El Papa Francisco recibió la renuncia del cardenal Theodore McCarrick al sacro colegio cardenalicio. El arzobispo emérito de Washington, de 88 años, arrastra denuncias por abuso sexual. Su historial abarcaría el último medio siglo, cuando era un cura en Nueva York. Jorge Bergoglio “dispuso su suspensión en el ejercicio de cualquier ministerio público, así como la obligación de que permanezca en una casa que le será asignada para una vida de oración y penitencia", según informó el Vaticano.

El cardenal, que por su edad no puede votar en un cónclave (el límite es 80 años), negó las acusaciones, que el arzobispado neoyorquino definió hace un mes como “fundamentadas” y “creíbles”. De allí la orden del Papa argentino a su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin para que McCarick dejara el servicio.

Hace una semana, un hombre aseguró a The New York Times que McCarrick abusó de él cuando era menor, un episodio del cual guardó silencio durante cuarenta años. McCarrick fue creado cardenal por Juan Pablo II formó parte del cónclave de 2005, que eligió Papa a Josef Ratzinger, la mano derecha del pontífice polaco, que tomó el nombre de Benedicto XVI.

La Iglesia norteamericana tiene un largo historial en materia de denuncias por abuso. El caso más conocido es el de los curas violadores de la arquidiócesis de Boston. El caso fue desnudado por el diario Boston Globe en 2002, en una investigación que valió el premio Pulitzer y derivó en el film Spotlight, ganador del Oscar. Mientras el arzobispo Bernard Law quedaba manchado por el escándalo, su sucesor, Seán O´Malley, afrontó los juicios contra la arquidiócesis.

Justamente, sobre el caso de McCarrick, O’Malley ha dicho en la últimas horas que las acciones imputadas “son moralmente inaceptables e incompatibles con el papel de un sacerdote, obispo o cardenal”. Además, pidió “una política fuerte e integral para abordar las violaciones de los obispos de los votos de celibato en casos de abuso criminal de menores y en casos que involucran a adultos”.