la ley y en la Justicia, se evita hablar de la fuerte connivencia policial con el narcotráfico. Y si se evita hablar de eso, no se discute la responsabilidad política en la conducción de la fuerza. Ergo, los culpables siempre son otros.

Pero otro acuerdo que quedó suspendido en el aire no es tan público. Esta semana fracasó la sesión del Senado que debía tratar lo del narcomenudeo porque el Frente Progresista y el peronismo se están pasando facturas mutuas. Los primeros quieren que la Cámara alta trate de una vez por todas la autorización para un endeudamiento de 500 millones de dólares para la provincia; y los segundos pretenden que el oficialismo provincial acompañe el proyecto de emergencia tarifaria energética que presentó el PJ y que pone a la estatal EPE bajo la lupa. 

Por ahora no hay acuerdo y el receso de invierno ya comenzó. Pero una vez que termine los legisladores volverán a las sesiones con el cronograma electoral 2019 mucho más cercano. Y eso, se sabe, siempre complica más las discusiones ordinarias.