En un reconocimiento de la situación de emergencia alimentaria por la que pasan miles de familias –y del más difícil panorama que traerá el ajuste acordado con el FMI–, la gobernadora María Eugenia Vidal anunció un refuerzo en la asistencia social de la provincia. El paquete, por 318 millones de pesos de aquí a fin de año, consiste en una suba del 15 por ciento del plan Más Vida, una tarjeta para mil comedores de la provincia con un monto de 5 mil pesos y la inclusión de 18 nuevos municipios en el programa Un vaso de leche por día. “La inflación ha tenido un impacto mayor al esperado y es por eso que queremos fortalecer las políticas alimentarias del gobierno de la provincia”, dijo Vidal. Movimientos sociales y especialistas advirtieron que el Gobierno debe redefinir su política económica.
“Es una ayuda insuficiente, pero que por sobre todo viene acompañada de un recorte en la obra pública que afecta el empleo. Es decir que están recortando un cien en obra pública y aumentan un diez en asistencia alimentaria. Las cuentas no cierran”, sostuvo Daniel Menéndez, coordinador de Barrios de Pie.
El economista Hernán Letcher, titular del CEPA, marcó que en el anuncio de Vidal “hay un intento de ocultar una política central del gobierno, el ajuste, detrás de una medida que es esencialmente cosmética”.
“Frente a la evolución de la economía, la decisión del gobierno no es modificar la política económica que genera el vuelco de las familias a los comedores populares, sino atender a los comedores. Están paliando la crisis con alimentos para evitar la conflictividad social, pero no hay una revisión del rumbo de la política económica”, agregó.
Con el refuerzo, a partir de agosto cada jefe de familia beneficiario del programa Más vida pasará de cobrar 390 pesos a cobrar 448. El módulo por hijo, actualmente de 273 pesos, ascenderá a 314. En el territorio bonaerense hay 600 mil beneficiarios de este programa.
En cuanto a los comedores populares, mil de ellos accederán a una tarjeta para gastos de alimentos o artículos de limpieza, por el valor inicial de 5 mil pesos.
“Parece que María Eugenia Vidal no está muy al tanto de los precios que se ven actualmente en las góndolas. No tienen ni idea de que con cinco mil pesos no se compra ni lo necesario para sostener una sola familia. Mucho menos para afrontar los gastos que implica sostener comedores a los que se acercan miles de personas en todo el país”, comentó Menéndez.
Dina Sánchez, del Frente Darío Santillán, apuntó que “el Gobierno sólo ofrece parches cuando lo que necesitamos son políticas estructurales y efectivas para los sectores más castigados por las políticas de este gobierno. Un kilo de carne por día para los comedores que hoy están desbordados muestra la insensibilidad de la gobernadora”.
Desde el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Marianela Navarro consideró que “el anuncio es totalmente insuficiente para la grave crisis que se vive en el conurbano bonaerense. Tan sólo nuestra organización social cuenta con alrededor de 200 comedores en el conurbano, por tanto no es posible y no es aceptable que la única política que tenga la gobernadora sea un anuncio de estas características, mientras que los sectores populares han perdido un gran poder adquisitivo en lo que va de su gestión y los salarios promedio no llega a la canasta básica”. Y advirtió: “No queremos un país donde el único destino para las familias pobres sea recurrir a los comedores comunitarios para sobrevivir”.
En los últimos dos meses, la recesión y la suba de los precios de los alimentos aumentaron drásticamente la demanda en los comedores populares del conurbano, según datos aportados por intendentes de la oposición. En Esteban Echeverría, municipio gobernado por Fernando Gray, pasaron de repartir entre 12 y 15 bolsones de alimentos diarios –en 2015– a 600 bolsones por día. En La Matanza, Verónica Magario anunció que el municipio extenderá el servicio alimentario a los colegios secundarios, debido a que a un cuarto de los adolescentes le falta una de las comidas diarias. En Avellaneda, la intendencia de Jorge Ferraresi pasó de proveer comida a 300 personas, a fines de 2015, a tener hoy 14 mil asistidos.
Otro reflejo de la crisis es la vuelta del trueque como estrategia para conseguir alimentos. En estos encuentros, que se vienen multiplicando en los barrios, apoyados en el uso de las redes sociales, la gente intercambia ropa que ya no usa o elementos de la casa por mercadería.
La asistencia a comedores barriales ya venía en aumento el año pasado. Según el Barómetro de Deuda Social de la Infancia, de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 37,7 por ciento de los niños del conurbano se alimenta en comedores, de acuerdo a datos relevados en 2017, cuando ya la tendencia estaba en suba.
Otros estudios muestran que un plan social hoy permite comprar la mitad de los alimentos que su equivalente a finales de 2015 (CEPA, La cuestión social, julio 2018). El centro de estudios midió el poder de compra de las ayudas sociales en base a una canasta de alimentos básicos. Al final del gobierno anterior, un plan equivalía a 7,27 canastas de alimentos esenciales. Los ingresos que aporta actualmente un programa permiten, en cambio, adquirir solo 4,77 canastas básicas. Los valores actuales son aún más bajos que los registrados cuando estalló la crisis de 2001.