El estreno de la cuarta temporada de Sr. Avila coincide con un aniversario especial para la pata latinoamericana de HBO: se cumplen quince años desde que la empresa comenzó a producir contenidos locales. “Las intenciones siguen siendo las mismas que en aquel momento: contar historias que no existirían si no fuera por nosotros”, dice el brasileño Roberto Rios, Roberto Rios, CVP de Producción Original de HBO Latin America. “Hace quince años, nuestra pantalla tenía contenido de gran calidad como The Sopranos, Six Feet Under o The Wire, pero era generado desde afuera. Mi jefe de ese momento, Luis Perazza, insistía en que teníamos que producir contenido local. Queríamos reproducir el mismo principio creativo que habían generado esas series: una voz muy original, que cada episodio fuera un elemento narrativo genuino... Nuestra suerte fue que muchos cineastas eran fanáticos de las series de HBO, entonces sabían exactamente lo que queríamos. Entonces, muy rápidamente salió Epitafios, que trabajamos con Adrián Suar y los hermanos Slavich, que son los autores también de Sr. Avila. Enseguida en Brasil hicimos Mandrake y después Hijos del carnaval. Fue menos ‘doloroso’ de lo que habíamos anticipado, porque no había nada; entonces, fue como construir puentes en un mundo en el que la gente cruzaba en barcos: la idea del puente era completamente nueva”.

Quince años después, el panorama ha cambiado. Aparecieron nuevos (y poderosos) competidores como Netflix, que también produce en la región, pero según Rios HBO juega con ventaja: “Hoy también estamos trabajando con un talento que tiene 30 años y que era adolescente cuando arrancamos. Eso nos permite renovarnos y encontrar historias diferentes. Hemos generado un mundo en el que las ideas prosperan por sí mismas. Tenemos más recursos económicos y más equipos, y eso nos permite producir más horas”. ¿Y cómo se logra atraer a un público tan diverso como el de los países latinoamericanos? Rios asegura que “lo que es genuino, es universal; lo que es falso es lo que no viaja”.” Si ves en Francia a un tipo que toca jazz pero le incorpora algo personal, funciona; si suena igual que uno de Nueva Orleáns, no. Si ves una banda de covers, no te emocionas. Y eso se aplica a un universo de cosas. Obviamente, ayuda mucho el reconocimiento local, ver la esquina de tu barrio representada. Pero no es lo único, porque si no nunca veríamos una película italiana o una telenovela turca. Entiendo que hay una percepción global de que se puede generar contenido en otro lado que no sea Hollywood, especialmente para televisión”, afirma.