En un contexto de pérdida de puestos de trabajo, tarifazos, inflación en alza, dólar imparable, recesión y crisis financiera, hoy más de 6300 personas viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, mil personas más que el último semestre del año pasado. Los datos surgen de un relevamiento realizado por la ONG Proyecto 7 tras un recorrido que realizaron sus voluntarios para poder actualizar los datos que son ninguneados desde el gobierno porteño.

El recorrido por los barrios se realizó en distintos horarios durante las mañanas, los mediodías, las tardes, las noches y las madrugadas durante el mes de junio y dio como resultado que son 6300 personas las que viven en situación de calle aunque el Gobierno porteño dice que son 1091, unas 20 más que en el 2017.

“Por la explosión que hubo me recuerda mucho al 2001”, dijo Horacio Avila, referente de Proyecto 7, una organización no gubernamental integrada por personas que atravesaron o pasan situación de calle y que surgió justamente en 2003, luego de la crisis socioeconómica más despiadada que sufrió la Argentina desde el regreso de la democracia. “Hay muchas imágenes que me recuerdan al 2001, como la gente comiendo de los tachos de basura, haciendo cola en los lugares de hamburguesas, esperando que cierren para ver qué pueden comer. Sumado a la cuestión del cartoneo, pero no del cartoneo organizado con carros y pecheras, sino de la gente que sale con bolsas para ver qué puede recolectar en los tachos de basura y en la calle misma, para venderlo y tal vez comprar pan o alguna leche. Son todas imágenes que me retrotraen al 2001. No por el número específicamente sino por la explosión. En 2001 parecía que la gente salía de las baldosas y empezaba a transitar la calle y en este momento se ve algo parecido”, agregó. 

Este relevamiento que desde hace años vienen haciendo desde Proyecto 7, dio un resultado muy dispar a lo que son los números oficiales que fueron comunicados desde el Ministerio de Desarrollo y Hábitat de la Ciudad.  Según el relevamiento oficial, las personas en situación de calle son 1091, de las cuales 78 por ciento son varones y la mayoría de ellas están en los barrios de Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución, en Balvanera y San Cristóbal, y en Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios. 

El 83 por ciento tiene entre 19 y 64 años y el 72 por ciento vive en la calle desde hace más de un año. 

“La diferencia que encontramos es enorme. Ya el año pasado habían dicho que había 1070 personas en situación de calle, lo cual implica dos cosas: una que no han podido resolver nada y otra es que les ha aumentado en 21 personas, si esto fuera real. Pero todos los números que da el Gobierno de la Ciudad son contradictorios, porque según ellos hay 1091 personas, pero a su vez tienen dispositivos con albergues de una plaza para 2000 personas. Y además, abren tres dispositivos temporales por el Operativo Frío entre mayo y agosto, que son tres polideportivos. Los lugares están colmados de gente y no hay capacidad de albergue. Si hay 1091 y tengo 2000 para albergar, les estarían sobrando casi 1000 plazas, entonces no estarían necesitando los dispositivos temporales. Además, sabemos que el gobierno porteño hizo una licitación por alrededor de cinco mil colchones para el Operativo Frío. O sea, ¿se necesitan cinco mil colchones para 1091 personas? Son números contradictorios. Hay una diferencia enorme entre lo que nosotros evaluamos en un trabajo muy profundo en diferencia al conteo que hizo el Gobierno de la Ciudad en un día”, cuestionó Avila. 

Para Proyecto 7, en la diferencia entre el último semestre del año pasado y este primero, hay más de 1000 personas. “Es muchísima gente pero entendiendo que hubo un crecimiento muy importante en este último semestre donde se vio más la repercusión de las medidas económicas que se tomaron inclusive el año pasado. La realidad es que hay medidas económicas que se toman y tienen un efecto a un plazo más mediano o más largo, y este año se ve claramente cómo esas personas que iban haciendo lo que podían para sobrevivir, hoy terminaron en la calle”.

Una de las características más llamativas de estos últimos tiempos y que puede verse a simple vista si se transita la ciudad sin mirar para otro lado, es el incremento de las familias que habitan en distintos espacios públicos.

“Pudimos ver un incremento importante de familias en este último semestre, con gente que inclusive nunca estuvo en la calle y que quedó fuera del sistema en consecuencia de las medidas económicas”, enfatizó Avila en diálogo con PáginaI12. 

Para Avila parte de esta problemática se debe a la pérdida del trabajo formal y no formal, la pérdida de las changas y los trabajos temporales, el incremento de los alquileres y la suba drástica de los servicios.

“Se dio un incremento bastante importante y cualquiera que transite la Ciudad de Buenos Aires puede ver que hay muchísima gente en todos los barrios y en los distintos puntos, más allá de los barrios emblemáticos con gente en la calle como son Once, Congreso y Constitución. Todos los barrios periféricos están teniendo muchas ranchadas que antes por ahí no se veían”, agregó. 

