Guillermo O’Donnell ha sido el politólogo más importante de la historia argentina, y es difícil encontrar en las ciencias sociales latinoamericanas una trascendencia y un reconocimiento tan amplio como los que O’Donnell ha conocido. En los últimos 40 años su obra ha marcado el rumbo y la agenda de gran parte de la actividad académica y del análisis político en la región. 

En un primer momento de su carrera, en los ‘70, estudió lo que llamó el “autoritarismo burocrático”. Ante la (im)posibilidad de la democracia política en América Latina (y particularmente en Argentina), diseccionó al autoritarismo (político y cultural) a la vez que realizó una importante sistematización teórica sobre el Estado como forma de dominación. 

En los ‘80 y ‘90 estudió la democratización y los déficits de funcionamiento de las democracias en países no desarrollados. Aunque la realidad que más lo influía era la regional, sus ideas fueron capaces de viajar en el tiempo y el espacio. Para O’Donnell los caminos hacia la democracia son múltiples y contingentes, y así también lo son los resultados, y consecuentemente, los funcionamientos efectivos de las democracias resultantes. En algunos textos emblemáticos, la preocupación se concentra en la ausencia o deficiencia de mecanismos institucionalizados para controlar a los gobernantes o para generar acuerdos amplios. Por ejemplo, su concepto de “democracia delegativa” ha sorteado con creces los límites del ámbito académico.

En un tercer momento de su carrera, o mejor dicho, en el tercer núcleo de su pensamiento, desde mediados de los ‘90, su foco principal se corre hacia la ciudadanía, la pobreza y los derechos humanos (aunque en interrelación con el Estado y el régimen democrático). Esta profunda articulación teórica, condensada en su último libro Democracia, agencia y estado, es además una guía para pensar y solucionar importantes problemas políticos actuales.

Guillermo O’Donnell fue un académico a la vez desafiante y constructor. Su producción ha estado, por un lado, destinada a remover críticamente varios cimientos del saber establecido, y por otro, sus aproximaciones han construido un bagaje teórico y conceptual nuevo, produciendo grandes avances en el conocimiento social y político a nivel mundial.

Para los politólogos latinoamericanos, Guillermo O’Donnell es parte de la identidad constitutiva de la profesión y de la comunidad científica. Para el resto de los científicos sociales es un referente que ha sabido conjugar las teorías universales con la realidad regional, y la rigurosidad científica con criterios normativos y valores morales acerca de cómo funciona el mundo de la política. 

O’Donnell nació en Buenos Aires en 1936. Además de haber enseñado e investigado en varias universidades en Argentina, Brasil y Estados Unidos, fue también un constructor de instituciones. En 1975 fundó el CEDES, en 1983 fue el primer director-fundador del centro de estudios latinoamericanos más importante de Estados Unidos. Fue presidente de la International Political Science Association (IPSA) y vicepresidente de la American Political Science Association (APSA). En 2015, cuatro años después de su muerte, el Congreso de la Nación Argentina sancionó una ley que establece el día de su muerte, el 29 de noviembre, como el Día Nacional del Politólogo.

 

Martín D'Alessandro:  (Presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político)