¡Estamos aislados del mundo! ¡Uy, perdón, quise decir “del mundial”! Bueno, sabrán disculparme la errata y el errato, y comprenderán que después de doce años en los que nos hicieron creer que estábamos aislados del mundo, yo lo repita cual sapo amarillo o loro globoleño.

Pero además, no por ser falso deja de ser cierto (paradoja de estos tiempos macrirulos, deudorulos y posverdaderos) que quedarse fuera del Mundial  es una mala señal para nuestros acreedores universales de todo tipo y factor. Porque nuestros jugadores valen, se cotizan en el mercado. Y si perdemos, valen menos. Y si valen menos, no se los pueden llevar como parte de pago. 

Si algún codeudor o su respectiva concuñada que lo votó y aún no se arrepintió cree que exagero, revise por favor las formaciones de selecciones europeas  y verá  la cantidad significante de jugadores de origen deudor, nacionalizados o confiscados, ellos, o quizá sus padres o abuelos, como mercancía o como “pagaré”, ahora, hace 20 años o hace unos siglos. 

La deuda es la deuda,  y al revés que el fútbol, no suele dar revancha. Es inimaginable que los acreedores de hace 40 años hoy sean deudores y viceversa. Podría jugarse un “Mundial de deuda” en Grecia, o en nuestro país, claro que sí, pero ni aun en este último caso haríamos de locales. Tendríamos que pagar las entradas carísimas, para lo cual, ya pueden imaginarlo, nuestro Sumo Maurifice y su Ministro de Evasienda emitirían unos bonos Pelotubac (en homenaje a la pelota, símbolo del fútbol), renovables cada 4 años, a tasa croata.

Pero, como dijeron los italianos en tiempos de Diego ¡Siamo Fuori!, ellos, que podrían haberse mandado un relato fellinesco de aquellos, optaron por la realidad. De la misma manera, nuestros Autoritarios Electos podrían haberse sincerado, esta vez sí, y decir “Lo peor ya pasó”. 

¡Justo una vez que era verdad, no lo dicen! 

En serio, queridos codeudores y codeudoras, nos llaman a ser optimistas cada vez que está por llegar una desgracia y no nos consuelan, en cambio, cuando ésta, redimible en 4 años, pero dolorosa y dolarosa para quienes se apasionan por el tema, acaeció franca y francesamente, sobre nuestros tres palos (en este caso, no verdes).

O será que para ellos (si usted es del Grupete Supremo, lea “nosotros”; si no, es “ellos”), perder está muy bien, no es ningún problema. Por el contrario, es una manera de mostrarles fortaleza a los acreedores.

¿Suena raro? Puede ser, raro, pero no dejaría de ser coherente. Pareciera ser que la Banda Amarilla, en un alarde de creatividad suprema, llegó a la conclusión de que la mejor manera de mostrarse fuertes ante los acreedores es mostrándose débiles, impotentes, casi ineptos a la hora de parar las corridas, ya sea de los jugadores franceses o de la divisa norteamericana.

¿Cómo podría la debilidad, la inexpertise, la “indolarencia” ser por extraña paradoja un símbolo de confianza y fortaleza? No lo sé yo, no lo sabe usted, ni ellos. 

Pero a ellos no les importa saber.

No necesitan saber. Con “prometer y después vemos” les alcanza y cobra. Perdón, quise decir “les alcanza y sobra”.

Porque además saben que los acreedores se las saben casi todas. Nosotros sabemos “gambetear los pagos”, “eludir los vencimientos” y “retener la pelota”, pero ellos son los dueños del VAR, que no es la inicial de ¡Vamos, Argentina! sino de “Volvemos a Reendeudarlos”.

Y entonces, que nos mostremos “flojitos” en la cancha o el mercado no quiere decir que “No les vamos a pagar” sino, por el contrario, que “solamente les vamos a pagar, así sea lo único que podamos hacer en el mundo”.

Los despidos masivos o de sintonía fina (son igualmente despidos, e igualmente nefastos), la devaluación de la alegría (no era “revolución, muchachos, oyeron mal), la recesión que confirma la regla, son parte del plan. También lo son los hinchas y las hinchos en Rusia, en la tribuna, sufriendo minuto a minuto en tanto aumentaba el saldo de sus tarjetas de crédito en el rubro “compras en el exterior”, y el pueblo acá, viendo deslizar el precio del pan hacia la estratosfera (y esta vez es cierto, no como en la utopía menemista de esos viajes dignos de Toy Story, al infinito y más allá). Todos y todas son/somos parte de un mismo plan, de ajuste y de asuste hacia adentro y de muestra gratis hacia afuera.

“¡Ganamos contra Nigeria, echamos gente de Télam, perdemos contra Francia, aumentamos la nafta!” Extraña consigna, pero ellos creen que funciona. 

Quizás hayan visto algunos documentales de los peores tiempos de la historia, cuando la dictadura quiso mostrarle a la FIFA que eran capaces de organizar el mundial de fútbol y les haya gustado la idea: “Vamos a mostrarles a los acreedores quiénes somos”.

¿O será todo una gran simulación, una escena con presupuesto digno de Cameron y guion de Jaime DB, digamos un “Sudatanic” que va derecho al iceberg, para que el FMI entre gratis al cine, pero le dé una propina a los acomodadores, al mejor estilo Lilita?

La verdad: no hace falta nada de eso. Ellos saben bien quiénes son ustedes. Y por eso “hacen como que les prestan plata”. ¿Vio cómo lo del “falso 9”? ¡Bueno, así!  Y la tienen a Lagarde de delantera.

Lamentablemente, parte de “nosotros” parece que todavía no vio el partido. Y para esto, no hay VAR que valga.

@humoristarudy