Para el antropólogo social e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Santiago Bachiller, cada vez que Argentina entró en una crisis impactó en los indicadores de pobreza y eso se tradujo en las cifras de personas en situación de calle. 

“Con la devaluación de 2002 hubo un aumento de pobreza en el país que se manifestó también en el engrosamiento de lo que serían las filas de las personas en situación de calle, además de los problemas específicamente habitacionales y los desalojos. Por suerte la escala no es la misma, pero sí estamos observando esta correlación de lo que son problemas de mercado de trabajo y problemas de vivienda, con respecto a la expansión de las personas en situación de calle que se vive hoy”, analizó Bachiller en diálogo con este diario. 

Bachiller, además, aseguró que desconfía de los registros del gobierno porteño porque “es una población muy difícil de contabilizar y las personas en situación de calle están invisibilizadas por las estadísticas oficiales”. “Les tengo desconfianza a las estadísticas oficiales porque los políticos siempre intentan reducir el número de población en situación de calle para evitar el impacto mediático, para eso apelan por un lado a definiciones restringidas. En Europa toman en cuenta lo que es la infravivienda: asentamientos, villas, inquilinatos, ocupación de edificios,  y acá la definición es mucho más restringida. Y después hay cuestiones propias del recuento, la cantidad de personas que hacen esa tarea es bastante reducida. Con un número importante de gente te permite peinar las distintas manzanas de la ciudad de una forma más exhaustiva”, agregó. 

Según Bachiller, la ONG Médicos del Mundo, en 2017, habló de unas 16 mil personas en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires entre quienes incluían a inquilinos de hoteles, gente que ocupa inmuebles, la gente que está en la cárcel y por salir.

Si bien cada una de las personas que está en situación de calle tiene su propia historia, cada una es particular y tiene sus características, según el antropólogo, hoy son varias las razones que podrían considerarse para entender esto que está pasando y que va en aumento.

“Son muchas las cuestiones dando vueltas, el fenómeno cartonero, toda la gente que llega de provincia buscando y subsistiendo de lo que recolecta de la basura. Esa gente tiene una infravivienda pero se queda un par de noches pernoctando en la ciudad. Además, hay otro tema y que está muy invisibilizado, que es la gente que procede de las villas miserias que está siendo desplazada porque no puede pagar el alquiler. Y dentro de las mismas villas hay como dos grandes grupos poblacionales de gente en situación de calle, uno son todos los jóvenes consumidores de pasta base y paco, que eso no se va a ver en un recuento censal nocturno, porque no entran a contabilizar dentro de las villas. Y el otro gran número son esas familias que están siendo desplazadas de los alquileres informales que terminan viviendo en el espacio público”, precisó. 

Y como último punto destacó, Bachiller subrayó “las dificultades que hay para ocupar suelo” porque “históricamente los sectores populares en Argentina, a diferencia de Europa, resolvieron sus emergencias habitacionales tomando suelo y construyendo infraviviendas, todo eso se hizo cada vez más difícil en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires porque cada vez hay menos superficie ocupable”. 

“Primero porque el Estado tiene un control más firme a diferencia de otras épocas por la competencia y el uso del suelo, donde hay que hacer una correlación con la expansión de barrios cerrados e incluso de superficies urbanas como con el Procrear. Todo eso encarece el suelo y genera dificultades a la hora de pensar en la toma de tierra como una válvula de escape ante lo que son las dificultades habitacionales”, explicó.   

En la Ciudad de Buenos Aires hay una línea telefónica 108 que, a través del programa Buenos Aires Presente (BAP) y la Dirección General de Niñez, brinda asistencia social a las personas que se encuentren en situación de calle. Un grupo de 700 personas entre profesionales de la psicología, trabajadores y operadores sociales recorre las 24 horas todos los días, atendiendo, orientando y acercando a las personas y familias en situación de calle a los 27 dispositivos de alojamiento con los que cuenta la Ciudad. En estos paradores según informa el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat se les brinda atención social y acompañamiento profesional, elementos de higiene personal, ducha, ropa, comida y cama. Y estos operativos se intensifican entre junio y agosto por las bajas temperaturas en lo que denominan Operativo Frío.

Las personas en situación de calle pertenecen a uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. Cada persona es atravesada por una historia y una realidad que les sustrae la dignidad personal y el derecho a un techo que los proteja de la adversidad. La norma de la Ciudad establece que se “ofrezca contención a las familias en situación de calle o en riesgo de llegar a esas circunstancias, a hacer un seguimiento y brindar una solución definitiva”, pero la realidad es mucho más dura, más cruel y menos romántica de lo que hay entre un debe y un haber. Más allá de los fallos que pueden tener los conteos oculares o relevamientos, es evidente que hay un incremento y se ve en las crudas imágenes cuando se recorre la Ciudad de Buenos Aires.